narrativa española. ocio y cultura

Manuel Ríos se pregunta por qué matan a los animales en su novela ‘El olor del miedo’

El escritor y guionista de series como 'Compañeros' o 'Rescatando a Sara' sitúa su narración en un zoológico donde es acribillada una elefanta albina

El escritor, director y guionista Manuel Ríos en el Zoológico de Valencia.
El escritor, director y guionista Manuel Ríos en el Zoológico de Valencia.
Javier Ocaña.

Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965) alterna el mundo audiovisual con la literatura. Es guionista, productor ejecutivo y realizador, ha participado en numerosas series y documentales (‘Médico de familia’, ‘Menudo es mi padre’ ‘Compañeros’, ‘Raphael’) y es novelista. Ahora publica su narración más ambiciosa: ‘El olor del miedo’ (Planeta), la presenta el viernes 15 de septiembre en Ámbito Cultural de El Corte Inglés con el escritor y cineasta Dani Calavera. Está dedicada, entre otras personas, a Félix Rodríguez de la Fuente.

“Todo tiene su sentido. Me gustan mucho los animales desde niño, sobre todo porque mi madre, en vez de leerme cuentos infantiles, me leía los cuadernos de Félix Rodríguez de la Fuente, relatos de animales, aquellas historias tan cercanas y entrañables y a la vez sorprendentes. Así que cuando me plantée una nueva novela, una historia, recordé todo aquello. Y me fui hacia ese mundo. La verdad es que quería empezar sorprendiendo con algo que no es muy frecuente: la relación entre el hombre y los animales, y en este caso en un zoológico especial como el de Valencia, el GeoParc, tan atractivo”, dice Manuel.

La novela, de más de 500 páginas, va directa al grano: en sus primeras páginas el lector asiste a la muerte, provocada por el disparo de un francotirador, de una elefanta albina, muy querida en el zoo, especialmente por la veterinaria Elena, que casi se juega el tipo para intenta salvarla. Quizá estuviese embarazada. “¿Por qué una elefanta blanca? Quizá porque aún fijaba más la atención del espectador, porque no deja de ser un animal muy especial, como lo fue en su día Copito de Nieve. Un novelista intenta crear focos de interés y de curiosidad en el lector. La realidad tiene muchas caras”, explica.

Elena no está sola en el zoo. Con ella trabaja el joven africano Sidy, que también es su amante, o al menos entre ellos hay una complicidad especial (han vivido alguna experiencia erótica particularmente intensa y hermosa), y a la vez tiene una relación con Cristina, una mujer madura, de unos 50 años, que incluso recuperará su pasado de ‘hacker’ para ayudarla. Y hay otros personajes, algunos tan turbios como Adolfo, que no solo puede maltratar a los animales sino a su propia esposa; de ahí que sea el sospechoso inicial. Y pronto entran en acción dos policías: JP, un veterano que está a punto de jubilarse, que vislumbra la sombra de la disfunción eréctil y que “a la vez descubre una ternura inmensa hacia su nieta, a la que le lee cuentos cada noche”, y Violeta, un joven tímida y brillante que inicia su carrera, y de la que se se afirma en un momento determinado que es seria pero que agradece el sentido del humor en los demás.

“No quería hacer una novela negra al uso, llena de personajes arquetípicos y un tanto esquemáticos. Me gusta contar las cosas con aventura e intriga, con acción y un buen ritmo, pero quiero que mis personajes tengan peso, psicología, complejidad. Me gusta contar con sencillez cosas complejas”, señala Manuel Ríos San Miguel, curtido en la creación de personajes y en el desarrollo de tramas.

"Me gusta contar las cosas con aventura e intriga, con acción y un buen ritmo, pero quiero que mis personajes tengan peso, psicología, complejidad"
Manuel Ríos San Martín muestra su novela, que habla de crímenes, de relaciones tensas, de pasión y de la vida salvaje controlada.
Manuel Ríos San Martín muestra su novela, que habla de crímenes, de relaciones tensas, de pasión y triángulos amorosos y de la vida salvaje controlada.
Javier Ocaña.

“El argumento es importante y exigente. Me ha exigido mucha documentación. Me gusta que la novela avance con fluidez, pero creo que mis personajes tienen mucha vida interior, muchos conflictos, que no sean solo de una pieza, y eso ayuda a la novela. Quizá el personaje más complejo sea Elena, la veterinaria, enamorada de los animales y de su trabajo. Ella tiene muchos conflictos alrededor: tiene problemas con su madre, vive un triángulo amoroso, donde hay un poco de todo, pasión, sinceridad, incertidumbre; se plantea la maternidad, tiene sus propias intuiciones, es atrevida”, dice. 

Y no solo eso: hay un momento en que decide investigar por su cuenta, se suma al proceso de búsqueda del asesino o de los asesinos que han decidido boicotear al zoo y a los animales porque los asesinatos aumentan. Y en esa búsqueda se dirimen muchas otras cosas: es lícita la cautividad de los animales salvajes, la especulación inmobiliaria, las pasiones cruzadas, la condición del francotirador, algunos debates sociales y también la sexualidad. "Algunos me han reprochado que hay mucho sexo. Creo que cinco páginas de 500. El sexo forma parte de la vida, nos marca y es decisivo, y aquí está contado creo que buen gusto y naturalidad", precisa.

“Hablé con dos francotiradores del ejército, que a su vez me contaron historias de francotiradores que se comportan como sicarios. Aquí también es muy importante el efecto de las redes sociales, cómo multiplican el eco de los conflictos. Y el otro tema capital es el miedo: el miedo de los hombres a los animales, pero también el de los animales al hombre, y evidentemente hay otros miedos a esa gente misteriosa que dispara, que no se sabe quién es y dispara contra los animales aunque sea en presencia de los niños, porque el zoo de Valencia es inmersivo y está muy concurrido. Van familias enteras. En la novela, donde se cuentan cosas muy curiosas, cómo las jirafas en la selva duermen de pie por temor a los leones y ahí, tendidas, por ejemplo, también se aborda en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos los humanos de los animales. Y algo que está muy vivo en las redes sociales: si los animales tienen sentimientos, si son capaces de amar, y cuál es su lugar en el Código Penal”. Reflexiona un instante sobre el miedo: “Con el editor vimos que era algo que estaba ahí. Muy presente. Y fue él quien me dijo que debíamos incorporar el término ‘miedo’ al título”.

Manuel Ríos San Miguel dice que no tiene la sensación de haberse inspirado en nadie, de asimilar afinidades con los grandes maestros nacionales o internacionales de la novela negra. “Más que intentar ser original he buscado mi camino. Hay tantas novelas policíacas que trato de que las mías tengan algo diferente”, declara. Reconoce que de su vasta producción se siente especialmente satisfecho con series como ‘Compañeros’ o ‘Rescatando a Sara’, y recuerda que le han adquirido los derechos para adaptar dos de sus últimas novelas ‘La huella del mal’ y ‘Donde haya tinieblas’. También ha trabajado en ‘Operación Barrio Inglés’, que se estrenará en TVE muy pronto, en este otoño.

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