Karmento: "Benidorm Fest es una variable de caos en mi vida que me apetece"

La gallega presentará como candidata a Eurovisión la canción 'Quiero y duelo', una expresión de su tierra que define su relación permanente con la música.

Karmento derrochó arte y sensibilidad.
Karmento en una foto de archivo.
ESTOESLOQUEHAY

Galicia cede el paso a La Mancha con el relevo folclórico que Tanxugueiras darán en el segundo Benidorm Fest a Karmento, una de las 18 aspirantes a representar a España en Eurovisión 2023 y una de las más alejadas de parámetros comerciales para cantarle a una búsqueda llena de miedos que ella ya dejó atrás.

"Benidorm Fest es una variable de caos que me apetece en mi carrera", asegura a EFE esta artista del ámbito más "indie" pero que se dejó "ilusionar" por el cambio de timón que introdujo este proceso de selección en su primera edición cuando acogió propuestas como las de Rayden, Rigoberta Bandini, Javiera Mena o las citadas Tanxugueiras.

Cuenta Carmen Toledo (Albacete, 1981), alias Karmento, que aquello coincidió con su participación con una copla en un concurso de un canal regional de televisión. "Sentí esa cosa que no sé explicar y pensé que Benidorm Fest podría gustarme", argumenta.

"Algo que me daba miedo era la sensación de que hubiese quien se acercara solo por el 'hype', como una ola que pasa por encima y ya está, pero confío en que haya quien llegue a mí amando la música y que se quede. Y si al final esta es la canción que más se escucha de mi repertorio, pues bien porque es mía y me encanta", señala convencida.

Esa canción de la que habla se llama 'Quiero y duelo' una expresión de su tierra que define su relación permanente con la música.

"Ahora estoy más en el quiero, pero ha sido también duelo en muchas épocas, sobre todo cuando sufría el síndrome de la impostora y me sentía pequeña todo el tiempo. Me asaltaron muchos miedos, el del fracaso pero también el del éxito", confiesa la compositora e intérprete.

Durante un tiempo incluso barajó abandonar este mundo. "Ahora, sin embargo, cuando me preguntan, soy capaz de definirme como artista y se me llena el pecho al hacerlo. Por eso ya no creo que pudiese dejarlo", revela sobre el punto de ese proceso de búsqueda personal que centra el tema.

'Quiero y duelo' existía antes de decidir que iría a Benidorm Fest, "reservadita" para el que será su tercer disco tras 'Mudanzas' (2015) y 'Este devenir' (2020), y producido, como este último, por Eduardo Figueroa después de un proceso muy fluido de composición con un ritmo ternario muy típico del folclore y un "loroló" en su apogeo, "como el canto de un navegante o un pirata que avista tierra". "Debí ser vikinga en otra época", bromea.

En ese sentido, no teme que en Europa no se pueda entender una propuesta tan regional como esta. "Desde el punto de vista melódico y de la rítmica va a algo muy esencial que no es solo de España, de forma que si lo escuchan en un pueblo de Polonia hay algo que te conecta con tu casa de una forma muy clara", defiende.

"En mi casa somos todas muy folclóricas, desde mi abuela que era vedette", recuerda esta artista que aprendió pronto a taconear y a tocar las castañuelas, aunque su relación con la música fue un proceso de idas y venidas hasta que empezó a componer sus propios temas.

A ellos sumó su formación como educadora y sexóloga. "Y me ha ayudado no solo para el escenario, sino a trabajar en equipo, a resolver problemas y trazar estrategias en pos de objetivos, también con los mensajes de mis canciones, que llegan a lugares finos de la condición humana, como el amor y el sexo", cuenta.

Representante del "neofolclore" como su paisana Rozalén y orgullosa de representar la explosión de talento aún algo desconocido de La Mancha ("¡Con lo grande que es la Meseta!", reivindica), el suyo es el tema más orgánico de las 18 aspirantes.

"Justo ahora que parece que todo está inventado y todas las fusiones hechas, nos habíamos olvidado de lo más cercano: revisar lo que viene de tu casa y de tu región. Es el momento en el que muchos artistas nos estamos reencontrando con esas raíces que quizás nos están dando algo que esta vida moderna no nos da", reflexiona.

Para su puesta en escena, ha decidido contar con un viejo conocido de los eurofanes, Javier Pageo, responsable de la puesta en escena de Rayden en 2022, que fue la que más le gustó, para cerrar a su lado "una actuación muy Karmento".

"Nadie que me conozca va a pensar: '¿Dónde se ha ido esta?'. Será una propuesta de intimidad dentro de la inmensidad de ese escenario en torno al sentimiento de pertenencia, la búsqueda y el hallazgo", anticipa.

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