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Vegetal Jam: “Nos encanta hacer reír. Hacer bailar. Hacer sentir. Eso es la felicidad"

El dúo zaragozano, formado por David Aznar y Miguel Guallar, publica su cuarto álbum, 'Luna Perdida', con 12 temas muy variados compuestos por ellos.

Uno de los dúos más elegantes y refinados de la música nacional: mezclan lo festivo y lo tradicional con lo sofisticado y renovador.
Uno de los dúos más elegantes y vibrantes de la música nacional: mezclan lo festivo y lo tradicional con lo sofisticado y renovador; David Aznar y Miguel Guallar.
Kike Arnaiz

Miguel David Aznar, al acordeón cromático, y Miguel Guallar, violonchelo y violín, integran el imaginativo dúo Vegetal Jam, que posee un sonido muy particular, variado, hondo, festivo, basado en distintas tradiciones. En realidad, ellos son compositores y multiinstrumentistas. Publican su cuarto disco, ‘Luna perdida’, con 12 temas en los que hay un poco de todo: vals, pasodobles, mazurcas, jotas, etc. Lo han grabado en el estudio Luna Nueva. David Aznar responde a las preguntas de HERALDO.

¿Cuál es el espíritu de 'Luna perdida', su cuarto disco, que presentarán el 19 de mayo en la sala Arbolé?

En aragonés ‘Luna Perdida’ significa ‘Luna Nueva’. Pretendemos ser la Luna nueva de nosotros mismos sacando un disco después de seis años, en un momento de la historia donde no sabemos que sentido tiene sacar un CD físico dada la tendencia irremediable hacia la música en ‘streaming’. El espíritu de ‘Luna Perdida’ es renacer de una época en la sociedad convulsa en donde vivimos con la incertidumbre del qué va a pasar en cada momento. 

Es su cuarto disco. ¿En qué se nota la evolución?

A mi modo de ver hay una madurez entre nuestro primer disco y el cuarto. Hay una evolución en las composiciones, más calmada, más refinada. Hay nuevos ritmos y algún instrumento distinto que corresponde a otras latitudes. Sin embargo el espíritu es el mismo: el de la danza, el del baile popular y festivo. El baile espontáneo de la plaza.

"El espíritu de ‘Luna Perdida’ es renacer de una época en la sociedad convulsa en donde vivimos con la incertidumbre del qué va a pasar en cada momento"

¿Cree que también se perciben el cambio y el crecimiento en el virtuosismo y en la emoción?

Más que virtuosismo pretendemos que se perciba la emoción. Nos encanta cuando al terminar un concierto nos dicen cosas como: “Vuestra música me toca el corazón” o “se nos van los pies bailando” o “a nuestro hijo le encanta vuestra música porque le calma y relaja”. Somos un grupo muy emocional en las composiciones, en la manera de tocar y lo intentamos transmitir con la complicidad que ya hemos adquirido a lo largo de los años tocando juntos.

David Aznar es uno de los dos componentes de Vegetal Jam. Reside en Zaragoza; Miguel, en Ejea.
David Aznar es uno de los dos componentes de Vegetal Jam. Reside en Zaragoza; Miguel, en Ejea.
Archivo Vegetal Jam.

Son un grupo -un dúo: Miguel Guallar, que reside en Ejea, y usted- muy especial, querido, aplaudido, de los que sorprenden. ¿De dónde sale su música?

Bebemos de la tradición, nos encanta el folclore pero en general nos gusta todo. Tenemos algunos toques ‘jazzeros’, y a la vez nos encantan la música de banda sonora. De algunos temas nos dicen que parecen salidos de una película. Nos gusta mucho la música minimalista de Yann Tiersen. También como a él, nos gusta mucho meter instrumentos de juguetes o que suenen a ‘magia’, tipo metalófonos, pianos de juguete, etc. Nos gusta mucho pensar e inspirarnos en la naturaleza, en el bosque, en la lluvia, en la luna en este caso. Tanto Miguel como yo somos personas muy distintas en muchas cosas y muy parecidas en otras tantas. Supongo que esta ‘mermelada’ de sinergias hacen que hagamos la música que hacemos.

"Bebemos de la tradición, nos encanta el folclore pero en general nos gusta todo. Tenemos algunos toques ‘jazzeros’, y a la vez nos encantan la música de banda sonora. De algunos temas nos dicen que parecen salidos de una película"

¿Cómo conviven ese espíritu refinado y a la vez festivo que se percibe en el álbum?

Tenemos ambos espíritus a partes iguales en nuestro interior. Nos adaptamos a las necesidades aunque la festividad nos chifla. Siempre animamos en nuestros conciertos a que la gente se levante y baile. Pero por otro lado también nos gusta tocar en espacios íntimos, donde hay un silencio sepulcral. En ese momento nos salen los virtuosismos emocionales y es donde disfrutamos mucho.

¿Cuánto hay en la música de Vegetal Jam de juego, de sorpresa, de puro placer?

Nos gusta mucho jugar entre nosotros. Jugar con los ritmos, cambiarlos, darles la vuelta. Nos gusta que parezca que es una cosa y que luego sea otra. Nos gusta sorprender haciendo un cambio radical y la vez que haya un hilo conductor pero que nadie se espere.

La propuesta de Vegetal Jam, en general, parece una defensa de la felicidad. ¿Lo sienten así, hay una voluntad explícita de ello?

Sí, sin duda. Hay una voluntad de hacer sentir bien a todas aquellas personas que nos escuchan, que nos bailan, que nos siguen. A veces nos han llegado a definir como la música del ‘buenrollismo’. Y nos encanta esta especie de etiqueta. Al final de los conciertos, cuando nos comentan lo bien que se lo han pasado, nos recarga las baterías. Además intentamos mezclar nuestras música con presentaciones llenas de humor. Nos encanta hacer reír. Hacer bailar. Hacer sentir. Eso es la felicidad.

¿Qué modelos musicales tienen en la cabeza, junto a qué repertorios e intérpretes crecen y se expande la música del dúo?

Pues uno de ellos es sin duda Yann Tiersen. También Pascal Comelade, Cyrille Brotto. La música francesa es nuestra debilidad. También nos gustan mucho grupos como Kroke. Y la música desde México a Argentina también. En todos los ingredientes sazonamos con un toque de todos estos lugares. No obstante Miguel y yo nos conocimos tocando folk aragonés y así es como comenzamos nuestra andadura y un poco la base de nuestra andadura.

¿Les dice algo la palabra 'fantasía'? ¿Buscan la fantasía, los alardes de la imaginación?

'Fantasía' es la palabra que nos ha acompañado desde el inicio. Nuestro primer disco fue ‘Danza del bosque encantado’, donde imaginábamos como el bosque escuchaba nuestras melodías; el segundo fue ‘Valnerols’, basado en unos seres fantásticos que habitan en la naturaleza y te ayudan a recibir las sensaciones que el bosque te aporta. Nuestro tercer disco es ‘El alma en la lluvia’, inspirado en el significado del guaraní de la palabra ‘Chamamé’, que a la vez es un baile popular del nordeste argentino.

¿Y en este último, entonces, dónde estaría la fantasía?

En este último disco imaginamos que la luna se pierde y cuando está nueva no se ve en el cielo, porque está bailando en el festival de las estrellas. El festival más arraigado del universo y a la vez el festival más íntimo. De donde salen todas las músicas.

Portada del disco, diseñado por María José Lorente Wattenberg.
Portada del disco, diseñado por María José Lorente Wattenberg.
M. J. Lorente.
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