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Eduardo Mendoza explora el arte del disparate en su nueva novela

El escritor barcelonés, de 80 años, una novela muy gamberra y libre donde recupera su desternillante sentido cómico y los argumentos disparatados

Eduardo Mendoza acaba de presentar en Barcelona su nueva novela.
Eduardo Mendoza acaba de presentar en Barcelona su nueva novela.
Marta Pérez/Efe.

Sorprende Eduardo Mendoza con la publicación de una nueva novela después de anunciar hace unos meses que abandonaba la escritura. Quizá esta fue la primera broma que Mendoza (Barcelona, 1943) quiso introducir en su novela y el lector lo agradece de veras, pues con la libertad de no estar sujeto a publicar ha escrito una historia fresca y descacharrante cuya única pretensión es hacer reír y en la que recupera una chispa genuina que se acerca más a ‘El laberinto de las aceitunas’ que a sus últimas novelas, que más atentas al retrato social no brillaban tanto.

El argumento de la novela ya es un puro delirio: la Organización es un departamento gubernamental secreto creado en los años 40, en pleno franquismo. Nunca tuvo una función real; con el paso del tiempo y la ausencia de contenido cayó en el olvido y ha seguido funcionando por inercia, sin que nadie le asigne funciones ni le pida resultados: como no causa problemas y nadie sabe muy bien lo que hace, sigue existiendo sin encargos concretos y sin rendir cuentas a nadie en una ácida parodia –la primera– del entramado funcionarial y burocrático de la Administración. El único compromiso que recogen sus estatutos es hacer un festival anual de bailes regionales, pues en su creación, como tapadera, lo adscribieron en el organigrama al departamento de Coros y Danzas de la Sección Femenina y ya en democracia nadie se ha molestado en corregirlo.

Una mañana de la primavera de 2022, el jefe encomienda a su equipo una nueva misión: se trata de resolver tres sucesos acaecidos los días previos y que la abollada intuición del jefe le hace estar convencido de que están relacionados: el asesinato de un hombre en una habitación del hotel El Indio Bravo, en las Ramblas; la desaparición de un ciudadano británico recién llegado en yate desde Palamós; y (el más estrafalario) las sospechas de que algo raro sucede en una empresa alimentaria, Conservas Fernández, puesto que hace años que no suben los precios.

Para resolverlos, nueve agentes secretos, cada uno más disparatado que el anterior. Los conocemos por sus nombres en clave: Buscabrega, Pocorrabo, Monososo, la señora Grassiela, el nuevo, la Boni, Mandarino… –una de las cosas más divertidas de la novela (y que Mendoza ya ha explorado en sus obras anteriores) es la gracia para poner nombres a personajes y lugares: ya sólo eso vale la novela entera–. Al mando de todos ellos, el Jefe: quizás el personaje más paródico de todos, que colecciona frases hechas y típicos tópicos para sentenciar lo solo que está en la cima, como si estuviera al frente del CNI, y que dirige el cotarro con más voluntad que acierto.

Si la concepción de la novela parece disparatada, su desarrollo lo es aún más. La trama da lugar a múltiples enredos, a cual más absurdo, algunos de los cuales son verdaderamente cómicos: el intento de conversión del medio asiático Monososo al catolicismo con un sacerdote que no tiene ni idea de por dónde empezar, porque nunca se le había dado el caso; los infructuosos intentos de los agentes de liberar a un secuestrado, hasta que la mujer del rehén se remanga y abre la puerta a la primera, porque nadie se había dado cuenta de que no había que empujar, sino tirar; los líos con un taxista –qué gran caricatura también–, en un club de alterne –Xoxo de Luxe, otro nombre fantástico–, las peripecias en el extrarradio barcelonés…

Si la concepción de la novela parece disparatada, su desarrollo lo es aún más. La trama da lugar a múltiples enredos, a cual más absurdo, algunos de los cuales son verdaderamente cómicos...

La Organización es un cruce entre ‘El Ministerio del Tiempo’ y la TIA de Mortadelo y Filemón; los personajes tienen un aire a Pepe Gotera y Otilio. Son personajes excesivos, absurdos a más no poder, aunque también tienen su corazoncito y su parte más familiar y pegada a la realidad. Eso sí, la guardan para fuera del trabajo.

La novela tiene algo de todas las obras anteriores de Mendoza y mucho de novedad; algo de Cervantes y de la literatura del siglo de Oro y mucho de cultura popular de hoy; y, sobre todo, tiene mucho de su propio genio, de esa mirada inigualable sobre la realidad que Mendoza nos regala en cada novela. A pesar de que esta vez el autor no buscaba la crítica social, hay un retrato de fondo de la sociedad actual que impregna la historia: la prostitución, la religión, el turismo masificado, el ‘procés’, las transferencias a las comunidades autónomas, el sinsentido de la burocracia, el excesivo uso del móvil, las nuevas formas de pedagogía, la inmigración… Y en cuanto al humor, su objetivo principal, lo consigue: Mendoza firma una novela gamberra y muy libre que se disfruta una barbaridad y que cumple con creces el objetivo de hacer reír (y mucho) al lector.

LA FICHA

'Tres enigmas para la Organización'. Eduardo Mendoza. Seix Barral. Barcelona, 2023. 407 páginas. 

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