Basilio Baltasar publica 'El Apocalipsis según san Goliat' y explora las aflicciones de multitud

Basilio Baltasar es un mallorquín enamorado de Aragón, especialmente de lugares como Jaca y Canfranc, y de figuras como Abulafia. Es un agente especial e incansable de la cultura: tiene una extensa carrera en la prensa, ha dirigido la revista ‘Bitzoc’ y Seix Barral, y varias fundaciones. Preside la Fundación Formentor, que otorgaba el pasado septiembre, en Canfranc, su premio de 2023 a Pascal Quignard. Hace algunos años publicó un libro personalísimo, muy cuidado de prosa, ambientación y dimensión simbólica: ‘Pastoral iraquí’, que no tardará en ser reeditada en esa casa, con parada y fonda y paraíso propio, que es KRK, donde ha entregado ya dos títulos: ‘El intelectual rampante’ y, hace unas semanas, su novela ‘El Apocalipsis según San Goliat’.

El título es extraño y a la vez un tanto turbador e irónico, como la obra de este observador con alma de filósofo, de este moralista sensual que se esfuerza en entender que el fútbol es una invitación a la conversación y a la comunicación cuando no se sabe qué decir. Basilio Baltasar solo revela los enigmas de su canto a quien navega un poco más allá, mar adentro, hacia las estrellas o en los caballos de nubes viajeras. Parece escribir siempre con plantillas del alma y la inteligencia, y parece suspenderse en la excelencia, la beldad y el misterio. Y aquí sucede también.

Todo arranca con un boxeador, Tarco, agobiado por su mala conciencia. Así, en pocos segundos, evoca lo que ha sido y lo que aún es: «Un virtuoso en el campo abierto, un peso pesado de lucha libre». En una noche extraña, más que onírica, quizá de alucinación de cómic futurista, con tabernas y gatos de barriada, se cruzará con un extraño vagabundo, que quizá sea nórdico, de extraña dignidad, que le cuenta unas historias increíbles, vinculadas a una tormenta y a un ciervo. Con pocas páginas y un lenguaje ceñido y elegante, de varios registros (el refinado, casi el de jerga, pero también el metafísico, el depurado de trazo), Basilio Baltasar nos ha metido en un mundo donde cabe todo: la hermosura, el delirio, la visión o el vendaval espectral. Y donde cabe la violencia brutal e inesperada.

‘El Apocalipsis según san Goliat’ es uno de esos libros, dibujados con sorna, parodia y hondura, que al acabarlo apetece volver a él por pura delectación.

A partir de entonces, con capítulos titulados con ingenio y sentido alegórico, el autor nos va presentando a sus personajes. Todos ellos, de algún modo, están en la realidad y a la vez parecen colgados del arte, de recuerdos, de obsesiones, del sexo, de libros y de sueños. Todos los personajes, arquetípicos, parecen como un gran palimpsesto de deseos y fracasos. Y a la vez parecen hojas de un libro de mitos, desgajado del Génesis, de manuales de filosofía o de historia del arte. Con sabiduría e intención, Basilio retrata a la mujer engreída como la doctora Velasco que no haya su sitio, al señor Mirano, que espera un cargo de la Moncloa, a Matilde, su asistenta, a la terapeuta desafiante.

Basilio Baltasar es el autor de 'El Apocalipsis según san Goliat'.

Todos ellos, con sus extravíos y sus delirios, van armando un universo extraño donde hay de todo: la obsesión por el centauro, los cuadros de Caravaggio («el experto en arte es una profesional de la sospecha»), los relatos bíblicos de Judit, Holofernes y Goliat, o de Salomé y Herodías.

Basilio Baltasar abona de semillas una vida al límite que descansa en la prisa y la miseria. Con sutileza y brillantez, acude a la literatura, al pensamiento, a la memoria visual del planeta, a la historia de las religiones para narrar que a veces entre la sublime y lo mezquino, entre el poeta y el pordiosero no hay tanta distancia. O todo ello puede converger en la fábula y en esa metáfora de la enfermedad que explica más que una dolencia concreta el escalofrío del mundo, su vulnerabilidad y su desmayo constante. Se pregunta, y casi define su empeño: «¿Qué haremos entonces con la multitud? ¿Acaso podemos curar una a una sus aflicciones?».

‘El Apocalipsis según san Goliat’ es uno de esos libros, dibujados con sorna, parodia y hondura, que al acabarlo apetece volver a él por pura delectación.