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Taylor Swift, una poeta torturada

La estrella sorprende a sus seguidores con un disco doble con 31 canciones más maduro e intelectual. "He escrito demasiada poesía torturada estos dos últimos años y quería compartirla".

Imagen de la portada proporcionada por 'Republic Records' muestra 'The Tortured Poets Department', de Taylor Swift.
Imagen de la portada de su nuevo disco, proporcionada por 'Republic Records'.
Ap

Taylor Swift anunció el título hace semanas. Un título sesudo, 'The Tortured Poets Department', muy alejado de otros como 'Red', 'Fearless', 'Reputation' o 'Love'. Pero el día del lanzamiento saltó la noticia. «Sorpresa de las dos de la mañana: el disco será un doble álbum secreto. He escrito demasiada poesía torturada estos dos últimos años y quería compartirla», escribió la artista en redes. 31 canciones en las que sumergirse en este undécimo disco de estudio de Swift. Pero no a todos agradó la sorpresa. La preventa del disco simple (16 canciones) ya acumula miles de pedidos y muchos de los que se adelantaron acabarán ahora comprando el disco dos veces.

Un álbum, de toda la vida, también entra por los ojos. Mucho más si hablamos de pop de masas. Swift anunció el nombre del disco según recogía un Grammy (difícil escoger mejor altavoz), pero desde esa misma mañana sus redes sociales y su página web ya habían mudado a blanco y negro, con un toque sepia. Un cambio de mentalidad que sirvió de preparación para entrar en un universo más de chimenea y manta que de grandes estadios. Tempos más relajados, sintetizadores elegantes y más susurros que gritos. Eso sí, en 31 canciones hay sitio para todo: 'I can do it with a broken heart' es casi electropop.

El primer tema, 'Fortnight' (se espera un inminente estreno de videoclip) contiene una de las dos colaboraciones acreditadas, bastante inesperada: el rapero Post Malone. La otra acerca a Taylor al mundo indie: Florence Welsh, de Florence + The Machine (la canción es 'Florida!!!', y Florence demuestra una personalidad a la hora de cantar que hace por momentos empequeñecer a Swift). Siempre hay que mirar con lupa las colaboraciones para averiguar el rumbo, los nuevos nichos de público que ansía conseguir un artista hoy en día.

Hay otro nombre que mencionar, por justicia: el alma del sonido Taylor Swift, y del gran cambio hacia la madurez, es Jack Antonoff, productor de la mayor parte del disco, que lleva colaborando con ella desde hace más de diez años además de trabajar con Lorde o Lana del Rey. Pueden encontrarse estos toques maestros, por ejemplo, en los instrumentos de 'I can fix him'. Y un último vector en la ecuación: Aaron Dessner, de The National (los reyes de la elegancia), produce el resto de las canciones. Todos, por supuesto, bajo la batuta de Taylor Swift, que también figura como productora en cada una de las canciones.

Giras colosales

La artista viene de hacerse fuerte en su propia narrativa: sus documentales, en especial 'Miss Americana' convencieron a legiones de nuevos fans para ponerse de su lado; su tour bate todos los récords -actuará los días 29 y 30 de mayo en España, en el Bernabéu-, y su inédita política de regrabaciones también es todo un ejemplo. Nos referimos a las nuevas versiones de sus primeros discos, de los que perdió los derechos. Ahora los recupera por la vía más difícil: volver a grabarlos, retitularlos 'Taylor's version' y confiar en que la gente sepa distinguirlos en las plataformas digitales.

En el disco que acaba de ver la luz Taylor se desquita con ganas, se expresa contundentemente, por ejemplo, en 'Who's afraid of little old me'. Demasiadas cosas le estaban pasando en los últimos tiempos: desde 2020 ha publicado cuatro discos y regrabado otros cuatro, se ha embarcado en una de las giras más colosales de la historia, teniendo prácticamente que inventar draconianos sistemas de sorteo de entradas. Y, además, la prensa internacional insiste en mostrarla como el mejor activo anti-Trump para los demócratas en las elecciones de noviembre. Bastante presión sobre esta cantante de Pensilvania de 34 años. No hay duda.

Pero a los fans, a lo que llaman "el ejército de swifties", les interesan más cosas, como rastrear las letras buscando referencias ocultas a sus noviazgos. Casi todos los temas hablan de amor o desamor, por ejemplo 'loml', abreviatura de "love of my life". Hay varios candidatos, pero destaca el actor inglés Joe Alwyn, con quien estuvo seis años, hasta 2023 (se le pudo ver en 'Conversaciones entre amigos', la serie inspirada en la novela de Sally Rooney). Pero también el cantante de The 1975, Matt Healy, puede merecer parte de las canciones. Una referencia enigmática es la de Clara Bow, una actriz de los años veinte. Sea como sea, se está ante 31 temas nuevos que siguen en la senda de los discos anteriores: se sabe que es una superestrella milmillonaria, pero ella se esfuerza en que se sepa también cómo se siente, como una poeta torturada.

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