POESÍA JOVEN. OCIO Y CULTURA

María Martín: “Un premio con este nombre, Ángel Guinda, es una oportunidad increíble”

La poeta zaragozana gana el I Premio de Poesía Joven que convoca Olifante con su poemario ‘Deshabitar el cuerpo’

Retrato de María Martín Hernández, autora de una novela inédita y debutante en la lírica con un poemario.
Retrato de María Martín Hernández, autora de una novela inédita y debutante en la lírica con un poemario.
Archivo María Martín.

María Martín Hernández (Zaragoza, 1993) ha sido la ganadora del I Premio Internacional de Poesía Joven ‘Angel Guinda’, que convoca Olifante para autores sin ningún libro publicado y menores de 30 años. Ella, que empezó con la narrativa, ‘El niño que jugaba a ser soldado’, tenía textos dispersos por aquí por allá y se ha alzado con el galardón con el poemario ‘Deshabitar el cuerpo’, formado por 42 poemas.

¿Qué supone para usted ganar el I premio, la primera convocatoria, con el nombre de Ángel Guinda y publicar en Olifante?

Me siento enormemente agradecida y muy orgullosa del reconocimiento que han decidido dar a mi obra. Cuando salieron las bases del premio, hace algo más de un año, ya tenía terminado el poemario, había estado pensando en si debía mandarlo a alguna editorial o quizá guardarlo para mí, pero entonces salió la noticia del premio y no dudé en esperar todo un año para presentarlo a la convocatoria, esto me sirvió también para perfilar los poemas y la estructura del libro. Conozco la editorial y admiro mucho el legado que representa, más todavía la labor de reconocimiento que han estado haciendo sobre Ángel Guinda estos últimos años, pensar en publicar mi primer libro bajo un premio que tuviera su nombre supone una oportunidad increíble.

¿Cómo explicaría las claves o características del libro ‘Deshabitar el cuerpo’?

Se trata de un poemario muy íntimo, comencé a escribir ‘Deshabitar el cuerpo’ hace años, antes incluso de saber que se convertiría en un libro. Sus cuarenta y dos poemas cuentan una intimidad narrada alegóricamente a través del ciclo de vida de la mariposa. A lo largo de sus versos los recuerdos de la niña que fui van formando un sendero que concluye en el interior de una mujer ya adulta, donde uno se enfrenta a su propio ser y, como una crisálida, tiene la más inmensa de las transformaciones.

¿Podría desvelarnos algunas claves del título?

‘Deshabitar el cuerpo’ es un poemario que llevo escribiendo desde hace años, ha pasado por muchísimos títulos hasta llegar al definitivo, pero creo que finalmente he conseguido expresar en este último la esencia del libro. Como le decía, el poemario esta estructurado en cuatro partes diferentes, que corresponden al ciclo de vida de la mariposa, cada una de estas partes corresponden a una época de mi vida diferente, se podría decir que en el proceso de escritura di un paseo sobre mi propia existencia. En una de estas etapas pasé por una situación muy complicada con mi cuerpo, lo que he tratado de hacer a través del lenguaje es deshabitarme para poder habitarme de nuevo.

Por los poemas que he visto y leído, da la sensación de que es un diálogo con usted misma, con el cuerpo y con la tierra, y no sé si con el amor también.

Eso es, se trata de un diálogo conmigo misma en el que trato de reflexionar sobre mi existencia a partir de símbolos como el vacío, la tierra, el cuerpo, el hambre o la palabra. Es un proceso de búsqueda donde trataba de encontrar mi propia voz a partir del espacio lírico que nos proporciona la poesía.

"En una de estas etapas pasé por una situación muy complicada con mi cuerpo, lo que he tratado de hacer a través del lenguaje es deshabitarme para poder habitarme de nuevo"

¿Qué tipo de poesía le interesa, qué líneas, qué escritores?

Me interesa mucho la poesía existencialista y diría que actualmente mis poetas de cabecera son María Zambrano, Chantal Maillard, Roberto Juarroz, Severo Sarduy y Piedad Bonnet, a alguno de ellos los cito en el libro.

¿Quiere ser esencialmente poeta o escribe otros géneros?

Comencé escribiendo relatos y novelas a los catorce años, con dieciséis quede finalista en el premio Jordi Sierra i Fabra de literatura para jóvenes con mi primera novela ‘El niño que jugaba a ser soldado’, aunque nunca la llegue a publicar. Sin embargo unos años después apareció en mi vida la poesía y creo que este es un género que me permite moldear la palabra de una forma en la que me encuentro más cómoda.

¿Sigue a los poetas jóvenes aragoneses? ¿Le parece que estamos viviendo un gran momento?

Creo que la poesía joven está en un momento muy bueno, se están creando cada vez más espacios en los qué jóvenes que tienen inquietudes poéticas pueden expresarse con total libertad, si buscamos en esos espacios podemos encontrar textos de una calidad literaria increíble. Estoy pensando por ejemplo en la asociación Noches de Poemia, cuyo objetivo es acercar la poesía a todas esas nuevas generaciones de poetas y darles un espacio para compartir su voz. Yo llevo un par de años colaborando con ellos en diversos recitales y festivales de poesía y es maravilloso ver a tanta gente joven unida por la palabra.

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