El éxito del II Vive Latino en Zaragoza invita a no dormirse en los laureles de cara a 2024

El festival rozó el lleno técnico, la logística fue impecable y el balance artístico, correcto. El reto de cara a la próxima edición estriba en refrescar la selección artística.

Los trabajos de desmontaje de los escenarios del festival Vive Latino avanzaban ayer en el recinto de la Expo de Zaragoza
Los trabajos de desmontaje de los escenarios del festival Vive Latino avanzaban ayer en el recinto de la Expo de Zaragoza
Francisco Jiménez

La segunda edición del festival Vive Latino concluyó en la madrugada del sábado al domingo con un balance de cinco letras: éxito. De público, con una subida considerable en lo tocante a las cifras, superior al 25%: de 16.000 y 17.000 personas en los dos días del año pasado a más de 20.000 y casi 22.000 este año. Un éxito extensible a la organización: todo funcionó correctamente en los accesos, barras y puestos de comida, y no hubo graves problemas técnicos, con la salvedad puntual del sonido en dos de los escenarios, el principal y el más pequeño. 

En el debe de este año destaca un detalle logístico: las esperas en los baños, que no fueron tales en 2022 y esta vez resultaron tremendas, no tan alejadas a los de macrofestivales que cuadruplican en asistencia al zaragozano.

El calado del Vive Latino fuera de Zaragoza todavía es escaso para lo usual en los macrofestivales musicales españoles: tanto en cuanto a la asistencia de público venido de fuera como en difusión mediática. Pero su aceptación en la sociedad zaragozana es un hecho. Dos ediciones han bastado para que, además de los aficionados, personas que no frecuentan este tipo de manifestaciones culturales lo hayan abrazado con entusiasmo.

Hay elementos que ayudan a esa conexión entre oferta y demanda, empezando por las cabezas de cartel con gancho y largas carreras: Loquillo, Juanes, Calamaro, Julieta Venegas, Los Fabulosos Cadillacs o M-Clan, parte de las bandas sonoras de más de una generación, junto a bandas ‘indies’ de audiencias masivas como Lori Meyers, Viva Suecia y Arde Bogotá. Un menú de peso para el gran público, aderezado con perfumes sutiles: Drexler, Carla Morrison, Depedro o Morgan, por ejemplo.

La presencia aragonesa

Los artistas de la tierra cumplieron con nota. Los cinco, además, conErin Memento encontrando su propia voz, Los Bengala desatados y Calavera en afinación perfecta. La puntuación más alta, eso sí, fue para Tachenko y Gran Bob con sus Leones del Bluegrass. El pop prístino de los primeros y la fiesta ‘hillbilly’ de los segundos desataron el entusiasmo de los presentes ante el escenario Embou, el sitio en el que actuaron todos los artistas de la tierra. Quizá el año próximo se puede encontrar asiento para los nuevos elegidos en alguno de los escenarios principales, aunque sea en los horarios de sol batiente.

No hay balance oficial de la organización, de momento; no se hizo al final de la primera jornada ni de la segunda, y tampoco ayer. El Gobierno de Aragón, uno de los colaboradores principales, tampoco se ha pronunciado al respecto. Sí lo hizo la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, quien manifestó ayer al mediodía en la inauguración del Festival de Gastronomía Sostenible en el parque Grande que el Vive Latino había sido «un éxito absoluto». Quiero felicitar a la ciudad por el grandísimo éxito de esta edición: 44.000 personas han visitado el recinto, no ha habido incidencias y ha sido un ejemplo que pone a Zaragoza en el mismo centro de los grandes festivales internacionales que se celebran en España», dijo.

El balance del festival no se puede completar sin la gran noticia que trascendió una vez rebasada la medianoche del viernes al sábado: las pantallas del recinto mostraron el anuncio del concierto que ofrecerá Enrique Bunbury en Zaragoza el próximo 6 de julio en el estadio de La Romareda, cuando el aragonés había asegurado que los diez conciertos previstos en su regreso a los escenarios (cinco el próximo diciembre y otros cinco en junio de 2024, con una sola presencia europea fijada en Madrid) iban a ser los únicos que haría en este nuevo momento de su carrera.

Finalmente, con la implicación del propio Ayuntamiento de Zaragoza y el que fuera su mánager durante décadas, Nacho Royo (director e impulsor del Vive Latino de Zaragoza), el concierto será finalmente posible, y las entradas ya están a la venta en Ticketmaster.

Reflexiones para 2024

Con la continuidad del Vive Latino zaragozano garantizada para el próximo año, la reflexión sobre los puntos mejorables de la iniciativa se antoja necesaria. Para empezar, hay margen para un punto extra de riesgo en la programación, que perfectamente podría llegar por la vía de la mixtura entre el folclore latinoamericano, las nuevas tecnologías y el rock.

No faltan al otro lado del Atlántico artistas que han hecho del punto de riesgo (sin perjuicio de un gran calado en todos los rincones de América Latina) sus señas de identidad, y que permitirían a la organización seguir adelante con la idea de no repetir artistas, aunque esa loable firmeza tendrá que cambiar en algún momento si la vida del festival continúa con la misma salud que ha exhibido en su arranque.

El tono de la programación muestra una intención de seguir apostando por artistas consolidados en el escenario principal, y dejar fuera (hasta ahora, por completo) a los urbanos, tan en boga ahora en todo el planeta. El asunto no es menor, incluso para las letras grandes del cartel. Ya se intentó el año pasado traer a C. Tangana tras la ausencia sobrevenida de Bunbury, pero finalmente no pudo ser, y Amaral llenó perfectamente ese hueco en el cartel, aunque obviamente no se trataba del mismo sonido.

Otro apunte: en el proyecto inicial del festival se hablaba de hacerlo sentir en toda la ciudad con una serie de actividades complementarias, tanto lúdicas como lectivas, que involucrasen otras artes e intereses creativos, tanto en los días señalados como en momentos previos. Todavía no se ha llevado a cabo. 

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