Un gigante del automóvil
La industria del automóvil se enfrenta en los próximos años a desafíos trascendentales, y lo hace en un escenario que ya no es ni nacional ni continental, sino mundial. Este es el contexto en el que hay que situar la anunciada fusión entre los grupos PSA y FCA, que creará el cuarto gigante global del sector y que incluirá a la planta aragonesa de Opel dentro de uno los grupos automovilísticos preparados para competir por el liderazgo mundial.
La fusión entre iguales que han anunciado PSA-Opel y Fiat-Chrysler (FCA) dará lugar a un grupo automovilístico que produce anualmente casi nueve millones de vehículos. PSA es fuerte en Europa y FCA en Estados Unidos e Iberoamérica, lo que da alcance global al nuevo gigante, que abarca toda la gama de automóviles, desde los turismos populares, como el Corsa, hasta marcas de gran lujo como Maserati. La consolidación, afortunadamente, no significará el cierre de factorías, sino que se espera conseguir importantes ahorros de costes compartiendo servicios y estrategias.
Para la planta aragonesa de Opel presenta la ventaja de quedar incluida en el que será sin duda uno de los actores principales en la próxima transformación del sector automovilístico. Pero, apenas dos años y medio después de la absorción de Opel por PSA, que obligó a un difícil ajuste, también significará una exigencia añadida para mantener la productividad y la competitividad, algo que, por otra parte, siempre ha caracterizado a Figueruelas.
El automóvil tiene que hacer frente en los próximos años al desafío que suponen las políticas contra el cambio climático (coche eléctrico) y, también, a las oportunidades que ofrece la inserción de nuevas tecnologías en los vehículos (coche autodirigido). Además, en un panorama incierto en cuanto a las regulaciones y normas a las que tendrá que adaptarse. En este marco, ganar escala parece fundamental y ese es el objetivo que persiguen con este movimiento ambas empresas.