CINE. OCIO Y CULTURA

Eulàlia Ramon: "Carlos Saura era como un disparate cósmico de una manera muy alentadora"

La actriz, fotógrafa y realizadora, viuda del realizador oscense, recuerda su trayectoria y explica su debut en la dirección con 'Cuentas divinas'

Eulàlia Ramón en un reciente homenaje a Carlos Saura por Territorio Goya.
Eulàlia Ramón en un reciente homenaje a Carlos Saura por Territorio Goya.
Francisco Jiménez.

“Lo que más me emociona de mi convivencia con Carlos Saura, con una hija en común, Anna, es lo que más le emocionaba a él también: habernos encontrado, habernos identificado con el mismo espíritu de libertad y de independencia, y que gracias a esto durante 30 años hemos conseguido querernos muchísimo. En distintos estadios y fases, por supuesto, porque en 30 años y con la diferencia de edad que había pasan muchas cosas. Lo echo mucho de menos. Los recuerdos son muy especiales y potentes, y este año de ausencia suya ha sido intensa. A veces casi ni sé quién soy ni cómo me llamo. No he tenido tiempo de asimilar casi su pérdida. Se fue y al poco tiempo empezaron los homenajes, mi propio corto, ‘Cuentas divinas’, y sus más de treinta premios ya, y todo se ha mezclado, y se ha recolocado como mágicamente: la gala de los Goya, el homenaje en Huesca… Ni en el mejor de los sueños se me habría ocurrido que yo misma podría estar ahí, en la ceremonia de los Goya, optando con un corto a una estatuilla por la primera pieza que he dirigido”, decía el pasado jueves Eulàlia Ramon (Barcelona, 1959), casi en vísperas de la gran noche de la fiesta del cine español en Valladolid.

¿Siempre quiso ser actriz?

Siempre quise vivir de otra manera a la que me tenían preparada. Esto por un lado. Yo me resistía desde los catorce años a tener una carrera, empezar a trabajar, casarme, tener hijos, hacer cada día lo mismo mismo sitio, por decirlo así. Es decir, había una motivación más personal. A mí me gustaba mucho la fotografía porque mi padre hacía muchas fotos, teníamos un montón de fotos en casa, y a la vez me encantaba el cine. Íbamos mucho al cine a diferentes salas y en la fotografía desarrollé una especie de amor hacia el encuadre, al cine, hacia lo que puedes contar.

O sea que su pasión por la fotografía fue anterior a conocer a Carlos Saura.

Ya lo ve. Muchísimo antes. Más que la interpretación lo que me llamaba era la magia del cine. He amado el cine desde pequeña porque era la ventana que teníamos nosotros para ver lo que pasaba en otros sitios, para ver que existían otras gentes, otros pueblos, otras formas de vida y sensibilidad. Después de descubrir la foto y el encuadre, me pasé yo a lo que es mi mundo. Hubo una época en que se hacía mucha publicidad y mucho cine. La manera de ganarnos unos dinerillos era apuntarnos a rodaje para figuración o castines para hacer anuncios, espots…

Cuando empezó a trabajar en fotografía, ¿se encontraba con aquellos fotógrafos de la ‘gauche divine’: Oriol Maspons, Leopoldo Pomés, Colita…?

Tuve la suerte de trabajar con Oriol Maspons y, siendo muy jovencita, de conocer a mucha de esa gente del Boccaccio. Hice bastantes cosas de publicidad y llegué a hacer de Burbuja Freixenet, que era lo máximo en publicidad entonces, con Leopoldo Pomés. Me siento muy orgullosa de haber sido ‘burbuja’ de Shirley McLaine y de Miguel Bosé. Y a la vez empecé a tomar clases de poesía, de voz, hacía hecho danza y expresión corporal, había hecho mucho deporte, y la manera de conocer el cine -al margen de que fueses a talleres de teatro y otras cosas – era estando él. Me apunté a una agencia de figuración en Barcelona, y todo eso mientras trabajaba en una gestoría en Barcelona.

Debutó en el cine con ‘Últimas tardes con Teresa’, basada en la novela de Juan Marsé, de Gonzalo Herralde.

Fue mi primer contrato como actriz. Siempre me acordaré que fui a hacer la prueba con Ángel Alcázar, el Pijoaparte; la hicimos en una barra para dar la impresión de que iba en moto. Me sentí un poco idiota, pero me dije: “Hay que hacerlo, no”. Me cogieron. Y ahí fue también cuando Pepón Corominas, Bigas Luna y Jordi Cadena me animaron mucho a que fuera a Madrid. Aún hice algunas películas más en Cataluña y me fui a Madrid con una lista de productoras a ver qué pasaba. Le dije a mi madre: “Tengo que probar. Voy a ver si esto es o no es para mí”. Le anuncié que me iba a dar dos años de plazo.

Se instaló en Madrid y no paró.

Pronto me salió mi primer trabajó con Antonio Giménez-Rico, de protagonista en un capítulo, con Juan Diego, en la serie ‘Página de sucesos’, y a partir de ahí no paré. Cuando conocí a Carlos Saura, ya llevaba doce años trabajando y había hecho unas cuantas películas significativas: ‘Las cartas de Alou’ de Montxo Armendariz, ‘El rey pasmado’ de Imanol Uribe, ‘El mar y el tiempo’ con Fernán Gómez. Tuve la suerte de conocer y trabajar con Fernán Gómez, Emma Cohen, Agustín González, Paco Rabal, toda esta gente que tanto nos enseñaron a las nuevas generaciones.

¿Quién le impresionó de una manera especial, si puede decirse eso? Ha trabajado, además de los citados, con Pilar Miró, Mario Camus… ¿Hubo alguien o algo que le dio seguridad?

Lo que me dio seguridad es que un poco todos ellos -Pilar, Paco, Fernando, Jaime de Armiñán, en su momento, porque yo fui novieta de su hijo Álvaro de Armiñán, director de cine también- me adoptaban, me querían, me mimaban, confiaban en mí para trabajar (había películas, había series en TVE de cuatro o cinco meses, en las que ensayabas, ibas a rodar exteriores...) y me enseñaron una forma muy bonita de vivir. Y siempre amando el cine. Eso fue el punto de partida que me ayudó mucho a encarar la vida y la profesión.

Y de repente aparece Carlos Saura, cuando él está a punto de hacer ‘Dispara’.

Después de haber hecho bastantes películas y series estuve dos años en la Compañía Nacional de Teatro Clásico haciendo una función teatral dirigida por Pilar Miró, con Carlos Hipólito e Irene Gutiérrez Caba, ‘La verdad sospechosa’; Pilar Miró bajaba el verso a la tierra, por decirlo así. Cuando terminó la temporada me llamó le hijo de José Luis López Vázquez, José Luis, me llamó y me dijo que hacía falta una madre que sufre… “¿Te puedes pasar?”. ¡Cómo no! Me fui para allá con mi pressbook, con mi currículo, muy interesada en que te vieran el book y el currículum, y me encontré a Carlos detrás de una mesa, en su despacho, dibujando muchas cosas de la película ‘Maratón’. Había hecho la película de las Olimpiadas de Barcelona.

Eulàlia Ramon ha trabajado mucho en fotografía y ha realizado distintas exposiciones.
Eulàlia Ramon ha trabajado mucho en fotografía y ha realizado distintas exposiciones.
Archivo Lali Ramon.

¿Y?

Empezamos a hablar de todo un poco: que si La Fura dels Baus, que si Barcelona, que si la fotografía, porque yo a todos los rodajes he sido siempre con mi cámara, y él la llevaba siempre colgada del cuello. Y yo le decía: “Pero, ¿no quieres ver mi book, por favor?”. Y entonces me dijo: “Mira, no puedo poner esta foto porque estás muy guapa y los productores italianos dirán que la guapa tiene que ser Francesca Neri. Pondremos esta otra, donde no estás tan favorecida”. “Vale, vale. Lo que tú quieras”. Añadió: “Léete el guión y si te gusta me lo dices”. Como ve fue todo un poco surrealista como lo ha sido todo un poco con Carlos. Muy distinto a lo convencional.

Hace poco declaró, en una entrevista, que vivir con él era como “un disparate constante”.

Un disparate cósmico, ja ja ja. Lo era, pero de una manera muy estimulante, muy inspiradora, sobre todo muy alentadora. A mí Carlos Saura me ha alentado siempre muchísimo. “Haces unas fotos muy bonitas, pero ¿Por qué no quieres hacer más fotos?”. O me decía: “Escribe, escribe, que lo hace bien”. Y así siempre. “Lali, debías dirigir. Lo harías muy bien. Eres muy lista”. Ja ja ja. Me sugería tantos asuntos que al final yo le decía, “Carlos, qué no puedo hacerlo todo a la vez”.

¿Soñó alguna vez, de veras, con dirigir? ¿Qué e atrajo del cuento de María Zaragoza?

Desde hacía tiempo María me iba mandando cosas para que yo me leyera, pequeños monólogos como actriz, veíamos la posibilidad de algún cortometraje, de algún largo, pero siempre para hacerlo como actriz. Pero cuando me mandó este, a la tercera página sentí que esto es lo que podía dirigir y probar lo que había aprendido en 35 años de rodajes. Con Carlos Saura he vivido todos los procesos de rodaje, con lo cual aún te metes más. En alguna película me dejó dirigir alguna escena, y con nuestra hija Anna tenemos muchos vídeos. Esta historia me atrajo mucho, me parecía muy potente, vista desde el humor negro. Y vi que podía plantearlo para tocar todos los palos y ver un poco a ver si aprendía o no. Era un personaje, Celia Freijeiro, en realidad son tres (Marina Sanjosé y Fele Martínez), es un plano muy específico. Me lo tomé como un ejercicio de cine, como una tesis.

Ha recibido muchos premios.

Creo que llevamos 37 o 38 premios. Una pasada. Me gustaría seguir y ahora tengo entre manos algo más complejo: otro texto suyo, 'Agonía', que tiene muchas cosas, cuatro escenarios ya, algunos exteriores, amor y humor negro, y también aborda la educación.

La risa de un mujer con carácter y una personal voz que se ha curtido en el cine, en la publicidad, en el teatro y en la fotografía.
La risa de un mujer con carácter y una personal voz que se ha curtido en el cine, en la publicidad, en el teatro y en la fotografía.
Archivo Lali Ramon.
Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión