El nuevo lugar en Madrid para buscar a Goya

La Galería de las Colecciones Reales ofrece en sus tres plantas una historia ilustrada de la monarquía española. Son varias las referencias aragonesas.

La visita a la Galería de las Colecciones Reales comienza junto a cuatro formidables columnas, de casi seis metros y 600 kilos, procedentes del madrileño Hospital de los Aragoneses
La visita a la Galería de las Colecciones Reales comienza junto a cuatro formidables columnas, de casi seis metros y 600 kilos, procedentes del madrileño Hospital de los Aragoneses
PATRIMONIO NACIONAL

Cuatro formidables columnas salomónicas, de casi seis metros y 600 kilos, fueron las primeras piezas colocadas en el edificio diseñado por los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla para presentar una selección de lo atesorado por la monarquía española a lo largo de su historia. Un museo de apariencia sobria pero imponentes dimensiones y que se hizo esperar, acumulando retrasos hasta su inauguración por fin el pasado 25 de julio con el nombre de Galería de las Colecciones Reales. Ahora, esas cuatro joyas del Barroco reciben al visitante.

Son también la primera referencia aragonesa, siquiera indirectamente, en la colección expuesta. Obra de José de Churriguera y Francisco Herrera ‘el Mozo’, proceden del Hospital de Nuestra Señora de Monserrat, también conocido como de los Aragoneses o de la Corona de Aragón, puesto que se fundó en Madrid, en 1658, para atender a los naturales de los territorios que conformaron esta. Se encontraba en lo que ahora es el barrio de Lavapiés y fue derribado en 1903; se salvaron de su iglesia el altar y las columnas, cubiertas de adornos dorados sobre un raro fondo azul, a las cuales se dio traslado hasta el Palacio Real.

Reinstaladas en la Galería de las Colecciones Reales, causan el más temprano impacto en quien hoy acude a conocerla. Luego comienza el recorrido en sí, que avanza en sentido descendente por sus tres plantas: una reservada para el tiempo que va desde los Reyes Católicos hasta el final de la Casa de Austria, otra para los Borbones llegando hasta Alfonso XIII, y una última de exposiciones temporales (abierta hasta junio próximo una de carruajes y automóviles). En total son 4.500 metros cuadrados reservados a la exhibición y más de 650 las piezas que pueden verse, contextualizadas con varios audiovisuales.

De un casco de Fernando el Católico a una foto del Monasterio de Piedra

Pronto se encuentra otra referencia aragonesa, un casco datado hacia 1500 y cuya propiedad se atribuye al sosiense Fernando el Católico. Y cuando va a terminar la visita aparece una más: una vieja fotografía tomada en el Monasterio de Piedra en 1879 por J. Laurent.

La Galería de las Colecciones Reales atesora un casco cuya pertenencia se atribuye a Fernando el Católico
La Galería de las Colecciones Reales atesora un casco cuya pertenencia se atribuye a Fernando el Católico
PATRIMONIO NACIONAL
Detalle de la fotografía tomada en el Monasterio de Piedra en 1879, del fotógrafo francés J. Laurent
Detalle de la fotografía tomada en el Monasterio de Piedra en 1879, del fotógrafo francés J. Laurent
PATRIMONIO NACIONAL

Abundan en el nuevo museo capitalino los objetos personales, los documentos históricos y las piezas ornamentales que hacen referencia a los distintos monarcas. Pero también hay representados grandes artistas que estuvieron al servicio de la Corona o fueron objeto de su ambición coleccionista: Velázquez, el Greco, el Bosco, Caravaggio, Rubens, Durero, Ribera, Mengs… Entre todos, sobresale el espacio reservado a Francisco de Goya, que hace de la Galería de las Colecciones Reales otro lugar donde rastrear la obra del aragonés. En el cual, en primer lugar, se puede apreciar su trabajo tras su mudanza de Zaragoza a Madrid: tanto en los tapices (‘La caza del jabalí’, ‘El columpio’, ‘El pelele’…) como en sus grandes retratos de pintor de cámara (los de Carlos IV y María Luisa de Parma, él con el uniforme de coronel de las Reales Guardias de Corps y ella con el traje de corte, que salieron hacia su nuevo destino desde el vecino Palacio Real).

Retrato de Goya del rey Carlos IV que forma parte de la exposición
Retrato de Goya del rey Carlos IV que forma parte de la exposición
PATRIMONIO NACIONAL
La Galería de las Colecciones Reales incluye también un retrato goyesco de María Luisa de Parma
La Galería de las Colecciones Reales incluye también un retrato goyesco de María Luisa de Parma
PATRIMONIO NACIONAL

Luces y sombras del pintor de Fuendentodos

Hay también dos pequeños cuadros posteriores, ‘La fabricación de balas’ y ‘La fabricación de pólvora’, en los que un patriota Goya, tras visitar, invitado por Palafox, la Zaragoza asolada en el primer Sitio, representó a los guerrilleros que combatieron la ocupación francesa en la sierra de Tardienta. Fueron comprados por Fernando VII a su vuelta a España.

Una de las dos pinturas de Goya representando a guerrilleros en la sierra de Tardienta
Una de las dos pinturas de Goya que representan a guerrilleros en la sierra de Tardienta
PATRIMONIO NACIONAL

Pero la Galería de las Colecciones Reales saca igualmente a la luz una ‘mancha’ en la biografía del de Fuendetodos: el escrito titulado ‘Estado de los quadros escogidos por los Sres. Profesores de Pinturas, Maella, Goya y Napoly, para embiar a S. M. el Emperador de Francia y Rey de Italia, todos originales de las Escuelas Españolas’. Firmado por él junto a esos otros dos artistas, Mariano Maella y Manuel Napoli, en 1810, atestigua, además del expolio para agradar a Napoleón, su participación en las comisiones encargadas de requisar pinturas de maestros nacionales con destino a París. Seleccionaron obras de Velázquez, Ribera, Zurbarán, Claudio Coello o Murillo, entre otros. Esto le valió una condecoración del durante un lustro rey de España José Bonaparte y luego pasar por una comisión de depuración, la cual terminó rehabilitándole por no haber lucido nunca en público tal medalla.

Documento firmado por Goya que atestigua su participación en las comisiones para requisar pinturas de grandes maestros y enviarlas a la Francia napoleónica
Documento firmado por Goya que atestigua su participación en las comisiones para requisar pinturas de grandes maestros y enviarlas a la Francia napoleónica
PATRIMONIO NACIONAL

Atesora la Galería de las Colecciones Reales una curiosa pieza más en parte goyesca: un tocador de la reina Isabel de Braganza, con sus correspondientes utensilios de belleza. El mueble está decorado con seis grisallas (pinturas realizadas con distintos tonos de gris que imitan relieves esculpidos en piedra) y una de ellas, de título ‘Santa Isabel de Portugal curando a una enferma’, la pintó Goya hacia 1816. Fue el último encargo que recibió como pintor real.

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