Un bello morir honra toda la vida: 8 fotos que Gervasio Sánchez dedica a Ramón Lobo

El fotoperiodista de HERALDO DE ARAGÓN rinde homenaje a su compañero de profesión, fallecido este miércoles a los 68 años.

Ocho fotos que Gervasio Sánchez dedica a Ramón Lobo
Ocho fotos que Gervasio Sánchez dedica a Ramón Lobo
G. S.

Algunas de estas fotografías se las llevé este miércoles a Ramón Lobo al hospital, pero no se las pude entregar porque había sido sedado por la mañana. Se las regalé a la persona, Maria, que más le ha cuidado en las últimas semanas de su vida y más le quería. Me alegro mucho de haber publicado el sábado el texto "Antes que anochezca, querido Ramón". Mi idea era publicarlo después de mi encuentro con él, justo el mismo día que murió. Pero el sábado su salud empeoró y decidí adelantarme. No me hubiera perdonado que no lo hubiese leído porque fue, como digo en el primer párrafo, una declaración de vida, admiración y amor. Me sigue impresionando la fuerza mental con la que se mantuvo hasta el último aliento. Francesco Petrarca lo describió con pocas palabras: "Un bello morir honra toda una vida".

Ramón Lobo en Kano (Nigeria), febrero de 1999
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Kano (Nigeria), febrero de 1999

Viajamos a Nigeria para cubrir las primeras elecciones después de una larga dictadura. Era el país más poblado de África. En Kano visitamos a una familia española que tenía un jardín muy grande por donde se paseaban varios monos. Ramón se abrazó a uno de ellos y el resto nos partimos de risa durante un buen rato. Aquella misma noche un mosquito Anofeles le picó. Él pilló la malaria y yo me salvé. El mayor atasco de mi vida lo sufrimos juntos cuando íbamos desde el centro de Lagos al aeropuerto. Casi perdemos el avión a pesar de que habíamos salido seis horas antes del hotel.

Ramón Lobo en Lakka (Sierra Leona), mayo de 2000
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Lakka (Sierra Leona), mayo de 2000

Ramón Lobo fotografía a Sheku Jalloh, de 13 años y otro pequeño niño soldado. Minutos antes nos había contado: "A finales de 1997 atacaron mi aldea. Hicieron salir de la casa uno a uno a mis padres y a mis tres hermanas y los mataron delante de mí". El misionero Chema Caballero, director de un proyecto de rehabilitación de niños soldados, nos permitió hablar con él. El niño se desmoronó y contó por primera vez su historia de sufrimientos. Ambos lloramos en silencio.

Ramón Lobo en Lakka (Sierra Leona), mayo de 2000
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Lakka (Sierra Leona), mayo de 2000

Ramón Lobo muestra las fotografías a Sheku. Antes nos había contado: "Durante meses, con 11 años, me dieron instrucción militar. Me entregaron un fusil y empecé a matar. Cometí muchas atrocidades. Tomaba una pastilla, me sentía feliz y cumplía las órdenes sin rechistar. Siempre estuve con la persona que mató a su familia. Me amenazaba continuamente con que me iba a "lavar" (matarlo y luego lavar su cadáver). Mis compañeros eran más felices que yo porque sus padres aún estaban vivos". Durante los años siguientes Sheku pudo estudiar y marginar en su memoria los años duros de combatiente.

Ramón Lobo: helipuerto de Freetown (Sierra Leona), 23 de mayo de 2000
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Helipuerto de Freetown (Sierra Leona), 23 de mayo de 2000

Ramón Lobo y Javier Espinosa abandonan Sierra Leona después de cubrir un nuevo rebrote bélico. Nos despedimos en el helipuerto de la capital. El objetivo principal de Ramón aquella mañana era estar en Madrid para ver la final entre la Copa de Europa entre el Real Madrid y el Valencia. Yo quería que ganase este último porque así el Real Zaragoza jugaría la temporada siguiente en la máxima categoría continental. Quedamos en comentar el partido un día después. "Ramón, abriré el teléfono satélite a las 23 horas y lo tendré abierto solo cinco minutos para reservar la batería". Me extraño mucho ver la entrada de la llamada a la hora en punto: "Hay una noticia buena, el Madrid es el campeón, y otra mala: han matado a un periodista español en Sierra Leona", me dijo. "Sólo puede ser Miguel Gil", le contesté. "Eso nos tememos. Llama a tu casa inmediatamente porque la noticia está a punto de salir", me contestó. A los pocos minutos se confirmó.

Ramón Lobo: valle del Panchir (Afganistán), octubre de 2001
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Valle del Panchir (Afganistán), octubre de 2001

Viajamos desde Tayikistán hasta el norte de Afganistán justo después de los atentados del 11 de setiembre. Fueron varias jornadas de 14 horas de conducción entre chistes, bromas y algunas discusiones sobre la situación real del periodismo. El traductor, algo vago pero con una agenda de contactos impresionante, había trabajado con Ahmad Massoud, asesinado dos días antes de los atentados de las Torres Gemelas. Conseguimos mantener una cobertura intensa durante 50 días durmiendo en una colchoneta en el suelo a la espera de la caída de Kabul. Regresamos a Madrid para la presentación de Los ojos de la guerra, un libro en el que escribieron 70 periodistas y un actor de cine en recuerdo de Miguel Gil.

Ramón Lobo: Círculo de Lectores (Madrid), 22 de noviembre de 2001
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Círculo de Lectores (Madrid), 22 de noviembre de 2001

Junto a Manu Leguineche en una noche muy feliz porque presentamos "Los ojos de la guerra" y, al mismo tiempo, una noche muy triste porque a esa misma hora llegaba el cadáver de Julio Fuentes, asesinado en Afganistán, uno de los periodistas que había colaborado con el libro y compañero de andanzas en los lugares más terribles del mundo. Lo primero que hicimos cuando acabó la presentación fue acudir al tanatorio para consolar a Mónica García Prieto. Nunca olvidaré el abrazo de Pato, la madre de Miguel, con Mónica. 

Ramón Logo: restaurante de Madrid, mayo de 2006
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Restaurante de Madrid, mayo de 2006

Tras la presentación de "Hasta aquí hemos llegado", el fabuloso libro de memorias de Enrique Meneses (a la derecha de la imagen), fallecido en enero de 2013, nos fuimos a cenar. Ramón Lobo aparece entre Jesús González Green y Miguel de la Quadra- Salcedo (fallecido en mayo de 2016). Nos lo pasamos pipa con los míticos reporteros de la historia de TVE. El comportamiento de Ramón Lobo ante la muerte me recuerda mucho el de Enrique Meneses: "Si vienes a despedirte ya puedes coger la puerta", me dijo al verme entrar en su casa días antes de morir hace diez años. "¿Por qué me abrazas tan intensamente? Es como si no nos fuésemos a ver más", me dijo en la despedida guiñándome un ojo. 

Ramón Lobo: Segovia, mayo de 2018
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Segovia, mayo de 2018

Ramón Lobo con dos de sus fans: la periodista Marta López, su entonces jefa en 'El Periódico', y Choco Maldonado durante la entrega del Premio Cirilo Rodríguez. Eran tiempos felices a punto de jubilarse, con mil planes, sin enfermedades a la vista. Mensaje de Jesús, el taxista que el gran Aurelio Martín (fallecido este 16 de junio) ponía a nuestra disposición: "El año pasado (2022), en la reunión del jurado en abril, al trasladarlo a la estación de trenes de Segovia, se quejó mucho de la espalda que se estaba tratando con fisioterapia antes de saber la proveniencia del dolor. No obstante, lo que más recuerdo de aquel día fue los chistes que me contó. Así era Ramón.

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