POESÍA. OCIO Y CULTURA

Carlos Tundidor: "Miguel Hernández se alinea con la libertad del ser humano"

El Centro de Historias dedica dos jornadas al poeta, el 26 y 27, con una obra teatral del escritor y dinamizador, charlas, música y poesía.

Carlos Tundidor, retratado en Cadaqués, coordina un variado homenaje al poeta en el 80 aniversario de su muerte.
Carlos Tundidor, retratado en Cadaqués, coordina un variado homenaje al poeta en el 80 aniversario de su muerte.
Archivo Tundidor.

Carlos Tundidor es escritor, dinamizador cultural y está vinculado a diversas organizaciones. Es uno de los coordinadores del homenaje -el miércoles 26 y el jueves 27- de Miguel Hernández (1910-1942) en el Centro de Historias, donde se estrenará su obra teatral '¡Vives!'.

¿Cómo es el Miguel Hernández que admira y reivindica?

El hombre en primer lugar. La persona que se entrega por completo con el objetivo de mejorar el país; de recortar, incluso eliminar, distancias entre esas dos Españas que había cantado Antonio Machado. Su alto sentido de la justicia que lo lleva a defender con pensamiento, palabra y actos a una República ilusionante, tan anhelada por la España del progreso y de la igualdad como odiada por la del incienso y los fusiles. Fue una persona consecuente con sus ideales, que da todo, incluso su vida. Después, el de la palabra, el del verso. A mi juicio, los poemas de Miguel Hernández sobresalen sobre la pléyade de escritores de su tiempo, una nueva Edad de Oro de la literatura en castellano, que aúna tres generaciones: la del 98, la del 27 y la del 35. Machado, Lorca y Hernández son tres poetas que han marcado las vidas de muchos millones de españoles y de otros muchos fuera de nuestras fronteras.

¿Qué pesa para usted más en él: el poeta del amor, el del combate o ese hombre infausto que se arrastra por las cárceles?

Como persona era alegre, jovial, familiar, cercano y con un alto aprecio por la amistad. Su infortunio es causado por la feroz represión en frío con la que Franco construye un país herido por los asesinados, por el silencio y el terror. Represión que sufre en sus carnes en una guerra que no fue civil sino un golpe militar fascista. Franco culminó su victoria militar de manera más cruel y vengativa que la comenzada. El exterminio era el marco que Franco se había fijado: eliminar a cuanto sonara a rojo, a comunista, a libertad. Miguel Hernández, a pesar de las penalidades por las que pasa, tiene la fuerza moral de negarse a vender su vida por el plato de lentejas que, en su momento, le ofrecen: renegar de sus convicciones, del Partido Comunista, afirmar que entró en él engañado. Únicamente acepta el casamiento póstumo religioso y solo para dejar como viuda legal a Josefina, evitando que su hijo fuera expósito.

Hablemos de su condición de poeta del amor.

Los escritos en donde el amor está como paisaje de fondo tanto como los poemas que hablan de la lucha por las libertades y la justicia tienen la misma carga de verdad, de autenticidad y esto se nota, es lo que diferencia la poesía de Miguel de muchos otros. Su ‘Elegía a Ramón Sijé’ tiene tanta carga de rebeldía como ‘Aceituneros de Jaén’ lo tiene de belleza. Su verso, en las poesías reivindicativas como en las sentimentales, produce, crea y acrecienta los sentimientos.

"Los poemas de Miguel Hernández sobresalen sobre la pléyade de escritores de su tiempo, una nueva Edad de Oro de la literatura en castellano, que aúna tres generaciones: la del 98, la del 27 y la del 35" 

¿Cómo ve esa especie de conexión que tiene con la tierra, con el paisaje, con el mundo primitivo?

Su comunión con los valores primarios: la tierra, el trabajo, la diferencia de clases en una ciudad, Orihuela, conservadora, reaccionaria y capital religiosa del sur del País Valenciano es intensa y continua. A él le toca servir de yunque. Desde muy pequeño pastorea el hato de ganado, ochenta o noventa cabezas, y eso le ayuda a pegarse al terreno, a sentir la tierra como la médula de su mundo. Por su formación, es sensible al mundo rural y a la situación de miseria y de incultura que vive una gran parte de sus paisanos. Al tiempo, desde la necesidad de saber, conoce los efectos nocivos de la incultura, de la ignorancia. Primeros poemas como ‘La palmera’, que cantó Serrat en su segundo álbum, o versos más elaborados como los de ‘Vientos del pueblo’ se nutren del paisaje y de la necesaria cultura para todos como llave de progreso. Sus viajes con las Misiones Pedagógicas puede que fueran su etapa más feliz: en ella combinaba el conocimiento del paisaje, de los pueblos, con el aporte de instrucción, siquiera básica.

¿Qué quiere resaltar en su obra teatral, que le dedica? ¿Qué no sabemos de Miguel Hernández? ¿Qué debemos saber o recordar si es que lo hemos olvidado?

Sobre todo su bonhomía y su actitud consecuente, responsable en todos los partidos que jugó. Su relación con los amigos, con el amor, con el deber. La rotura de esa red que el canónigo Almarcha, lo que tal persona simbolizaba, tejió en su momento para alejarlo de su conciencia que lo impulsaba a involucrarse, cada día más, con ese intento de luchar por la justicia, por la igualdad, por la cultura para el pueblo. Simbolizado todo por la República. Esta pequeña obra es un recorrido puntual por su vida, también por sus emociones en un pulso con los fantasmas de las personas que lo marcaron. Los versos de Miguel Hernández son un recordatorio constante de lucha, de responsabilidad, de valores. No es por casualidad que el alcalde Almeida y la presidenta Ayuso quisieran borrar su recuerdo a base de martillazos en su poesía. La autenticidad de ellos, la sintonía entre lo que piensa, lo que dice, lo que escribe con una belleza increíble y lo que hace, es transparencia pura en sus obras. Esa es la auténtica carga de profundidad de sus escritos.

"La autenticidad de sus versos, la sintonía entre lo que piensa, lo que dice, lo que escribe con una belleza increíble y lo que hace, es transparencia pura en sus obras. Esa es la auténtica carga de profundidad de sus escritos"

La vida no fue generosa con él casi nunca, sobre todo desde la Guerra Civil.

Miguel Hernández se alinea de manera firme con la libertad del ser humano, con su autonomía y con la interrelación entre la persona y el trabajo. En su recorrido por los frentes de la guerra, en sus escritos deja clara su idea crítica ante cualquier tipo de explotación, ante cualquier tipo de seguidismo incontrolado, también si este fuera de un partido político. Quizá se desconoce bastante su devoción hacia la libertad del individuo, su repulsión ante cualquier tipo de explotación de la persona, tanto física como anímica. De ahí su crítica ante una iglesia que era instrumento del poderoso. La persona es sujeto libre de su propia vida y de su propia historia y el sentido de su existencia no lo puede sustituir ninguna organización o partido.

Miguel Hernández y Josefina Manresa: ella le pasaba a máquina sus poemas.
Miguel Hernández y Josefina Manresa: ella le pasaba a máquina sus poemas.
Archivo Hernández/Manresa.

A los 80 años después de su muerte, en 1942 ¿cuál diría que es su legado, qué nos enseñó?

En su ochenta aniversario, en su centenario, dentro de doscientos, trescientos años, el legado más valioso que seguirá quedando es su autenticidad, la fuerza arrolladora de la verdad de sus versos enmarcada en la verdad de su vida, de su muerte, de sus acciones. Si se instituyera la figura del ‘santo laico’, Miguel Hernández sería uno de ellos sin dudar. ¿Qué nos enseñó? Enseñó a su generación, también a las posteriores, el valor de la dignidad, del altruismo, del compromiso, de la utopía. La riqueza de la solidaridad, de una generosidad y entrega personal tan opuesta al concepto de la caridad cristiana. Enseñó, de forma fehaciente, con su lucha y su vida, que puede y debe haber otro horizonte de igualdad.

El otro día Joan Manuel Serrat, en sus dos conciertos en el Pabellón Príncipe Felipe, cantó 3 temas suyos. Emocionantes las ‘Nanas de la cebolla’ y ‘Para la libertad’. ¿Qué composiciones emocionan a Carlos Tundidor?

Por supuesto, las dos citadas estremecen cuando se leen o se escuchan. Hay varias más cuya escucha impresiona igualmente. Desde ‘Andaluces’, el ‘Niño yuntero’, la citada ‘Elegía’ o ‘Llegó con tres heridas’, ese canto de amor, de heridas y de muerte. Quizá la versión de ‘Andaluces de Jaén’ de Paco Ibáñez es el verso musicalizado de Miguel que más me impactó. Me sigue impactando cuando la escucho en el disco ‘Paco Ibáñez en el Olympia de 1.969’.

¿En qué va a consistir su homenaje?

Son dos jornadas en el Centro de Historias, a partir de las 18.30, en donde se ha querido incluir, a una escala modesta puesto que todo se ha hecho en base a la generosidad de cuarenta participantes, la imagen, la palabra, la música, el teatro —es decir, la interpretación—, la didáctica y el fondo de sus versos. El primer día, el miércoles 26, alrededor de ‘¡Vives!’, una pequeña obra de teatro que he escrito para la ocasión —interpretada tanto por profesionales como Luis Trébol, Loretta García o Rufino Ródenas como por aficionados sacados de dos grupos de teatro, el Avempace y el de Tertulia Albada— se insertan en los entreactos, cuatro, una actuación del cantautor Diego Escusol, allí estrenará una canción compuesta de manera expresa, dos videos con imágenes relacionadas con el poeta, algunas de ellas muy poco conocidas cedidas por la Fundación, y en el último entreacto actuará una coral, ‘Para la Libertad’, reunida para la ocasión.

¿Y el jueves, 27?

El jueves, al día siguiente, una conferencia dada por Joan Pàmies, escritor, editor, crítico y co-fundador del Patronato ‘Miguel Hernández’, nos relatará las actitudes del poeta hacia sus distintos estadios en la vida. Anécdotas poco conocidas y la historia de Miguel contada de la manera más fidedigna. Pàmies es, quizá, una de las personas que mejor conoce la vida del poeta, desde su niñez hasta su muerte/asesinato. Alternará la conferencia con el recitado de algunos de sus poemas, planteados de manera cronológica, por parte de los magníficos rapsodas Luis Trébol y Loretta García. Acompañados musicalmente por Alberto Moreno del grupo Amankay. Finalmente, se ha querido agrupar la palabra y la imagen de los actos. La obra de teatro, texto de la conferencia, fotos de los videos, canciones y algunos de los poemas que se recitarán se han reunido en un libro del que se podrá disponer cualquiera de los dos días.

¿Algo más?

Hay que remarcar el ilusionado esfuerzo de estas cuarenta personas que, generosamente, han cedido una buena parte de su tiempo y esfuerzo preparando los actos a pesar de la escasez de medios, incluso de local para ensayos. Esas cuarenta personas son las grandes protagonistas de un testimonio que desea ser sincero, que enaltezca su recuerdo, su palabra y su vida.

Miguel Hernández recita en la plaza de su gran amigo y maestro Ramón Sijé.
Miguel Hernández recita en la plaza de su gran amigo y maestro Ramón Sijé.
Archivo Hernández/Manresa.

EL POEMA 'EL NIÑO YUNTERO'

Carne de yugo, ha nacido

Más humillado que bello,

Con el cuello perseguido

Por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta

A los golpes destinado,

De una tierra descontenta

Y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo

De vacas, trae a la vida

Un alma color de olivo

Vieja y ya encallecida.

Empieza a vivir, y empieza

A morir de punta a punta,

Levantando la corteza

De su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente

La vida como una guerra,

Y a dar fatigosamente

En los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe

Y ya sabe que el sudor

Es una corona grave

De sal para el labrador.

Trabaja y mientras trabaja

Masculinamente serio,

Se unge de lluvias y se alhaja

De carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,

Y a fuerza de sol, bruñido,

Con una ambición de muerte

Despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es

Más raíz, menos criatura,

Que escucha bajo sus pies

La voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde

En la tierra lentamente,

Para que la tierra inunde

De paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento

Como una grandiosa espina,

Y su vivir ceniciento

Revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,

Y devorar un mendrugo,

Y declarar con los ojos

Que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,

Y su vida en la garganta

Y sufro viendo el barbecho

Tan grande bajo su planta.

Quién salvará a ese chiquillo

Menor que un grano de avena?

De dónde saldrá el martillo

Verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón

De los hombres jornaleros,

Que antes de ser hombres son

Y han sido niños yunteros.

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