Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

El caudillismo erosiona el orden liberal

Giorgia Meloni, triunfadora de las elecciones en Italia.
Giorgia Meloni, triunfadora de las elecciones en Italia.
Oliver Weiken / DPA

Todas las democracias liberales sufren desafección. 

El proceso suele ser tan reiterativo como el clásico esquema literario. Planteamiento: la mayoría de los ciudadanos votan con confianza en cada cita electoral. Nudo: los gobernantes les defraudan durante su mandato. Desenlace: la gente vota a un candidato nuevo con la esperanza de que este no les decepcione. Italia es ejemplo paradigmático de esta inestabilidad: ha tenido 70 gobiernos en menos de 80 años. En las dos últimas décadas ha fagocitado alternativamente a tecnócratas como Prodi, Monti o Draghi, y a populistas como Berlusconi, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo o Salvini. Ahora le llega el turno a otra populista, la última novedad surgida en el escenario política transalpino: la ultra Giorgia Meloni.

Las dificultades de los partidos tradicionales para atender las demandas de los ciudadanos en un mundo globalizado y digitalizado vienen abriendo la puerta a protofascistas como Trump (EE. UU.), Orban (Hungría), Duterte (Filipinas), Erdogan (Turquía), Bolsonaro (Brasil)… Y Meloni. De esta forma, el caudillismo erosiona lentamente al liberalismo. Sin embargo, ninguna buena causa, ningún proyecto inclusivo y liberador puede nacer del discurso del odio, del nacionalismo identitario y de la polarización de la sociedad. La democracia permite cambiar actores, pero no hay soluciones sencillas para problemas complejos. Los atajos en las urnas llevan a entregar el poder a grupos populistas que pueden convertir a los países y a sus habitantes en simples rehenes.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión