LETRAS ARAGONESAS. ARTES & lETRAS

Sara Barquinero, el cuchillo que guía

La joven escritora zaragozana, que presenta hoy su novela en la Librería Antígona, está suscitando una gran atención con ‘Los escorpiones’ (Lumen)

Sara Barquinero hace un ejercicio de osadía, de ambición y de talento literario en 'Los escorpiones'.
Sara Barquinero hace un ejercicio de osadía, de ambición y de talento literario en 'Los escorpiones'.
Sara Barquinero 26 02 2024 Foto

En la cubierta, la mirada de María Magdalena en el óleo del XIX de Hughes Merle entrecortada por los triángulos que parecen acuchillarla. En la contracubierta, ditirambos que cumplen con la función de llamado. ¿Y en medio? Dentro, ochocientas páginas, con todas las letras, de una obra que no dejará a nadie indemne ni apático. Varias novelas dentro de la obra y una novela encastrada propiamente, recuerdan, solo por la estructura, a ‘Antagonía’ de Luis Goytisolo –obra seminal del XX español-.

Pero digámoslo ya, la obra se llama ‘Los escorpiones’, la firma la nacida en Zaragoza, Sara Barquinero y confirma lo que mucho tiempo, dedicación, lecturas y sacrificios pueden, no siempre se consigue, dar a luz. La luz que regala su lectura asemeja a la de al salir del último garito cuando ya amanece y todo vuelve a comenzar. Siendo permeables, podemos pensar hasta en la película 'Desayuno con Diamantes'.

En algún momento se capta la estructura perfecta, armoniosa en su derivar que acaba dando como un círculo inesperado sentido a todo lo que se narra. Su calado y su prosa pueden hacer pensar en la de Mario Cuenca Sandoval, otro prosista de aliento inasible, pero de temáticas diversas. Su llamado, a la esperanza inconsciente de quien sabe que se puede salir y entrar sin saber nada de lo que ocurra, como en alguna novela de De Lillo. La negrura de Mariana Enríquez, la sordidez de Michel Houellebecq, cuánto valor tiene la escritura que nos interpela a lo que no queremos saber que somos. La cíclica nausea de ‘2666’ de Bolaño o hasta el Proust que, sin duda, caló como lo que es a Sara Barquinero. Una espléndida lectora.

Y cumplida esa premisa nada vacua, ahora ya podemos decir que estamos ante una obra faro sin buscarlo, alentadora de que la gran novela nunca pierde razón de ser y que su juventud solo demuestra que nada ha muerto mientras se siga leyendo. Vayamos al tuétano.

La obra la componen cinco unidades narrativas con tres interludios (que confirman que la buena prosa bebe de la música y su tono). Las dos primeras unidades pivotan sobre Sara, y un profundo viaje a las profundidades del ciber; y Thomas, en su estancia rural y sicodélica. No desvelemos nada. La tercera unidad, ‘Bajo astral’, es una novela independiente, ambientada en la década de los veinte del siglo XX en la Italia protofascista –se recomienda leer ‘Fiume’ de Fernando Clemot (Pretextos, 2021), para entender y disfrutar esa rara avis que acaeció en esa Italia imprevisible–. La cuarta unidad es una visita al Nueva Orleans de los años setenta del XX y hacen de bisagra moral y real de todo el entramado de acciones. Laureles para la autora por enhebrar con tanta maestría este bloque que resuelve de manera diáfana. Y la quinta unidad, que da título a la obra total, es un Nueva York casi actual, se sitúa dentro de unos meses, que retraerá a muchas personas al Kubrick que en la película ‘Eyes Wide Shut’, mostró la incertidumbre absoluta que una pareja puede llegar a alumbrar en su relación.

Hasta aquí los indicios que no desvelan de qué está hecho este telar. Ahora que ya está editada y enmarcada y que ya nada más puede añadir Barquinero tras diez años de correcciones, redacciones y solo ella sabrá, de quebrantos; nos encontramos ante una novela total. Sí, esa que aspira a contar el mundo. A través de su mundo, su lógica, su ilógica, su desaliento, su anhedonia, el suicidio no como pérdida de la vida como tal, sino como aniquilación de esa parte de la vida que la hace invivible. No en vano, la voz narradora que en unas unidades está en una primera persona sicológica y nublada; se convierte en tercera, en la unidad rural, para dar aire a un lector que nunca se irá porque siempre puede la acción sobre la reflexión.

Como una conciencia que se precie, deja huella profunda y aspira, quizá inconscientemente, a marcar un hito en la prosa española actual. Al margen de la temática y el contenido, esta es la prueba de lo que el genio y la técnica con formación pueden llegar a hacer.

Ha dado en la diana Barquinero, filósofa de formación, aprendida en la narrativa a que la acción no puede ausentarse ni media página, y conseguirlo en 800 páginas no era fácil, so pena de perder al lector melifluo. Porque no hay nada de la obra que permita tomárselo a miel sobre hojuelas, ni dejar algo de la conciencia en un reservado. Lo que logra ‘Los escorpiones’ es atisbar en el reservado mental de todo lector, lo que no sabía que podría leer. Desde la parte más depravada a la más pura, aquella base afectiva de la infancia que ninguno de los personajes de peso deja de mostrar. Otro laurel para la autora, que enseñando al menos parte del Rosebud, del Orson Welles de ‘Ciudadano Kane’, otorga la verosimilitud plena de los protagonistas para que la trama resbale por la conciencia de quien la lee. Esqueletos consistentes, engranajes engrasados y recursos adaptados sin calzador; son los que dotan a esta obra de un aura que da aliento a la prosa de este siglo que vence su primer cuarto.

Y lo hace con novela inolvidable. Como una conciencia que se precie, deja huella profunda y aspira, quizá inconscientemente, a marcar un hito en la prosa española actual. Al margen de la temática y el contenido, esta es la prueba de lo que el genio y la técnica con formación pueden llegar a hacer. Una guía para estos tiempos ha nacido. La filosofía es su raíz.

La escritora zaragozana reside y trabaja en Madrid.
La escritora zaragozana reside y trabaja en Madrid.
Sara Barquinero 26 02 2024 Foto

LA FICHA

'Los escorpiones'. Sara Barquinero. Editorial Lumen. Barcelona, 2024. 804 páginas.

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