Escribir en los periódicos

José Ortega y Gasset, todo un catedrático de Metafísica, se salió del carril académico para escribir en los periódicos. 

Para un exquisito pope universitario, esto suponía abandonar su torre de marfil y avenirse a mezclar su privilegiada capacidad analítica con noticias efímeras, crónicas y reportajes. El pensador madrileño se convirtió en ‘filósofo en la plazuela’. Su ejemplo cundió y abrió camino para que otros compatibilizaran la cátedra (y demás púlpitos relevantes) con la columna periodística.

A lo largo de sus 127 años, HERALDO DE ARAGÓN ha acogido a muchas de estas figuras del pensamiento, incluido el propio Ortega, que dieron cuenta de su talento en el papel prensa. Profesores y profesionales de prestigio se han mostrado tan entusiastas con el periodismo ilustrado y la pedagogía amplia como con las clases magistrales y las publicaciones científicas. En los últimos meses, hemos perdido a tres de estos polímatas que fueron tan fértiles en las aulas o los centros de poder como en las páginas de este periódico: los catedráticos Ángel Cristóbal Montes (Derecho) y José Luis Rodríguez García (Filosofía), y el exconsejero Francisco Bono.

El jurista zaragozano, al que la actividad política le distrajo de su vocación por el pensamiento, ejecutó un diálogo constante con las propuestas más relevantes de la filosofía y de las ciencias sociales para hacer su contribución a la comprensión tanto de la democracia liberal como del devenir democrático de España. Con una prosa de estilo elevado, se esforzó en producir algunas de las páginas más relevantes de la reflexión política que esta tierra ha dado en las últimas décadas. En sus artículos condensó sus más de cuarenta libros de derecho, filosofía y política, siempre subido a hombros de gigantes: desde los clásicos (Rousseau, Voltaire o Locke) a los modernos (Sartori, Rawls o Fukuyama).

José Luis Rodríguez fue un intelectual polifacético: pensador, ensayista, novelista, poeta, autor de canciones y profesor universitario que dejó huellas tan relevantes como el impulso fundamental a la prestigiosa editorial Prensas de la Universidad de Zaragoza. Firmó una obra filosófica y literaria tan variada como personal. En sus cincuenta títulos destacan ensayos sobre Sartre, Marx, Camus o Hölderlin. También publicó ficción y, sobre todo, una veintena de libros de poesía. En sus artículos en HERALDO destacó por su capacidad para relacionar la circunstancia histórica y la cotidiana con cuestiones clásicas de la filosofía. Ayudó a convertir las páginas del periódico en espacio de reflexión.

Paco Bono, que por dos veces se afanó como consejero del Gobierno de Aragón, fue uno de los economistas que más ha hecho por la construcción del Aragón contemporáneo en las múltiples instituciones en las que trabajó: desde Ibercaja a la Universidad pasando por varias empresas emblemáticas como Aramón. A pesar de esta extensa actividad, llevó su vocación docente más allá de las aulas y siempre tuvo un gran empeño en realizar análisis de la actualidad económica en los medios de comunicación. Su primer artículo en HERALDO, ‘Hacia una moneda europea’, fue publicado en 1970. Su último mensaje a la sección de Opinión llegó pocos días antes de su muerte: "Llevo mucho retraso en enviar artículos y aún tardaré algo, debido a unos problemas de salud. Creo que voy recuperándome bien así que, cuando pase un tiempo, retomaré la actividad".

Jürgen Habermas, quizá el filósofo europeo más influyente en las últimas décadas, ha definido la historia como un "proceso de aprendizaje colectivo", como un listado de problemas ya resueltos y de incógnitas por resolver. Ángel Cristóbal Montes, José Luis Rodríguez y Francisco Bono han realizado desde Aragón, con tanta lucidez como discreción, una valiosa aportación a este aprendizaje colectivo.