Arcanos, misterios, vericuetos

Pablo Iglesias
'Arcanos, misterios, vericuetos'
HA

Se dice que la política es el arte de posible; y yo creo que también de lo imposible, al menos por las cosas que estamos viendo y viviendo en este atribulado país en estos últimos tiempos, en el que las piruetas de unos y otros desbordan los más atrevidos números circenses. El ciudadano de a pie ve –o le cuentan y cree ver– una realidad solamente parcial, porque seguramente detrás de ese relato, como se dice ahora, haya una tramoya inasequible a las entendederas de los seres sencillos. Por más que piensen y estén convencidos en su modestia de que la carísima superestructura política montada a su alrededor no les sirve absolutamente para nada, pues sí comprenden que sus gobernantes están a lo suyo, es decir, exclusivamente a sus cuitas y batallas personales, emulando malamente esos juegos de tronos que tanto les gustan y dando de lado a las preocupaciones, intereses y desgracias de los llamados ‘administrados’, meros y molestos súbditos en esta parodia de una democracia que se degrada. Que es lo que ocurre cuando la gente intuye que en las alturas existen arcanos y misterios que se ocultan a la ciudadanía y que se circula en los ámbitos del poder por vericuetos que se escamotean a la población. No hay transparencia, no hay explicaciones, solo una inquietante oscuridad.

Nadie se pregunta, por ejemplo, cómo es posible que un vicepresidente se vaya del Gobierno por la puerta de atrás, sin avisar, decidiendo cuándo y cómo se va, quién le tiene que sustituir, imponiendo cargos y ministros al presidente (a quien la Constitución otorga la exclusiva competencia de proponer al Rey el nombramiento o separación de los ministros)… Pero, ¡qué arrogancia, prepotencia o chulería es esa! ¿Consentirá el presidente del Gobierno semejante humillación? ¿Habrá algo más? ¿Habrá sido propiciada o incluso negociada esta brusca y precipitada salida del ya exvicepresidente? ¿Mantendrá o abandonará el escaño? Preguntas estas que muchos nos hacemos y que bien pueden constituir un arcano o misterio, como ustedes prefieran, y cuyas respuestas nunca vamos a tener. ¡Está tan llena de arcanos y misterios la política, según la entienden y practican algunos!

Las últimas maniobras de nuestros representantes políticos dejan la sensación
de que existe una tramoya que no vemos y de la que solo percibimos sus efectos

Y no hablemos del vericueto para llegar a la Asamblea de Madrid por parte del autoproclamado candidato, que se impone y pisotea primarias, a antiguos compañeros y procedimientos democráticos, avasalla y exige sumisión a ciegas a los de la tribu como si fueran aún tiempos de la ‘devotio ibérica’.

En todo caso, los acontecimientos políticos se separan del interés de los ciudadanos

Cuando uno piensa, entre triste y desolado, en la definición del hombre que hizo Aristóteles en su tratado sobre la política como ‘animal político’ le cabe pensar cuál de ambas palabras encaja mejor con el comportamiento de muchos de los que se dicen nuestros políticos: si su condición de políticos, como regidores y organizadores de la sociedad para el bien común, o su conducta más asimilable a la de meros animales. Desde luego, lo que hacen no es política, al menos entendida en el más noble y aristotélico sentido.

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