En todas las profesiones hay competitividad y, en ciertos casos, esta puede derivar, incluso, en enfrentamientos. Este tipo de situaciones puede darse más entre investigadores, médicos y en las universidades, en las que uno se juega a veces no sólo una cátedra sino hasta un sueño. Más o menos, este es el punto de partida de ‘Puan’, comedia dramática -en realidad, tiene más de drama aderezado con unas exquisitas dosis de humor-, firmada por dos jóvenes realizadores y guionistas, María Alché y Benjamin Naishtat. ‘Puan’ se centra en un profesor de Filosofía que lleva toda su vida universitaria como mano derecha del catedrático de esta materia. Cuando este fallece, piensa que él será su sustituto, pero no cuenta con la llegada de un antiguo compañero que vuelve desde Alemania y que también acaricia el puesto.

Alché y Naishtat, que en el Festival de San Sebastián último se llevaron el premio al mejor guión y la Concha al mejor actor para uno de sus dos protagonistas masculinos -Marcelo Subiotto, estupendo, al igual que Leonardo Sbaraglia-, parecían tener muy claro el estilo y el tono que querían dar a su primer trabajo juntos. Por eso les ha salido tan bien, tan fresco, divertido a ratos, crítico en otras, tan fino al retratar la situación social argentina. Ambos cineastas lo que buscan es abordar la historia de su personaje y todas sus desventuras con unos fantásticos toques cómicos que nunca enmascaran la compleja vida del personaje. Hay, además, en una película como esta, sobre profesores y gente muy leída y muy culta, mucho diálogo, pensamiento y análisis y mucha palabra flotando en el ambiente. Como esa esposa de catedrático que le dice al protagonista que el y otros muchos están tan metidos en el mundo universitario y en sus clases y sus aulas, que se olvidan de que la vida continúa ahí afuera. Una buena película, entretenida, bonita, muy agradable de ver.