Clara Sánchez: "La lectura está en franca decadencia"

La titular del sillón X en la Real Academia Española novela sobre la impostura en 'Los pecados de Marisa Salas' y asegura que las redes sociales le aburren.

Clara Sánchez, que ha publicado ‘El amante silencioso’, en Zaragoza.
Clara Sánchez, que ha publicado ‘El amante silencioso’, en Zaragoza.
Oliver Duch

Hace una semana que Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) tomaba posesión como titular del sillón X en Real Academia Española. Pero la escritora y académica no se lleva muy bien con el gigante digital del mismo nombre, X, el antiguo Twitter enterrado y rebautizado por Elon Musk. Es más, no se lleva bien con las redes sociales "que me aburren" ni con la inteligencia artificial, "que me quita las ganas de escribir". Lamenta además que la lectura esté "en franca decadencia".

Lo asegura al presentar su nueva novela, 'Los pecados de Marisa Salas' (Planeta), una ficción en torno al mundo editorial, con tintes de 'thriller' que pivota sobre un clamoroso caso apropiación y en la que se habla de celos, envidia, venganza, admiración o amor, "los sentimientos que dominan a los seres humanos".

Cuenta la historia de un joven autor que alcanza un éxito avasallador con su primera novela, calcada de la que treinta años atrás escribió una mujer que vive frustrada viendo como el plagiador es superventas y su libro pasa completamente desapercibido. Retrata Sánchez el mundo editorial para lo bueno y lo malo, hablando de "apropiación y de impostura antes que plagio". De la amargura que genera saber que el malhadado ladrón disfruta del éxito mientras que la benévola autora está condenada al ostracismo.

"El mundo editorial también está lleno de caprichos, de gustos y de momentos de oportunidad, de modo que hay novelas que pasan desapercibidas y luego obtienen un gran éxito, porque su momento no había llegado, y eso es algo que me ha pasado a mí", explica.

"La figura del escritor es atractiva. Se supone que tiene un talento que ni se compra ni se vende y que todo el mundo quiere tener ese halo. Pero el escritor que no ha pasado por el veneno no forja emociones", plantea. "Hay que escribir siempre con mala leche. Los escritores no debemos ser buenas personas por definición", arguye. "Ser escritor de verdad no es fácil", dice Sánchez, que habla también del impacto emocional del éxito y del fracaso en los autores.

Ha conocido la rivalidad entre escritores, pero no cree que "el cruce de navajas sea hoy como el que se vivía en el Siglo de Oro, cuando la sangre sí llegaba al río". "Por fortuna somos bastante civilizados y más moderados", se felicita evocando los crueles enfrentamientos entre Quevedo y Góngora.

Cree que la revolución tecnológica está convirtiendo a los lectores "en una rareza". "La lectura está en franca decadencia. Estamos llegando a un punto en que los lectores son verdaderos héroes", plantea esta cordial enemiga de las redes sociales. "Me crean ansiedad, fatiga mental y no me producen el menor placer", se duele. "Las redes me aburren", asegura la escritora para quien "la inteligencia artificial nos ha invadido y es terrible como contribuya a eliminar el esfuerzo intelectual, que es lo que nos salva". "Si la inteligencia artificial te copia el alma, estamos perdidos. Se me quitan las ganas de escribir", reitera Sánchez que agradece a la literatura que le haya dado y le «dé vida». Espera, con todo, que "pase este sarampión y se recupere la calma necesaria que requiere la lectura".

Asegura haber aprendido a escribir "leyendo a otros escritores". Pero sostiene que querer escribir como otro autor "es un plagio grosero" que detesta. "No puedo decir voy a ser como Annie Ernaux después de haberla leído", plantea.

Labor en la RAE

Espera aportar su grano de arena a la RAE desde su doble condición de autora y filóloga. Cree que "es importante" la presencia de narradores en la docta casa "para dejar por escrito lo que la sociedad piensa y siente a través del lenguaje". Como filóloga espera desarrollar su función para "formalizar dentro de la norma aquello que recoge la literatura y que impulsa la sociedad". "A la lengua hay que despojarla de todo lo que sobra", propone reivindicando el lema de la RAE: 'Limpia, fija, da esplendor'. "Vivimos los tiempos más convulsos y transformadores de la historia y todos esos cambios tecnológicos, políticos y sociales se reflejan en el habla", constata.

"Cuanto más accesible sea el lenguaje, mucho mejor", agrega Sánchez, que quiere que la academia "facilite la comunicación de los ciudadanos en temas como el papeleo judicial simplificando la jerga jurídica"

"Las metáforas y el lenguaje críptico caben en la narrativa, pero la factura de la luz tiene que ser clara e inteligible. Es una de las cosas que más me preocupa», destaca esta laureada escritora que atesora todos los grandes premios comerciales: el Alfaguara ('Últimas noticias del Paraíso'), el Nadal ('Lo que esconde tu nombre') y el Planeta ('El cielo ha vuelto').

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