El director Erienwein trae a Sitges un 'thriller' oscuro de la Alemania del Este

El festival de cine catalán presentó también 
a concurso ‘Réalité’, una película con el peculiar humor del francés Quentin Dupieux

El director alemán Maximilian Erienwein mostró ayer su satisfacción por poder estrenar en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges su nueva película ‘Stereo’, donde afirmó, antes de su presentación, que en su país "no existe la cultura del ‘thriller’ como, por ejemplo, en España".


‘Stereo’, interpretada por los actores Jürgen Vogel y Moritz Bleibtreu, muy populares en Alemania, se centra en la historia de Eric, un mecánico de motocicletas de un pequeño pueblo teutón que vive con su novia y la hija pequeña de ésta, cuando, de repente, empieza a ser acosado por un encapuchado que lo sigue a todas partes.


Erienwein, nacido en Berlín en 1975 y que debutó con el largo ‘Schwerkraft’, se ha considerado un hombre afortunado por haber podido liderar este proyecto, del que también es guionista, especialmente por los dos actores que encabezan el reparto. 


En su opinión, son dos de los "más grandes" que hay actualmente en su país, y "nunca hubiera pensado que quisieran interpretar esta película". Vogel, uno de los actores alemanes más famosos, es recordado por el público español por su interpretación en ‘La ola’, mientras que Moritz, que entró en el mundo de la interpretación de muy joven, ha aparecido en ‘Munich’, a la vez que ha trabajado en proyectos de Fatih Akin.

La Alemania que dibuja en este oscuro film es un país de paredes desconchadas, burdeles con prostitutas de la Europa del Este y unos centros de salud con muchos enfermos y pocos recursos.‘Réalité’, de Quentin Dupieux

Durante la mañana de ayer, por otra parte, llegó hasta el auditorio del festival la esperada ‘Réalité’, del francés Quentin Dupieux, un viejo conocido del certamen, que ya ha sorprendido en otras ocasiones con ‘Rubber’ o ‘Wrong’.


En esta ocasión, presenta un ejercicio de metacine en el que Jason, que quiere dirigir una película de terror, encuentra a un productor que solo acepta financiar su proyecto si consigue el grito más perfecto de la historia del cine.


Con su peculiar sentido del humor, por el filme tanto desfila una niña llamada Réalité, travestidos directores de instituto, como jabalíes que comen cintas de vídeo.


Para Dupieux, se trata de una película "limpia, inteligente y compleja".