La construcción del embalse de Almudévar encara la recta final tras cuatro años de trabajos. Las obras están ejecutadas casi al 90%. Se trata de un hito para los riegos de Aragón porque es una de las tareas más importantes del Pacto del Agua, sobre todo tras los reveses judiciales sufridos por los proyectos de Biscarrués y Mularroya. El embalse será fundamental para paliar sequías como la de este año y para garantizar el riego de las 22.000 hectáreas que en el futuro entrarán en servicio en la zona de Monegros II. Los científicos advierten que el agua será un recurso cada vez más escaso y eso nos obliga a almacenarla, a extremar la calidad de la gestión, con medidas de ahorro más contundentes, y a optimizar los riegos.

Las obras de construcción han culminado el gran reto: levantar dos diques de 2,4 y 3,5 kilómetros de largo, que cierran el vaso donde se almacenarán 169 hectómetros cúbicos. La presa oeste, situada en el municipio de Huesca, está lista desde hace unos meses, y la este, en Almudévar, se acaba de terminar. Se trata de una infraestructura relevante para seguir mejorando la agricultura en la Comunidad porque el embalse dará estabilidad a Riegos del Alto Aragón, un sistema de casi 140.000 hectáreas.

Situado a 3,5 kilómetros de la confluencia de los canales de Monegros y del Cinca, el embalse lateral de regulación recogerá los excedentes de estos dos cauces. Los caudales que superen la capacidad de la cercana presa de La Sotonera y los sobrantes del Cinca se podrán almacenar así para hacer frente al déficit actual del sistema de Riegos del Alto Aragón. La Comunidad tiene que seguir avanzando en sus planes hidráulicos a través de infraestructuras que deben estar sostenidas en la viabilidad a largo plazo, adaptadas al escenario de cambio climático y ejecutadas atendiéndose a los criterios de un desarrollo rural necesitado de asentar población.