La vuelta a las aulas

'Vuelta a las aulas'
'Vuelta a las aulas'
Krisis'21

Bienvenidos a septiembre. 

Es lo que leemos y oímos estos días frecuentemente. Y, como todos los septiembres, comienza un nuevo curso. Este año nuestra vuelta es distinta pues hará falta tiempo para ver la evolución de la pandemia que, recuerden, sigue aquí y será la que nos marque los ritmos. Ella es nuestra maestra de ceremonias más o menos visible, menos enfática y avasalladora respecto a otros momentos, también menos mortal. Ella sigue sin embargo ahí en nuestras conversaciones, para dejar constancia de que está al acecho, estableciendo las pautas que regulan el regreso.

Comienza un curso donde casi todo parece igual, pero casi todo es diferente

Los expertos coinciden que el reto de este otoño-invierno será cómo lograr un control epidémico eficaz ante un virus de comportamiento incierto y cambiante. La vacunación va muy bien en España, pero las nuevas variantes más transmisibles nos han elevado el listón para alcanzar una inmunidad de grupo hasta un 85%-90% de la población vacunada.

Como todos los septiembres comienza el curso escolar, el tercero golpeado por la pandemia. Casi todo parece igual, pero casi todo es diferente. El virus no es el mismo: la variante delta es mucho más contagiosa que el SARS-CoV-2 original. Las principales medidas se mantienen, mascarillas, distancia social, filtros, tecnología de monitorización de CO2, y mucha ventilación, pero las ratios se relajan: podrá haber más alumnos por aula. Es evidente que esta medida es la más cara de mantener por lo que existe una mayor resistencia a conservarla. Los profesores están vacunados y buena parte de los adolescentes también, pero esto no impide por completo el contagio y los menores de 12 años aún no disponen de vacuna.

Seguirán las mascarillas, distancia social, filtros, medidores de CO2, ventilación, pero podrá haber más alumnos por aula

La evidencia actual indica que la prevalencia de covid persistente en niños es mayor de lo esperado y no conviene minimizarla. Por otro lado, habrá niños escolarizados con enfermedades subyacentes aún más vulnerables y todo niño puede ser vector de transmisión a sus familiares con riesgo. ¿Se convertirán los más pequeños en el reservorio del virus? ¿Protagonizarán una sexta ola al igual que los jóvenes hicieron con la quinta? Con la variante delta y siendo los únicos sin vacunar, pocos epidemiólogos se atreven a hacer afirmaciones tajantes sobre qué sucederá. Mientras no podamos vacunar a los más pequeños, el uso estricto y generalizado de mascarillas es la alternativa más efectiva.

¿Será suficiente con esto? Los expertos consultados discrepan. Lo que se abre hoy es terreno ignoto. Ningún especialista se atreve a hacer una previsión sobre cuando podrá decirse adiós a las medidas de prevención y las mascarillas. Primero, coinciden, habrá que ver cómo va el arranque del curso y, a partir de ahí, ir tomando decisiones según los datos que vayan surgiendo dentro y fuera de las aulas. El curso pasado demostró el buen hacer de los centros educativos que evitaron una propagación del virus, como lo seguirán realizando este curso. Trabajo que merece un reconocimiento social a la profesión docente fundamental para la cohesión social.

Y eso que la variante delta es mucho más contagiosa

Los tiempos que vienen no son fáciles, por ello es necesario levantar la cabeza y mirar al horizonte. Por lo tanto, es fundamental fortalecer las instituciones y tejer acuerdos duraderos que consigan implicar a todos. En este otoño nuevo, pero diferente, convendría que se recuperara el timón de control pandémico en el ámbito nacional, buscar mayor coherencia nacional y cogobernanza de verdad, y así evitar judicializar las decisiones de salud pública.

No solo a los alumnos, sino también a todos los ciudadanos, será necesario explicar que el fin pandémico no se expresará como un big bang, ni en el ámbito nacional ni en el internacional. Los expertos nos explican que estas pandemias no finalizan de golpe como un bombardeo, sino que se van apagando paulatinamente, tanto en lo biológico como en lo social. También nos recuerdan que no podemos olvidar el exterior, ya que, aunque España controle ‘su’ epidemia, el país estará en riesgo de futuras variantes mientras el coronavirus esté circulando globalmente. Es necesario recordar que, según el índice de conexión global, 19 de los 25 países más conectados de la Tierra están en Europa. La conclusión es evidente: apoyar con vacunas y otros medios a países menos afortunados no es solo un acto humanitario, sino uno de seguridad nacional.

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