Por
  • Luis Alfonso Bes

Grigori Sokolov: paisajes, sonidos y sentimientos

Grigori Sokolov, saludando al público antes de iniciar su concierto en el Auditorio de Zaragoza.
Grigori Sokolov, saludando al público antes de iniciar su concierto en el Auditorio de Zaragoza.
Auditorio de Zaragoza

Atacó las programáticas ‘Escenas del bosque’, de R. Schumann, exhibiendo un fraseo cargado de matices decididamente profundo. Grigori Sokolov pintó musicalmente los nueve episodios que integran esta obra mediante un discurso pianístico refrescante, sobre todo en unas ensoñadoras ‘Flores solitarias’ y en ‘El lugar maldito’, donde recreó las armonías enigmáticas de un Schumann especialmente talentoso. Y más aún, en ‘Despedida’, la última de esta serie que es, para muchos, la pieza más atractiva del compositor alemán, con la que Sokolov nos transportó eficazmente a un mundo interior de paisajes, sonidos y sentimientos.

Antes, el pianista, de amplia envergadura en esos brazos y digitación muy consistente, atacaba sus primeras frases con una expresión entre la grandiosidad clásica y el entusiasmo romántico. Así, las series de mazurcas de los opus 30 y 50, de F. Chopin, fueron materializadas con absoluta seguridad en la digitación por el de San Petersburgo quien, una vez más, exhibió su proverbial dominio de la dinámica y de la intensidad del sonido. Virtudes que ya habíamos presenciado en la primera parte dedicada en exclusiva a J. S. Bach. Así tanto en sus ‘Vier Duette’ como en ‘Partita II en do menor’, el pianista estelar imprimió un marcado sentido del canto, dotando a sus frases de una claridad meridiana en la articulación y haciendo fluir la melodía, que sonó cantable y solemne a la vez. 

grigori sokolov *****
Programa:'Vier Duette, BWV 802-805' y 'Partita II en do menor, BWV 826', de J. S. Bach, '4 Mazurcas, opus 20' y '3 Mazurcas, opus 50', de Chopin; y 'Escenas del bosque', de R. Schumann 'Waldszenen, opus 82'.
Interprete:Grigori Sokolov, piano

Una vez más Grigori Sokolov sumergió al público en una atmósfera entre lo real y lo onírico, desgranando cada pasaje con delicadeza formidable. Largos aplausos y seis propinas: 'Les sauvages', de la 'Suite en sol' y 'Tambourine' de Rameau; 'Reflets dans l'eau', de Debussy; 'Preludio 15, en re b mayor', de Chopin; 'Chacona en sol menor ZT 680', de Purcell; y ‘Preludio en si menor BWV 855a’, de Bach.

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