Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Narciso no escucha

Narciso no escucha
Narciso no escucha
HERALDO

La querencia por la abstracción y el ensimismamiento ha hecho que con frecuencia se haya acusado a los filósofos de haberse enclaustrado en la academia y en su metalenguaje. 

Así fue, efectivamente, hasta finales del siglo XX. Sin embargo, las últimas décadas han supuesto el advenimiento en Occidente de una generación de pensadores ‘rock star’: desde el esloveno Zizek al estadounidense Sandel, pasando por el español Fernando Savater. En este refulgente estrellato filosófico, acaso sea el alemán de origen surcoreano Byung-Chul Han quien más brilla en la actualidad.

El primer cara a cara en el Senado de Sánchez y Feijóo ha evidenciado que no se escuchan. Es otro síntoma de la crisis comunicativa

Esta generación sigue los pasos de quien, a sus 92 años, es el referente europeo en el mundo filosófico, Jürgen Habermas. Aunque ninguno ha elaborado como él una ética discursiva, todos mantienen su anhelo de interdisciplinariedad. En esta estela, el autor surcoreano acaba de presentar ‘Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia’. Es el último eslabón de una retahíla de ensayos en los que viene diseccionando las ansiedades que produce el capitalismo liberal: la explotación ha devenido autoexplotación (‘La sociedad del cansancio’), el infierno de lo igual ha aniquilado el verdadero sentido del otro (‘La agonía del Eros’), la represión ha sido sustituida por el exceso de información y de placer (‘La expulsión de lo distinto’), el entretenimiento ha sido absorbido por la imperiosa necesidad de producir (‘Buen entretenimiento’), nuestro apego hacia cosas tangibles es reemplazado por el fetichismo de la información y los datos (‘No cosas’).

Ahora, Byung-Chul Han vuelve a fijar criterio sobre algunos de los conceptos clave de nuestras sociedades digitales: el exceso de información, la aceleración, los memes, el narcisismo, las teorías conspiranoicas, la trivialización de la democracia… Especialmente interesante es su reflexión respecto al fin de la acción comunicativa. Sobre la base de que el nuevo medio de sometimiento es el ‘smartphone’ (frente al sometimiento disciplinario propio del capitalismo industrial, del que habló Foucault) explica que al publicar sin cesar información privada en un ‘escaparate móvil’ se acelera la desintegración de la esfera pública. Nos convertimos en zombis del consumo y la comunicación, en lugar de ciudadanos capacitados.

"La creciente atomización y narcisificación de la sociedad nos hace sordos a la voz del otro", dice Byung-Chul Han

Internet no forma una esfera pública, sino que fomenta una comunicación sin comunidad. En un mundo de infinitos selfis retocados, el ‘otro’ no está presente. «La crisis actual de la acción comunicativa se debe al hecho de que el ‘otro’ está en trance de desaparición», afirma Han. Se desdibuja el ‘otro’ y se define machaconamente el ‘yo’, como la imagen de Narciso sobre el agua del estanque. La ausencia del ‘otro’ supone el fin del diálogo. Y los individuos que no poseen la capacidad discursiva se aferran a sus opiniones porque, de lo contrario, su identidad se ve amenazada. Cuanto más tiempo pasan en internet, más se llena su ‘filtro burbuja’ de la información que les gusta, esa que refuerza sus creencias. Los algoritmos están ideados para afianzar su credo, nunca para ponerlo en cuestión al contrastarlo con el que no opina lo mismo. El intento de hacerles cambiar de opinión está condenado al fracaso. No oyen al otro, no le escuchan. Por eso, concluye el filósofo afincado en Berlín, "la crisis de la democracia es ante todo una crisis de escuchar".

Escuchar es un acto político en la medida que integra a las personas en un colectivo y las capacita para el discurso. La democracia es una congregación de oyentes. Si no hay escucha no se puede crear un ‘nosotros’, una comunidad que dialoga. Y si no existe una comunidad, no hay democracia.  

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