La sesenta y dos edición del Festival de San Sebastián está siendo fiel a lo que sus responsables anunciaron. Hay títulos interesantes en competición, entre las películas que aspiran a figurar el último día en el palmarés hay nombres importantes de la cinematografía mundial, se están viendo –los que pueden y tienen tiempo libre– algunos de los trabajos premiados a lo largo del año en los mejores festivales y por la ciudad están pasando muchas caras conocidas. Del cine patrio, desde el primer día el desfile ha sido considerable, Maribel Verdú, Imanol Arias, Iciar Bollaín, todo el equipo de la estupendísima ‘La isla mínima’, con Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez y Jesús Castro entre ellos y, por supuesto, el internacional Antonio Banderas, querido por todos aunque el último proyecto en el que se ha embarcado como productor y con el que ha venido a competir en la sección oficial haya recibido una buena dosis de palos. 

Y, además, otras estrellas de Hollywood. Tras la inauguración a lo grande con Denzel Washington y la decepcionante ‘The Equalizer’ y a la espera de que venga a la clausura Benicio del Toro, que va a recibir el segundo Premio Donostia de este año, por San Sebastián se están dejando caer desde Abel Ferrara y Willen Dafoe, que han presentado la cuestionada, y con razón, ‘Pasolini’, a Viggo Mortensen, siempre con un pie entre España y el resto del mundo. Mortensen, que llegó el pasado domingo luciendo una camiseta negra que lucía un mensaje contra el ‘fracking’, ha venido como miembro del equipo de la película latinoamericana ‘Jauja’. Ayer también era esperada Jessica Chastain, protagonista de ‘La desaparición de Eleanor Rigby’.Ópera con John Malkovich

En cuanto a las películas de la sección oficial, es cierto que están siendo muy variados los géneros de las mismas. Ha habido, de momento, varios ‘thrillers’, como la española ‘La isla mínima’ o la estadounidense ‘The Drop’; dramas que nos acercan a la realidad, como la forma que tiene de abordar la eutanasia Bille August en ‘Silent Heart’ o la tragedia de unos padres que pierden un hijo, ‘A second chance’, de Susanne Bier.

Y más géneros, como el operístico, que ha venido de la mano del realizador Michael Sturminger en una coproducción de Austria con Francia y Alemania. La película en cuestión es ‘Casanova Variations’ y, con música de Mozart y Lorenzo da Ponte, está basada en la obra ‘La historia de mi vida’, de Giacomo Casanova. La aventura del mayor seductor de la historia –es un decir– corre a cargo de John Malkovich, que se mete con habilidad y conciencia en la piel del personaje cuando este ya ha llegado a los 70 años. Concebida como ópera dentro del cine, con la cámara a ratos entrando dentro del propio escenario y saliendo de él para acceder a la intimidad de Casanova o, incluso, a la de los espectadores que han acudido a disfrutar de la representación, ‘Casanova Variations’ es una película elegante de formas, una producción muy cuidada, con arias magníficas e interpretaciones deliciosas.Dramas de distinta factura

Además de esta, la competición ofreció ayer un drama alemán, ‘Phoenix’, en el que se aborda la tragedia de una mujer judía que, tras salir de un campo de concentración en el que le han desfigurado el rostro, trata de encontrar a su marido. La película, dirigida por Christian Petzold y protagonizada por Nina Haas, contiene una historia dolorosa a la que acompaña un magnífico retrato del Berlín de posguerra.

La jornada se cerró con un tercer título, ‘Haemoo’, coreano en este caso y firmado por el debutante Shim Sung-bo, también guionista, que narra la pesadilla que se vive en un barco que transporta inmigrantes ilegales y que sufre un accidente. La situación provoca una tensión que lleva al descontrol absoluto al capitán.