Gane quien gane

Opinión
'Gane quien gane'
Heraldo

Hoy toca votar en la Universidad de Zaragoza. Nos toca decidir entre José Antonio Mayoral y Ana Isabel Elduque. A priori nadie tiene claro cuál será el resultado final. No disponemos de una bola de cristal que permita aventurar a dónde van a ir los votos de la ronda anterior. La pelota sigue en el alero. Habrá que esperar a contar las ‘clico-papeleta-electrónicas’. Sea como sea, gane quien gane, mañana comenzará una nueva etapa. Será un nuevo periodo de gestión, con cambios respecto de los últimos cuatro años.

Si vence Mayoral, como ya nos ha adelantado, su equipo no será exactamente el mismo. Y el panorama será completamente nuevo si es Elduque. Dentro de esos márgenes, unos esperan la continuidad, otros el cambio. Por eso, antes de conocer el desenlace, merece la pena recordar aquello que decían las gentes de Aragón en el pasado y que podemos hacer nuestro en este siglo XXI: "Nos, que valemos tanto como vos os hacemos nuestro [rector] rey y señor siempre que guardéis nuestros fueros y libertades y si no, no".

La Universidad de Zaragoza es parte de la levadura que hace crecer la sociedad
aragonesa

Yendo más allá de la máxima medieval, hay que elogiar tanto a la profesora Elduque como al profesor Mayoral por su dedicación y encomiable apuesta por la gestión de esta comunidad universitaria. Podrían evitar el trago y vivir ‘cómodamente’ dedicando su tiempo a sus cosas; esto es, a la docencia e investigación y, obviamente, a sus respectivas familias y seres queridos. Pero, a la vez, es comprensible su afán. Desde mi punto de vista entiendo que es voluntad de servicio, pues esa es la tarea principal de un rector o rectora de una universidad como la nuestra. Partiendo de esa lógica es comprensible dedicar parte de la vida universitaria a la gestión. Se entiende que quien opta a esas tareas en nuestra institución pública es porque tiene esa actitud de servicio público. No se hace solo por afán de poder e interés propio. Lo cual no es baladí, la gestión en pos del bien común es fundamental y necesaria para que el sistema funcione.

Además, es una oportunidad para construir una mejor universidad y, con ello, una mejor sociedad. Imagino que tanto la profesora Elduque como el profesor Mayoral son conscientes de que, si gobiernan, con sus decisiones trazarán el rumbo de una institución clave en nuestro país, en Aragón. Aunque en ocasiones no lo parezca, la universidad de Zaragoza es parte de la levadura que hace crecer la sociedad aragonesa. Esta es una función que hemos de atender con especial dedicación. No solo hemos de vivir puertas adentro de la institución, también hemos de pensar en la sociedad que paga nuestros salarios e instalaciones. En cualquier caso, la gestión bien hecha requiere mucha reflexión, diálogo, pluralidad y una mirada abierta para abordar los problemas complejos que le son propios.

La comunidad universitaria elige hoy a su rector, a partir de mañana
comienza por tanto, gane quien gane, una nueva etapa que debe ser fructífera

Dicho lo dicho, con José Antonio Mayoral ya sabemos de dónde venimos. Sus ocho años de vicerrector de profesorado y sus cuatro años de rector están ahí. Y hemos visto cómo gobierna, cómo gestiona su equipo y hasta dónde nos ha traído. Nos volverán a gestionar con lo que son y saben. Mientras que respecto de Ana Isabel Elduque está casi todo por descubrir; salvo para quienes la conocen de cerca y experimentaron su gestión en el decanato de la Facultad de Ciencias. Cada quien verá qué prefiere. Sobre gustos no hay nada escrito.

Ahora bien, gane quien gane, ninguno de ambos, ni sus respectivos adláteres, se pueden quedar solos. Ni debemos dejar que quien gane gobierne cual autócrata que ordena y manda por sus bemoles. Al contrario, necesitamos sumar voluntades. Vienen tiempos todavía más difíciles. Nos toca construir esa comunidad que no somos y extender el sentido de pertenencia que se ha diluido en las últimas décadas. Eso pasa por cuidar la organización y cuidarnos mutuamente. Algo bien complicado, porque somos parte de una estructura social heterogénea y compleja, inercialmente lastrada por años de historia y factores exógenos que cercenan la propia autogestión y creatividad. Nos toca inventar la universidad de este siglo XXI.

Pues eso, a votar, que mañana empieza otro día, independientemente de quién gane.

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