1903: un rey de 17 años visita Zaragoza

Las fotografías de la época retratan la animación colectiva que rodeó la llegada de Alfonso XIII a la capital aragonesa. Mañana hace 120 años.

Alfonso XIII recorre a caballo las abarrotadas calles de Zaragoza, ciudad que visita del 16 al 19 de octubre de 1903.
Alfonso XIII recorre a caballo las abarrotadas calles de Zaragoza, ciudad que visita del 16 al 19 de octubre de 1903.
Archivo Mollat-Moya / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Las Fiestas del Pilar de 1903 tuvieron un aliciente muy especial. "Vendré a Zaragoza para las fiestas", había anunciado Alfonso XIII al alcalde Amado Laguna: "Por fin ha vencido usted y logrado su pretensión".

Aquella visita real de cuatro días de duración transformó la capital aragonesa, engalanada y modernamente iluminada para la ocasión, y movilizó muchedumbres deseosas de ver pasar a aquel joven monarca que, a caballo, recorría las calles. 

Tenía 17 años. Justamente la misma edad con la que su tataranieta, la princesa Leonor, acaba de jurar bandera, hace una semana, en la Academia General Militar. En las fotos de hace 120 años que reflejan la visita, vemos a Alfonso XIII, ya rey desde hace poco más de un año, con uniforme de capitán general y condecoraciones.

En su jura de bandera, hemos visto a doña Leonor, en el extremo contrario de su carrera militar, en periodo de formación. Como dama cadete en día de gran gala, vistiendo el uniforme inspirado en la primera época de la General (1882-1893) en Toledo, al que se añadieron cordones dorados. El guiño histórico de la actual uniformidad de gala de la AGM recupera el airoso ros –con plumero rojo para los cadetes de 1º y 2º curso–, la misma prenda de cabeza que lucía Alfonso XIII en su recorrido a trote corto por las calles de Zaragoza en 1903.

Aquel rey adolescente era hijo póstumo de Alfonso XII y, por lo tanto, había nacido rey. Actuó como regente su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, hasta el 17 de mayo de 1902, cuando, tras jurar Alfonso XIII la Constitución, dio comienzo su reinado. Acababa de cumplir 16 años y se le había adelantado la mayoría de edad para que pudiera asumir cuanto antes las funciones de jefe de Estado. La princesa Leonor jurará la Constitución el día de su 18 cumpleaños.

Viajar para conocer y ser conocido

A lo largo de su reinado, Alfonso XIII viajó de manera sistemática por todas las regiones españolas. Su objetivo: popularizar su figura y entrar en contacto, además de con las autoridades y élites locales, con las clases populares. Se esforzó, especialmente al comienzo de su reinado, por conocer y ser conocido en los distintos territorios. Su estancia de varios días en Zaragoza formaba parte de una serie de viajes por el norte de España: San Sebastián, Echarri-Aranaz, Estella, Logroño y, ya en Aragón, Jaca, Huesca y Zaragoza, para seguir por Valladolid, Coscurita, Soria, Palencia, Medina e Irún. En general, los programas de actividades de las visitas reales eran similares, combinando las vertientes militar, religiosa y cultural, y respondían a una planificación supervisada al detalle desde palacio. La estrategia detrás de estas giras regias no era otra que identificar, simbólicamente, monarquía y nación.

La historiadora Margarita Barral explica en ‘Alfonso XIII visita España. Monarquía y Nación’ que, "aunque sus antecesores ya practicaron la visita oficial, la manera en la que Alfonso XIII concibió este contacto directo con el pueblo fue una novedad en la realeza española, se trataba básicamente de la adaptación de la monarquía –una institución en principio instalada en las tradiciones– a la política de masas que se está consolidando". En 1903, público de todas las edades y condiciones tomará las calles para no perder detalle de las comitivas, desfiles y ceremonias programadas en Zaragoza del 16 al 19 de octubre.

Cuando Alfonso XIII baja del tren en Zaragoza el día 16, da comienzo una visita que se viene preparando desde mucho antes. Espera al cortejo regio toda una escenografía en la que sobresalen tres arcos de triunfo que, trabajando día y noche para que esté todo acabado el 12 de octubre, han levantado en el paseo de la Independencia el Ejército, el Ayuntamiento y la Real Maestranza, respectivamente. Engalanan las fachadas de los edificios del trayecto las tradicionales guirnaldas de flores, tapices y colgaduras, pero el toque de modernidad lo pone la electricidad. 

En las calles por las que tiene previsto pasar la comitiva real se han instalado 114 arcos voltaicos y miles de lámparas eléctricas. No todos podrán lucir como está previsto por culpa de una avería. Llama la atención la corona real cuajada de bombillas de colores que la Sociedad Electra Peral ha colocado en el pedestal del inacabado monumento a los Mártires, en la plaza de la Constitución, actual de España. Allí se levanta también el altar construido por los soldados de Pontoneros para la misa de campaña que tendrá lugar el domingo 18.

La expectación popular es máxima. "La mayor parte de los festejos que figuran en el programa de las fiestas del Pilar están pasando inadvertidos, pues todo el mundo de lo que se preocupa es de la próxima venida del Rey", relata ‘La Correspondencia de España’ la víspera de la llegada. Bajo un sol que brilla "como en los días más calurosos del verano", la multitud se agolpa en las calles. "No había un solo lugar en toda la carrera, desde la estación hasta el palacio arzobispal, donde no se apiñara el público, ansiando coger buen puesto para no perder detalle", relata la crónica de Heraldo de Aragón. "Por las calles del Coso y Alfonso era materialmente imposible dar un paso. En las plazas del Pilar y La Seo había miles de espectadores sentados en las aceras esperando el crítico momento de la llegada del Rey".

A caballo, Alfonso XIII recorre el Coso tras haber llegado en tren a Zaragoza el 16 de octubre de 1903. Nadie quiere perder detalle.
A caballo, Alfonso XIII recorre el Coso tras haber llegado en tren a Zaragoza el 16 de octubre de 1903. Nadie quiere perder detalle.
Colección Manuel Ordóñez / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Las fotografías que mostramos en este reportaje retratan la animación colectiva que rodeó la visita del Rey. "La muchedumbre que se estruja en las calles le vitorea sin cesar", escribe el cronista de ‘La Correspondencia de España’. En un artículo sobre Aragón en la colección fotográfica de Patrimonio Nacional en el Palacio Real de Madrid, la conservadora Reyes Utrera Gómez constata que de las visitas de su antecesor, Alfonso XII, a Zaragoza en 1875, 1878 y 1883 no ha llegado vestigio fotográfico, pero "el panorama gráfico cambia por completo en el reinado de Alfonso XIII como consecuencia de los avances fotográficos proporcionados por la patente de Richard Maddox de la técnica fotográfica del gelatino-bromuro y la generalización del comercio de las nuevas placas secas que marcaron la nueva deriva del reporterismo fotográfico, en busca de la ya posible instantánea fotográfica". Algunas de estas instantáneas de la visita de 1903 van siendo rescatadas y podemos revivir cómo fueron aquellos momentos. 

La imagen que ilustra nuestra portada fue adquirida en subasta junto a otras que forman parte del mismo reportaje. "Estamos ante una fotografía única, no solo por el contenido, que muestra al protagonista real paseando a caballo entre los zaragozanos, sino por los edificios y comercios desaparecidos de una Zaragoza que ya no existe", destaca María Pilar Gonzalo Vidao, presidenta de Anteayer Fotográfico Zaragozano, asociación cultural dedicada al estudio y difusión de fotografía antigua de Zaragoza y provincia. Tomada desde el Coso, en la imagen vemos los desaparecidos números 47 y 49-51 esquineros con la calle Don Jaime I que tiempo después darían paso a diversas sedes bancarias. Aparece también la Sedería Zaragozana, propiedad de la viuda de Vicente Callaved; la Funeraria Económica, propiedad de Emilio Alfonso Ballesteros; y el diario republicano ‘El Progreso’. Un detalle que deja constancia de la notable libertad de prensa que imperaba en ese periodo del reinado. Fundado ese mismo año, acababa de trasladar su sede al Coso; fueron sus directores Alejandro Lerroux y Manuel Ciges Aparicio, padre del actor Luis Ciges.

"¡Quiero ver Zaragoza!"

La completa agenda de la visita real lleva al Rey a recorrer literalmente la ciudad. Montado en su caballo alazán, junto a una comitiva que incluye a la Guardia Municipal, la escolta real y el ministro de la Guerra, marcha el día de su llegada desde la estación al Pilar. Las tropas salen de los cuarteles para cubrir la carrera. En el templo oye un Te Deum y sube a venerar a la Virgen en su camarín. Desde un balcón del palacio arzobispal, donde se aloja, presencia un desfile y disfruta de fuegos artificiales, gigantes y cabezudos, rondalla y orfeón. 

"¡Quiero ver Zaragoza; llévenme por calles y sitios donde no haya estado!", dice el sábado desde su carruaje que, tras parar en el recién inaugurado Mercado Nuevo, le llevará a callejear: de la plazuela del Justicia a las Tenerías, de la puerta del Sol hasta la Lonja. 

Durante dos días, enlazará las recepciones y banquetes con el paso por los laboratorios de la Granja Agrícola Experimental, donde verá funcionar una máquina para la selección de remolacha, o la inauguración del concurso de ganados. Hay tiempo para ir al teatro y presenciar la procesión del rosario, que se retrasa al domingo 18 para que pueda verla, para una solemne misa de campaña y el desfile de las tropas de la guarnición, para visitar los cuarteles –asiste incluso a las prácticas de los Pontoneros en el Ebro– y también el Casino de Zaragoza, el Mercantil y el Nuevo Círculo. En la Facultad de Medicina, congenia con los estudiantes, a los que concede dos días de vacaciones y les confía: "Aunque Rey de España, por mis años y por mis aficiones no soy sino un estudiante como cualquiera de vosotros". 

Alfonso XIII recorre a caballo las abarrotadas calles de Zaragoza, ciudad que visita del 16 al 19 de octubre de 1903.
Alfonso XIII recorre a caballo las abarrotadas calles de Zaragoza, ciudad que visita del 16 al 19 de octubre de 1903.
Archivo Mollat-Moya / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Calles abarrotadas

Alfonso XIII venía a Zaragoza por segunda vez. La primera lo había hecho junto a su madre, la reina regente María Cristina de Habsburgo cuando apenas contaba 2 años de edad. Regresaba coronado como rey de todos los españoles, recibiendo a su paso todo tipo de dispendios. La ciudad engalanó calles y edificios, construyó tres arcos efímeros que atravesó montado a lomos de su caballo, de nombre Alí, acompañado de todas las fuerzas vivas de la ciudad. Diferentes unidades militares a las que pasó revista, como el regimiento de Pontoneros, Lanceros del Rey, el de Galicia o el del Infante, desfilaron con sus mejores galas. En la imagen observamos el edificio de la entonces plaza de la Constitución esquinero con el Coso todavía sin recrecer bajo diseño de Francisco de Albiñana o el Centro Mercantil sin la reforma efectuada por el mismo arquitecto. Por María Pilar Gonzalo Vidao

Puerta efímera levantada en el paseo de la Independencia por el Ayuntamiento de Zaragoza para recibir a Alfonso XIII en su visita de octubre de 1903. Su autor: Ricardo Magdalena
Puerta efímera levantada en el paseo de la Independencia por el Ayuntamiento de Zaragoza para recibir a Alfonso XIII en su visita de octubre de 1903. Su autor: Ricardo Magdalena
Archivo Mollat-Moya / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Tres puertas para un Rey

Puerta efímera de estilo neomedieval que ofrece al espectador una visión patriótica con el escudo de Zaragoza, león rampante y pendones ondeando el viento inspirados en el movimiento de la Secesión Vienesa, muy al gusto de la época. Este par de imágenes están tomadas con una cámara estereoscópica y, con visores específicos, proporciona visión en 3D. En la puerta se aprecian también los cuatro cuarteles del escudo de Aragón, con la cruz de Íñigo Arista, árbol de Sobrarbe, el Señal Real y la cruz de San Jorge con las cuatro cabezas de caudillos moros sobre el frontal del arco. Aparecen además otros recursos decorativos como la flor de Lis, emblema de los Borbones, o los mástiles con terminación metálica de gran ligereza. Un gran acierto de Ricardo Magdalena, a instancias del Ayuntamiento, oferente de esta fabulosa construcción efímera. Por María Pilar Gonzalo Vidao

Desde los balcones del Coso zaragozano, el público contempla el paso del regimiento de Pontoneros, que desfila con su material con motivo de la visita de Alfonso XIII en 1903
Desde los balcones del Coso zaragozano, el público contempla el paso del regimiento de Pontoneros, que desfila con su material con motivo de la visita de Alfonso XIII en 1903
Archivo María Pilar Bernad Arilla / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Los Pontoneros desfilan por el Coso

Efectivos del regimiento de Pontoneros desfilaron en columna doble por el Coso zaragozano durante la mañana del día 18 de octubre de 1903. Aceras y balcones se llenan para ver al Rey. Al fondo, la plaza de la Constitución, hoy de España, con el edificio de la Diputación Provincial de Zaragoza engalanado para la ocasión. Las sombrillas que portan las damas son buena prueba del sol que caía aquel domingo de fiestas del Pilar. Al fondo, a la izquierda, el Gran Hotel de Europa, propiedad de los herederos de la familia Zoppetti, cobijo de grandes personalidades de la época. En 1931 sería derribado para construir dos años más tarde el Banco de España. Esta fotografía fue tomada desde uno de los concurridos balcones del edificio contiguo a la casa-palacio de don Simón Ignacio Tarazona. Por María Pilar Gonzalo Vidao

Desfile por el Coso, a la altura del Teatro Principal, con motivo de la visita de Alfonso XIII a Zaragoza en 1903
Desfile por el Coso, a la altura del Teatro Principal, con motivo de la visita de Alfonso XIII a Zaragoza en 1903
Archivo María Pilar Bernad Arilla / Tratamiento digital: L. Fran Ríos Raffo para Anteayer Fotográfico Zaragozano

Musas y gentío asomados a los balcones

La banda de música del Regimiento del Infante, a su paso por el Coso zaragozano. En primer plano, a la derecha, admiramos el edificio donde se situaba la que fue sede de la sucursal del Banco de España y anteriormente casa-palacio de Simón Ignacio Tarazona desde 1769, derribado en los años 40 del siglo XX. Una de sus fachadas laterales recaía en la antigua calle del Refugio. En 1863 se cambió su nombre por la del Teatro, hoy de Eusebio Blasco. Los balcones asoman repletos para recibir al joven monarca, mientras el gentío se agolpa a ambos lados de la calle. El Teatro Principal, en el ángulo izquierdo, aún lucía en su fachada las musas talladas y colocadas en 1866, procedentes de la fábrica de moldes de Parellada y Santigós. Por María Pilar Gonzalo Vidao

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