ARQUITECTURA POPULAR. OCIO Y CULTURA

El castillo del laborioso ermitaño Félix Gallardo, una joya de 'art brut' en Ariza

En la localidad, con su cincel y su imaginación construyó una fortaleza con multitud de detalles artísticos: retratos en bajo relieve e inscripciones

Félix Gallardo ante su gran construcción, poco antes de fallecer en 2017.
Félix Gallardo ante su gran construcción, poco antes de fallecer en 2017.
Archivo Ariza.

Cojo un coche de alquiler en la Estación Delicias y me dirijo a Ariza. El trayecto se hace ameno y corto, una hora y quince minutos. La Asociación sociocultural alto Jalón me ha invitado a dar una charla sobre ‘Art brut’, dentro de las Jornadas del Castillo del Sacristán. No había tenido oportunidad de verlo ‘in situ’, toda la información la he recabado de su web y del programa que hizo Mariano Navascués en ‘China Chano’ (Aragón Televisión) del sendero. En la fotos claramente se percibe que es una obra muy interesante.

Llegamos a la plaza de Ariza, donde empieza la andada. Me acompaña una amiga que vio la información que colgué en redes. Nada más llegar mi primo Alfonso me saluda y me da un abrazo. Hacía como 15 años que no nos veíamos. Aunque es de Maluenda, vive allí con mi tía Joaquina. Isa, de la asociación, me saluda contenta, pero para no dilatar el momento empezamos ya a andar.

Al cruzar la carretera hay un panel informativo que explica la ruta circular que vamos a hacer. Justo enfrente, como un testigo silencioso, está la casa de Félix Gallardo, el protagonista de lo que hoy vamos a ver. Hace una mañana espléndida, estamos más de 50 personas en el grupo. Aunque la ruta se hace en dos horas y media, pasamos casi cuatro, porque no nos queremos perder nada. Los colaboradores de la asociación van guiando y yo voy indagando. Me dicen que en el pueblo a Félix le apodaban ‘el loco’, que su padre era el sacristán, que debía dibujar muy bien porque se fue joven a Barcelona a publicar cómics.

Esto me interesa mucho, tanteo más y les insto a que profundicen en ese aspecto. No tienen información de esos años ni documentos ni familia que les haya aportado nada más. Que vuelve de Barcelona, y ya no es el mismo. Rehuía a su vuelta de la gente, compraba a las 8 de la mañana para no cruzarse con nadie. Y que se iba al monte a hacer su “fortaleza” y nadie se atrevía a meterse. Estamos hablando de principios de los 80. Se sabe por la memoria colectiva del pueblo, pero también por todas las inscripciones diseminadas por el monte en piedras, felicitando cada año.

Féliz Gallardo, poderoso e imaginativo, realizó este tipo de rostros e incisiones.
Féliz Gallardo, poderoso e imaginativo, realizó este tipo de rostros e incisiones.
Sergio Muro.

Por el sendero que han balizado los mismos de la asociación, se van viendo hitos, artilugios, bancos de piedra, altares… todo como si fueran pequeños retazos y regalos de aperitivo para llegar al tesoro escondido.

Otra persona me comenta que le dieron una pensión porque le diagnostican esquizofrenia. Llegamos a un cerro, que antes era el límite de Castilla y Aragón, y Sergio me dice que hace poco, en la iglesia de Monreal, han descubierto una inscripción que han restaurado una inscripción suya. También pasamos por algún horno de cal antiguo. La labor altruista de los colaboradores hizo que no solo acondicionaran y limpiaran el sendero, tramitaran los permisos, hicieran el balizamiento, sino también recientemente el arreglo del tejado que se había derruido por el tiempo. Isa me dice que vieron su importancia cuando fue a un encuentro a la Cala de Chodes y el escritor y galerista Carlos Grassa Toro le mostró una ingente cantidad de libros dedicados al Art Brut.

Por fin, atisbamos al fondo, en el medio de la nada, la gran construcción de Félix Gallardo. Una fortaleza castillo, con sillares perfectamente escuadrados y que si te vas acercando descubres multitud de detalles artísticos: retratos en bajo relieve, inscripciones en latín, relojes de sol, formas florales y cruces. Tenía chimenea, campanario y estancia. Firma con el cincel como Félix de Argon. Y como rey tiene soldados realizados con latas y aperos de labranza protegiendo su hábitat. La leyenda se agranda al ver esta gran obra arquitectónica creada por una sola persona en el monte, con los condicionantes que lleva realizarla en un lugar recóndito, escarpado y agreste.

Pienso en ese momento: Félix, no solo era un gran artista, era un portento físico. Dormía y vivía allí durante varias noches, como un ermitaño, aunque bajaba de vez en cuando a su casa del pueblo. Leía todas las revistas de historia y arte que compraba en el quiosco. Tiene carretillas con las que subía y bajaba con las piedras y con los bidones de agua. Como buen zahorí o superviviente, aprovechaba los puntos de agua que están alrededor, creando también otras construcciones, como la Fuente de Pimpirinela. Planta Cipreses, donde hay puntos que hay agua, como hacían los romanos.

Félix, no solo era un gran artista, era un portento físico. Dormía y vivía allí durante varias noches, como un ermitaño, aunque bajaba de vez en cuando a su casa del pueblo. Leía todas las revistas de historia y arte que compraba en el quiosco.

Después de comer, doy una charla sobre ‘Art Brut’ para que los vecinos de Ariza se sientan orgullosos de Félix y de la importancia de conservarlo y difundir su legado. El ‘Art Brut’, aunque tiene su propia taxonomía nunca ha sido ni un movimiento histórico. Es totalmente inclasificable, ahí estriba su peculiaridad y relevancia.

Normalmente, este tipo de arte está hecho por personas autodidactas que plasman formas para conocerse a sí mismos, sin influencias ni referencias de ningún tipo, sin formación artística académica, sin pretensiones de alcanzar fama, dinero o prestigio. Incluso, algunos no son conscientes de estar llevando a cabo una acción artística. Con el arte consiguen restaurar una comunicación con el mundo exterior. La mayoría son, por un lado, obsesivos y, por otro, visionarios. Aunque la traducción que podemos hacer es “arte marginal o arte bruto”, no nos debe llevar a equívoco. Es arte en sí mismo, de gran singularidad y valor artístico.

Algunas de las piedras labradas del Castillo del Sacristán.
Algunas de las piedras labradas del Castillo del Sacristán.
Sergio Muro.

La condición ‘sine qua non’ de estas personas es que son artistas. Aunque no todos han tenido vidas difíciles o complicadas, sí que hay que prestar atención que en algunos casos sus historias personales han hecho que creen obras tan increíbles. Son personas atormentadas, viviendo al margen, desprotegidos, con enfermedades mentales, asociales…Son diferentes, piensan de manera distinta y tienen desarrolladas otras capacidades. De ahí su originalidad.

El término Art Brut fue acuñado por Jean Dubuffet en 1945 tras visitar hospitales psiquiátricos donde los pacientes exponían su creatividad sin tapujos, de manera pura. Llegó a generar una colección de arte con más de 5.000 piezas, que posteriormente las donó al Château de Beaulieu en Lausanne. Los artistas Picasso, Paul Klee, André Breton, grupo CoBrA o Joseph Beuys valoraron estas obras artísticas al mismo nivel que las de cualquier otro creador de su época. En 1972, el crítico de arte  Roger Cardinal  añade el término “Arte Outsider” donde amplía esa visión inicial incluyendo a artistas que van en contra de la cultura establecida o viven al margen de la sociedad.

Y es aquí donde llamo la atención sobre varios artistas y en concreto de nuestro genio universal: todos recordamos las Pinturas Negras de la Quinta del Sordo que Goya plasmó influenciado por su sordera, incomprensión y aislamiento. Y ahora las ensalzamos como obras “maestras” y muy relevantes para conocer toda su obra y pensamiento. También menciono a Manolo Kabezabolo, y es entonces, por unanimidad, cuando comprenden el símil, ya que es un músico de la zona muy querido por ellos.

Me adentré en el Art Brut con la magnífica película producida por Julio Medem sobre la artista Judith Scott ‘¿Qué tienes debajo del sombrero?’ del 2006, acompañada por el Creative Growth Art Center de California. Pero sobre todo, al ir en el 2008 con una beca a New Jersey, que me concedió la Universidad Lehigh. En Betlehem conocí a Mr Imagination que utilizaba chapas y brochas de pintura para hacer esculturas como atributos de poder. Después visité, un referente mundial, el Museo-residencia Gugging  de Viena, donde estuve presentando mi proyecto ‘Arte de tú a tú’.

Exteriores de la Fortaleza-Castillo de Félix Gallardo.
Exteriores de la Fortaleza-Castillo de Félix Gallardo.
Sergio Muro.

Desde hace una década se están programando exposiciones de artistas outsiders en El MNCARS o la Bienal de Arte de Venecia del 2013. Les comento que tendrían que contactar con la profesora emérita Jo Farb Hernández que ha catalogado en su proyecto SPACES todas estas arquitecturas. Me contestan que lo han hecho pero que por avatares no han podido retomar la conversación.

Debemos de hablar de ARTE con mayúsculas y en Aragón tenemos casos muy significativos. Una de las más antiguas es la de Félix Sanpériz Gistau, quien en 1989 comenzó a construir ‘La Casa de Cristal’ en Monesma de San Juan. Durante nueve años decoró toda la casa con botellas de cava. También destacable la realizada por José Foncillas Ribera, que una vez jubilado comenzó a decorar su casa con distintos materiales, con gran presencia de piedras y rocas de la zona (Barbastro). En Bueña (Teruel), Cesáreo Gimeno Martín plasmó una extravagante construcción. 

Julio Basanta construyó la archiconocida ‘Casa de Dios’ de Épila, que la decoró con extrañas figuras de dioses y demonios. Afortunadamente Jorge Labé la adquirió en el 2021 y lleva intención de que sea una residencia artística. Asimismo, en pleno centro de la ciudad de Zaragoza, en el Parque José Antonio Labordeta, cerca del canal Imperial de Aragón está ‘El Jardín de la Victoria’, creado por Raquel Vela. Un lugar colorido y mágico lleno de figuras con material reciclado con forma de flores, dragones, animales del bosque, brujas, bailarinas, hadas y payasos. Todos tienen un cartel con algún lema o curiosidad.

Son obras únicas, que algunas expresan sencillez, otras tienen cariz naif, la mayoría son repetitivas y llenas de ‘horror vacui’. Son instalaciones con formas horriblemente bellas, composiciones “intolerables”, de colores estridentes y cortantes. Arte con garabatos infinitos, con tachaduras que afirman, con borrones que ensalzan. Nunca hacen rectificaciones. Todas hechas con materiales cotidianos y recuperados como corchos, latas, chapas, botellas, bidones, botes de pintura, ladrillos, piedras. Es puro arte, es arte puro. Son un patrimonio cultural que hay que preservar y poner en valor. Me encantan, me enamoran, ver algo nuevo me reconforta. Arte sin connotaciones, genuino y auténtico. No lo comparen con nada anteriormente hecho o visto, no hay parangón alguno.

* Sergio Muro. Creador, docente y gestor cultural

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