El patinazo del ministro Castells

Manuel Castells
'El patinazo del ministro Castells'
Kiko Huesca/Efe

La página web de la Moncloa exhibe la ficha curricular de los ministros y destaca la que corresponde al de Universidades, D. Manuel Castells, un hombre mayor (78 años) y con una mochila epatante de títulos que hacen suponer que detrás de toda esa parafernalia hay una buena dosis de sabiduría y prudencia. 

Ninguna de las dos cualidades esperables en tan preparado personaje brilló precisamente hace unos días cuando el ministro metió la pata hasta el corvejón cuando se refirió a Leopoldo Alas, ‘Clarín’, como rector de la Universidad de Oviedo fusilado en la guerra civil y que merecía un homenaje en virtud de la memoria histórica. Leopoldo Alas, el escritor y autor de ‘La Regenta’, murió en el año 1901, muchos años antes de que se iniciase nuestra famosísima guerra civil, de ingrata memoria, si bien es cierto que su hijo, Leopoldo Alas Argüelles fue rector de la universidad ovetense durante la desdichada época de nuestra guerra y fue efectivamente fusilado.

Un ministro, y menos aún el de Universidades, no puede permitirse semejante desliz, que pone de relieve la improvisación, la ligereza y la ignorancia con que se lleva a la práctica la ley de la memoria histórica por parte de un gobierno obnubilado por hacer la historia a su medida. Y denota la inexistencia o inoperancia de un gabinete del ministro que no se ocupa, ni se preocupa, de asesorar debidamente a su jefe para que no cometa tan abultados e imperdonables errores; aunque tampoco se libra el propio ministro de su responsabilidad, ya que no es capaz de documentarse debidamente cuando está tratando, además, un asunto que afecta a una universidad española, siendo las universidades la materia específica de su competencia ministerial. También denota una cierta falta de respeto a la misma memoria histórica, a la que se quiere tributar otro homenaje, sin que el rigor verdaderamente histórico tenga valor alguno para quienes apresuradamente quieran volver a insistir y hurgar en una tragedia que todos deberíamos olvidar para siempre.

El error del ministro de Universidades al confundir al autor de ‘La Regenta’,
Leopoldo Alas, con su hijo es algo más que un patinazo

Pero todo vale para que el guerracivilismo que nos invade siga presente en nuestra vidas; todo da igual: el patinazo de todo un ministro, que por otra parte brilla, eso sí, por su ausencia, y los disparates del alcalde de Palma de Mallorca al pretender retirar de forma caprichosa rótulos de calles de almirantes porque algunos buques de nuestra flota han llevado sus nombres. ¡Cuánta inquina, Señor, cuánta ignorancia! ¿Hasta cuándo habrá que soportar este perverso e inútil revisionismo, muchas veces en manos de gentes iletradas a quienes sólo mueve el encono de molestar?

La inexactitud cometida por el ministro Castells es una muestra más del fanatismo desaforado por traer a nuestros días los campos de batalla que los españoles deberíamos olvidar. Más le valiera al ministro ocuparse en serio de las universidades españolas, aquejadas de males sin cuento, en crisis de identidad y de proyecto de futuro, que enrolarse, nada menos que desde su puesto en el gobierno, en las filas de quienes no saben hacer otra cosa que amargarnos la vida. ¡Ay, si Clarín levantara la cabeza!

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