Por
  • Mariano Gállego Palacios

Los gritos del silencio y los folios en blanco

Protestas en China ante las medidas anticovid.
Los gritos del silencio y los folios en blanco
EFE/EPA/MARK R. CRISTINO

No hay desafío para el escritor como el del folio en blanco. 

Terrorífico en su vacío, el pliego te interroga para conocer qué quieres contar, qué vas a seleccionar de la panoplia de ideas, si es que por fin se te ocurre alguna. Entre la amplia gama de posibilidades uno elige no sin esfuerzo el asunto a disertar guiado por cierta inquietud intelectual y amparado, al menos en esta parte del globo, por la libertad de expresión. Pero hay lugares y ocasiones, como ocurre estos días en China, en los que la hoja en blanco se convierte en sí misma en un grito, en un clamor, en un mensaje... Muchos jóvenes chinos han elegido este medio –que tiene sus orígenes en las manifestaciones de Hong Kong en 2020 contra las nuevas leyes de seguridad nacional– para protestar por la severa política anticovid gubernamental, a la que se achaca la muerte de diez personas en el incendio de una vivienda confinada por las rigurosas restricciones impuestas a cuenta de la pandemia. Los pacíficos desplantes contienen también un desafío a la censura institucional, que reprime cualquier mensaje que se salga de la línea oficial marcada por las autoridades. ¿Cómo van a detener a alguien por exhibir callado y brazos en alto un cartel en el que no pone nada? Mucho sentido para un mero folio en blanco.

Algo parecido ocurre con el silencio. El ruido lo llena todo. En la esfera política nacional nos hemos acostumbrado al barullo y los improperios. En la gran ciudad, los urbanitas soportamos el rugido constante del tráfico. Y en la personal, las redes sociales y la hiperconectividad tecnológica permanente dejan poco espacio a momentos callados, imprescindibles para sobrevivir y reflexionar. Pero se puede protestar en silencio, como los futbolistas del equipo de Irán en el Mundial de Catar, que se negaron a cantar el himno del país en la previa del encuentro ante Inglaterra. Su gesto era una forma de protesta por la muerte a golpes de Masha Amini, la joven de 22 años detenida por llevar mal puesto el velo y vestir unos pantalones demasiados ceñidos.

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