HISTORIA ANTIGUA. OCIO Y CULTURA

Fernando Wulff: “Las armas cargadas de futuro son la humanidad y la esperanza”

El catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Málaga visita Zaragoza y presenta el martes 19 en Cálamo ‘A orillas del tiempo’ (Siruela)

Retrato de Fernando Wulff, que acaba de publicar un deslumbrante libro centrado en tres personajes de Roma, China e India.
Retrato de Fernando Wulff, que acaba de publicar un deslumbrante libro centrado en tres personajes de Roma, China e India.
Elena Palacios.

Nacido en Santiago de Compostela en 1955, Fernnado Wulff es catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Málaga. Publica ‘A orillas del tiempo. Historias entre mundos dos mil años atrás’ (Siruela).

¿Tiene género ‘A orillas del tiempo’: es un ensayo, una narración, un libro de viajes, las divagaciones de un poeta enmascarado o el libro mestizo de alguien que quiere contar historias?

Espero que tenga todos los géneros. Es el trabajo de un historiador que trata de plasmar un mundo de encuentros y de florecimiento de textos y de vida que ha pasado desapercibido. Pero es también el trabajo de un historiador que sabe que es imposible reflejar ese momento aún con los instrumentos de su oficio en el sentido estricto. Me gusta pensar que es un libro de divulgación de una ciencia que aún no existe. Las historias tienen razones que ni el corazón ni la razón conocen, así que busco que quien lo lea disfrute de sentir lo que yo siento: el milagro de los textos, de privilegio de conversaciones con gentes de hace dos mil años y lo fascinante y extraño de esta especie a la que pertenecemos

Dice que el libro “buscar a ayudar a mirar a los seres humanos de otra manera”. ¿De cuál, cómo se concretaría esa forma de mirar?

Nuestras miradas están muy condicionadas por una larga tradición de pensamiento que hace difícil entendernos como especie. Por ejemplo, si en ese momento hubo tres culturas en las que se escribió como nunca en variedad y cantidad de textos, hay que mirar en ellas, compararlas, entender qué nos decíamos y qué nos decimos, pensarnos con ellas. Somos un colectivo en el que cabe todo, la conformidad y la rebelión, la crueldad y la ternura, el amor y el odio, la inteligencia y la estupidez. Y lo somos todo junto.

"Topo es nosotros. Y yo he tenido el privilegio de poderlo disfrutar y transmitir. Ser historiador es por definición tratar de entender y de transmitir"

Quizá hay un epígrafe que es toda una proclamación de intenciones. “De cómo ninguna cultura humana no es ajena”. ¿Por qué “Todo es nosotros”?

La historia y otros saberes han buscado entender el mundo, pero no han sido nada ajenas a las formas de dominarlo. Las identidades colectivas son un delicado componente, con grandes potencialidades de irracionalidad y el mundo ha tendido a ser mirado desde los nacionalismos, los etnocentrismos y otros ismos no menos peligrosos. Si vemos textos chinos, indios o romanos y contamos con instrumentos de análisis suficientes y desprejuiciados, vemos que los podemos entender sin mayores problemas. Podemos traducir los dialectos que son las culturas al lenguaje común que todos entendemos. No hay nada que nos separe de entender a la Dama Ban Zhao reivindicando la educación de las niñas o al caballero al que va dirigido el Kamasutra al que se le aconseja cómo debe comportarse en una reunión social, ni demasiado culto ni demasiado vulgar…todo es nosotros. Nos hemos perdido muchas conversaciones y muchas experiencias humanas haciendo como que no son nuestras.

Vayamos con los tres personajes centrales: Trajano, año 116, ante ese barco que parte. ¿Qué quería contar con el emperador, cómo concretaría de modo sincrético su mirada?

Trajano ha vencido en todas las guerras que ha emprendido y domina un imperio sin precedentes. Está culminando la guerra contra los Partos, en la que acumula triunfos y reconocimiento. Ha estado también a punto de morir en un terremoto. Se sabe viejo. Y se hace llevar al mar en el Golfo Pérsico, donde ve un barco que navega hacia la India. Y dice ahora, y se lo repite al senado por escrito, que de ser más joven llegaría más lejos que Alejandro. En su mirada hay la constatación de un más allá para la geografía, para la gloria, para la curiosidad y, por encima de todo, para la insatisfacción. Todo eso lo percibe junto al mar, que tanto nos empequeñece y nos incita. Y poco después muere.

Detalle de la portada de un libro que hace pensar en la obra de Borges, Cunqueiro, J. G. Frazer, Italo Calvino y, quizá, en el mundo de Irene Vallejo.
Detalle de la portada de un libro que hace pensar en la obra de Borges, Cunqueiro, J. G. Frazer, Italo Calvino y, quizá, en el mundo de Irene Vallejo.
Librerías de Zaragoza.

¿Por qué le perjudicó ser “un buen emperador”?

Había un ansia, muy sentida por las elites romanas que producen historiadores, por hacer cuentas con un emperador, Domiciano, que había sido tiránico y cruel. Había que reflejarlo así, vengarse y hasta depurar la vergüenza del propio servilismo. Trajano daba poco de que hablar en este terreno, así que se cuenta mucho menos de él.

¿Por qué ha elegido a Trajano y no a Alejandro, “el fundador de un mundo del que todos somos herederos”? Él, además, se sintió atraído por Oriente.

Se juntaban dos cosas para no centrarme en él. El período del gran encuentro de mundos se produce a partir del siglo II a.e.c., con los Han chinos, la hegemonía romana y el complejo mundo de la India que culmina en otro imperio, el Kushana. Será a finales del siglo II a.e.c. cuando el emperador Wu, otro gran iluminado, abra los caminos de Asia Central. En segundo lugar, me atraía el juego de las tres miradas contemporáneas. Ha estado, con todo, muy presente, cono lo han estado los persas que generan el mundo que él conquista y cambia para siempre.

En la segunda parte cuenta el sueño del general Ban Chao y su emisario Gan Ying. ¿Por qué le interesa Roma, qué quería ver o saber?

Ban Chao es otro personaje fascinante: nacido en una familia de letrados, se siente llamado a la acción y se presenta voluntario para ir a las zonas más remotas del imperio, en las lejanas provincias occidentales, donde se hace notar en un golpe de mano militar que se admira en la corte imperial. También ha triunfado allí. En el momento en el que manda a su emisario la edad y la enfermedad empiezan a acuciarle. Roma es bien conocida ya porque desde hace más de un siglo se sabe que es el gran mercado y el gran Estado del otro lado del mundo, otra China más allá. Hay intereses comerciales, estratégicos –los Partos en medio-… pero, sobre todo, hay, de nuevo, la curiosidad de nuestra especie encarnada en él. ¿Cómo reaccionó a que su emisario se volviera atrás? ¿Lamentó no haber podido ir él, que no hubiera renunciado? No mucho después su hermana Ban Zhao intercede para que pueda volver a la capital donde muere.

Una poeta muy presente. ¿Cuáles serían las razones del fracaso o del miedo de Gan Ying?

Al llegar al mar le hablan de las dificultades y del tiempo del viaje. Hay gentes, le dicen, que han enfermado o muerto de nostalgia en el largo viaje. ¿Era esa información un truco de los Partos para que nunca se conectaran los chinos y romanos directamente? También es parte de nuestra especie la reacción de Gan Ying, que se asusta y vuelve a casa.

En la tercera parte usa un personaje literario. ¿Por qué ese cambio de registro?

Me llamó la atención que Sahadeva, uno de los cinco hermanos Pandavas que protagonizan el ‘Mahabharata’ llegara al mar, y precisamente cerca de uno de los puntos clave del comercio indio con Roma, y mandara emisarios para que ésta se sometiera al emperador de la India, su hermano. Me regalaba la tercera mirada y es una obra que pienso, y no soy el único, que es de esta época. De los tres espacios en los que me centro la India es el más fragmentado, el peor conocido, el que presenta más incertezas cronológicas y el que menos fuentes nos aporta, así que comprenderás que no estaba la cosa para despreciar este regalo. Aparte, más en serio, es una obra fascinante.

¿Le debemos los europeos algo a la India y al ‘Mahabhárata’?

Si nos definimos como europeos, mucho; si nos definimos como euroasiáticos, más aún, y si nuestro “nosotros” somos los humanos, ni te cuento. Ya en la antigüedad era un referente para muchas cosas, desde la pimienta sin la que no se entiende la cocina romana, hasta como lugar en el extremo del mundo donde enriquecerse o viajar y adonde llegan filósofos, estudiantes, comerciantes y hasta algún apóstol imaginario..

"De los tres espacios en los que me centro la India es el más fragmentado, el peor conocido, el que presenta más incertezas cronológicas y el que menos fuentes nos aporta, así que comprenderás que no estaba la cosa para despreciar este regalo. Aparte, más en serio, es una obra fascinante"

Habla de todo: escritores, pintores, viajeros, filósofos y ensayistas (incluso de una época más reciente como Montaigne), generales, reyes, mujeres hermosas, bestiarios… ¿Cómo lo mezcla todo sin volverse loco?

Gracias por el privilegio de la duda: no estoy seguro de no haberme vuelto loco. Podría remitirme a lo que has apuntado antes: todo es nosotros. Y yo he tenido el privilegio de poderlo disfrutar y transmitir. Ser historiador es por definición tratar de entender y de transmitir.

Es curioso: aquí se habla mucho de la épica, pero en el fondo lo que está muy presente, en sus citas (pienso por ejemplo en Ban Zhao, ya citada) es la poesía. ¿Sigue siendo la poesía un arma cargada de futuro?

Yo hace tiempo, en un momento de desánimo, pensé que el arma cargada de futuro no era la poesía, sino la estupidez. Hoy pienso que las armas cargadas de futuro son la humanidad y la esperanza. La poesía, la buena poesía, nos sitúa ante la realidad como cuando estamos junto al mar y nos dejamos sentir. Nos abre puertas a lugares que no están en ningún sitio. Así que era obligado, aparte de un placer, incluir poesías en mi libro.

El Foro y la Columna de Trajano en un grabado de 1891.
El Foro y la Columna de Trajano en un grabado de 1891.
J. Buhlmann.

¿Cómo ha logrado crear una unidad de tantos fragmentos y de tanta convivencia de realidad y fantasía, de suceso y mito?

Gracias, de nuevo, por decirme que lo h conseguido. Si lo he hecho es porque llevo cuarenta y cinco años tratando de hacerme entender y de entender a mis alumnos. Y, como señalaba, al renunciar al estilo tradicional de los historiadores, he confiado mucho en todo lo que saben las historias que los seres humanos nos contamos y que tanto han hecho por hacernos quienes somos.

Díganos dos o tres personajes colaterales que no debamos perdernos.

Cleopatra se ha suicidado y Augusto, que lo acaba de saber por una carta que ella le ha enviado, manda con urgencia a sus servidores. Queda a su lado aún con vida una de sus damas de honor. Responde muy brevemente y sin más al reproche de uno de ellos por dejarla morir y lo último que hace, antes de morir también, es ajustarle con toda delicadeza la diadema a una reina como ella, que ha de morir tan hermosa como había vivido.

¿Algún otro?

Tres a la vez. Entre los siglos XIX y XX se acabó la era del caballo. Tres personajes están unidos por su compasión por los caballos viejos. Plutarco entre Grecia y Roma, reprocha a Catón que había dejado en Hispania un caballo que ya no le era útil. Un consejero chino se hace cargo del caballo viejo que el rey al que sirve ya no cuida y así se lo reprocha. El autor del ‘Arthashastra’ indio, un manual de gestión del Estado, habla de los establos reales y del cuidado de los caballos y dispone que a los caballos enfermos o viejos se les cuide y alimente hasta su muerte. Nos une también la compasión por los otros seres vivientes que nos acompañan.

Casi todos los títulos de los 75 fragmentos o capítulos son atractivos, parecen llevarte a una historia. ¿Es este, en cierto modo, una narración de hechizos, de seres extraordinarios?

Claro: con la mirada de que hablábamos, todo es extraordinario. Cuando, además, somos conscientes de lo precario y escaso de nuestras informaciones, el que nos llegue un texto o resto del pasado es un pequeño milagro. Yo le digo a mis alumnos que un texto del pasado es una ventana por la que mirar, les invito a ser detectives, al cotilleo, a explorar ese viaje al pasado.

Da la sensación que tenía a muchos autores en la cabeza: J. G. Frazer, Jorge Luis Borges, Alberto Manguel, no sé si Álvaro Cunqueiro, incluso.

Todos ellos, incluyendo a Cunqueiro, sí, un narrador de historias cortas como muy pocos, al nivel de Italo Calvino, que también citaría. La suerte de dedicarte a la historia antigua es que lees con cinco mil años de escritos y de lecturas detrás. Me encanta ser uno más en la larga cadena de los contadores de historias que en el mundo han sido, son y serán. Y ser parte del esfuerzo, ahora más necesario que nunca, por reconocernos y re-conocernos.

Fernando Wulff imparte una charla en la Universidad de Zaragoza y conversará con Francisco Pina en Cálamo.
Fernando Wulff imparte una charla en la Universidad de Zaragoza y conversará con Francisco Pina en Cálamo.
Elena Palacios.

LA FICHA

‘A orillas del tiempo. Historias entre mundos dos mil años atrás’. Fernando Wulff. Siruela: Biblioteca de Ensayo. Madrid, 2024. 527 páginas. [Presentación. Martes, 19 de marzo. Librería Cálamo, a las 19.00, en conversación con Francisco Pina Polo.]

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