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Valtueña: "Me sumerjo en el pasado medieval de María de Huerva y Cadrete"

El pintor, escritor y dueño del BV80 regresa a la literatura con 'Molinos de cierzo', un cuento ilustrado por Marisa Lanca

José María Blasco Valtueña tiene cuatro novelas inéditas y se ha zambullido en su infancia asombrosa.
José María Blasco Valtueña tiene cuatro novelas inéditas y se ha zambullido en su infancia asombrosa.
Guillermo Mestre.

José María Blasco Valtueña (Zaragoza, 1955) fue uno de aquellos jóvenes creadores que se ocuparon de agitar la adormecida escena artística de la Zaragoza de principios de los setenta. En la década siguiente, sin abandonar nunca su trabajo pictórico, que ha sido una constante en su vida, emprendió una intensa labor de agitación cultural a los mandos del mítico bar BV80. Pero, hombre inquieto, hace casi quince años, nos sorprendió a todos internándose también en terrenos literarios. ‘Pensamientos del mes ante el botellero’ (2009), ‘Noches de BV80’ (2010) y ‘Mira lo que tengo’ (2014), elegido por Tusquets para la reapertura de La Sonrisa Vertical, componían hasta ahora su obra publicada. El pasado día 10 de febrero presentó en Zaragoza ‘Molinos de cierzo’, cuento ilustrado por Marisa Lanca, en el que se aventura en un onírico e inquietante viaje en el tiempo desde la Saraqusta musulmana hasta la actualidad.

Casi diez años sin publicar ¿cómo se explica tanto tiempo?

He colaborado también en diversos libros. El más reciente, con un extenso y delicioso relato: ‘Gabrièlle’, cuya protagonista es alumna de Sade, en un homenaje coral que al marqués se hizo. De todos modos, tras el ‘milagro’ de publicar con una de las editoriales de mayor prestigio, se vuelve uno goloso, iluso más bien. Publicar con los grandes es difícil; además de facturarles género de primera, hay que estar ungido por los hados para que, de entre los miles de manuscritos que reciben, se lean el tuyo.

Con usted lo hicieron...

No, ¿sabes qué?, con Tusquets hubo ciertos desencuentros: pretendían relanzar con urgencia la mítica colección ‘berlanguiana’ y eligieron mi libro. El corrector quiso escribirse su novelita hollando la mía. Un sinsentido tras otro. Cotejar y cotejar. Y, cuando ya quedaron en acuerdo con mis directrices, me vienen con la censura. ¡Inaudito! O borraba una serie de cosas o no se publicaba. Tras mucho cavilar, ocultando yo una fecha lo conseguí. Sí, le dedicaron excelentes críticas aquí, y allá al otro lado del charco, pero ya no me atrevo a enviarles nada. Tamaña demora los desencantó y ‘Mira lo que tengo’ echó el cierre a la colección.

Después de aportar su visión de los primeros ochenta zaragozanos en ‘Noches de BV80’ y de rastrear los márgenes de la sexualidad con ‘Mira lo que tengo’ ¿qué le llevó hasta la época medieval? ¿Cómo nace la historia?

Inmiscuirme, sumergirme, en aquel pasado medieval, que es de la mayor importancia en la historia de María de Huerva y Cadrete, constituye una suerte de homenaje a estos dos pueblos que tan divinamente nos acogieron. Para ello, me aproveché del juego que a cualquier creador proporciona que en pleno Qadrit instalaran un ‘secapelos’ gigante que no permitía pegar ojo.

Fue asimismo mi admirado Félix Romeo quien me obligó a escribir la historia, mi propia historia. Cinco años enfrascado con 1.400 páginas, de las que se publicaron 1.040, provocó que el gusanillo de la literatura siguiera horadando mi ‘entreorejayoreja’

La historia comienza con un sueño de su protagonista, Zoraida. ¿Qué importancia tiene lo onírico en su obra como escritor y como pintor?

Cantidad de veces he soñado con los pasos más apropiados para llevar a término una u otra de mis obras pictóricas. La próxima aventura a publicar está basada en un sueño. En ella se entremezclan las investigaciones y cavilosidad del ‘todo María de Huerva’ sobre un extraño fenómeno, con las elucubraciones sobre el mismo asunto en las juergas del bar La Estación del Silencio, o en las francachelas de mis pecaminosos jardines, entre muchos de los que en Zaragoza pintáis algo.

Por el libro desfilan buena parte de los sabios de aquella época zaragozana: Al-Muqtadir, Al-Mutamin, Al-Kirmani… ¿Cómo ha sido el trabajo de documentación?

En este caso, ya que no se puede entrevistar al polvo, sea regio o de plebeyos, me limité a repasar mentalmente todas mis lecturas y, como buen hijo de vecino, a contrastar mis recordaciones con los recordatorios de la pedante internet. Al final del libro he incluido un glosario de nombres y términos para facilitar la comprensión y aportar información histórica.

Tengo entendido que vive usted en María de Huerva y en el libro existe una velada crítica al destrozo paisajístico que está suponiendo la implantación de las energías alternativas en nuestra comunidad. ¿Cómo vive usted como artista y como ciudadano esa afectación, esa modificación del paisaje?

Desde mi atalaya, en la que trabajo, sufro como Zoraida ese destrozo. Miro sin ver, y en mi cabeza se representa el idílico paisaje que conocí. Cuando reparo en lo que se antoja irreparable, me descorazono.

Las delicadas ilustraciones del libro corren a cargo de Marisa Lanca. Háblenos de su trabajo.

Marisa (Lanuza Cabañero, de ahí lo de Lanca), antes que una articulista de órdago, genial maquetadora, diseñadora gráfica e ilustradora, es mi mano derecha. Sin ella pasaría yo de ambidiestro a siniestro total.

Tras una larga trayectoria como pintor, hace quince años dio usted el salto a la literatura ¿qué le movió a intentarlo?

Un artículo de Matías Uribe sobre Joaquín Sabina y Javier Krahe, publicado en HERALDO el 16 de febrero de 2003 me incitó a meterme en tamaño berenjenal. Estos dos cantautores, al igual que Bunbury, Santiago del Campo, o Juan y Pedro Valdivia de los Héroes del Silencio, entre otros, saltaron a los grandes escenarios impulsados por el trampolín del BV80, mi bar. Matías, al citar el local, de donde estos se habían destetado, equivocó su nombre. Fue asimismo mi admirado Félix Romeo quien me obligó a escribir la historia, mi propia historia. Cinco años enfrascado con 1.400 páginas, de las que se publicaron 1.040, provocó que el gusanillo de la literatura siguiera horadando mi ‘entreorejayoreja’.

Al final del libro he incluido un glosario de nombres y términos para facilitar la comprensión y aportar información histórica

Se le ve muy volcado en su trabajo literario. Pero ¿qué lugar ocupa la pintura en su vida en este momento?

Además de retratar a personajes con palabras, no he abandonado las técnicas de las artes visuales.

¿Cuál es su siguiente proyecto? ¿En qué está trabajando ahora?

Publicar cuatro novelas que, siendo cosa fina, tengo inéditas; filmar otro corto protesta en la línea de mi ‘Yo pecador’, y varios vídeos artísticos. Ahora estoy escribiendo una autobiografía que abarca hasta el fin de mi edad del pavo. Hoy caería como una bomba…

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