El frío invierno del descontento

Recuento de votos de las elecciones de Castilla y León.
El frío invierno del descontento.
EFE / Nacho Gallego

Cuando Aznar lanzó en la campaña de Castilla y León su seca advertencia -"no sé quién espera que lo lleven a La Moncloa (...) y para qué"-, las encuestas serias ya pronosticaban que el PP iba a ganar pero por debajo de lo que esperaba.

Unos siglos antes, Gracián ya aconsejaba cuidarse de las expectativas: "Es un chasco frecuente ver que todo lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a la altura esperada. Imaginarse las perfecciones es fácil, pero es muy difícil conseguirlas". El PP ganó el 13/F, pero quedó muy lejos de su objetivo: una mayoría amplia que le permitiera tener a Vox de soporte parlamentario pero fuera del gobierno.

La realidad se ha impuesto sobre el deseo. El voto del descontento se ha impuesto. PSOE y UP, socios de gobierno en La Moncloa, han sido castigados. Cs se ha evaporado. Vox y Soria Ya fueron los triunfadores de la noche electoral. La apertura de urnas en los pueblos de CyL señala que se produjo un trasvase de votos de Cs a Vox; Soria Ya y Unión del Pueblo Leonés diezmaron sobre todo al PSOE. Son movimientos que denotan un malestar evidente. Es una realidad compleja que debería llevar a los partidos que pierden votos a preguntarse qué motivos mueven a los ‘desertores’ a optar por modelos que cuestionan los acuerdos básicos del bipartidismo. Amenazarse con bloqueos y enredarse en cordones de doble rasero vale para un rato. Pero, si quieren superar el invierno del descontento, habrán de imponerse los programas y las propuestas concretas.

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