LITERATURA. OCIO Y CULTURA

José Ovejero: "¿Cómo vas a tener amigos cuando solo quieres huir?"

El escritor madrileño, premio Anagrama y premio Alfaguara, presentó en Cálamo un libro de cuentos de carácter familiar: 'Mientras estamos muertos'

José Ovejero crea un clima novelesco muy libro en los cuentos de 'Mientras estamos muertos'.
José Ovejero crea un clima novelesco muy libro en los cuentos de 'Mientras estamos muertos'.
Marta Pérez/Efe.

José Ovejero (Madrid, 1958), uno de los autores más galardonados de las letras españoles en los últimos años (Premio Alfaguara, Premio Anagrama y Premio Setenil, entre otros galardones) presentó su libro de relatos ‘Mientras estamos muertos’ (Páginas de Espuma, 2022) el viernes 23 de septiembre en la librería Cálamo, en compañía de su editor Juan Casamayor y con la crítica literaria Eva Cosculluela. Cuenta "esa vida áspera de mi infancia", la mudanzas de su familia, las distancias y rencores, algunos suicidios, y mezcla una historia intimista e individual con otra coral que nos afecta a todos. Dice: "Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda cosas. Escribir es disfrazar las cosas para poder ver su rostro real". 

¿Qué ha pasado para que ‘Mientras estamos muertos’ (Páginas de Espuma, 2022. 151 páginas) no sea una novela?

Podría haber escrito una novela. Eso está claro. ¿Por qué me decidí por los cuentos, que además tienen un mercado menor?

Y si me permite una acotación previa: comparados con los de ‘Mundo extraño’, ganador del premio Setenil, estos no todos son cuentos, también hay escenas, evocaciones, como episodios pequeños…

Pienso en una película como ‘Vidas cruzadas’ de Robert Altman, es una película, no diría que son una serie de historias que no tienen relación porque viven de una atmósfera, una preocupación, y me parecía que era bonito hacer un libro así. Que no tenga esa imposición estructural de la novela y que tuviese esa libertad de saltar de un lado a otro, pero manteniendo esa unidad de evocación, de atmósfera, de espacio y de preocupaciones. Me parecía que era un experimento interesante. Pero sí, más de una persona me ha preguntado si era una novela o un libro de cuentos.

Yo he tenido la sensación de que aquí estaba el ‘Cien años de soledad’ de su propia familia.

Bueno, se ha impuesto la necesidad de hacer un libro muy libre. Eso ha sido. El cuento te da esa libertad y no buscaba la perfección de ningún decálogo ni la economía expresiva ni el final asombroso.

Ovejero: "Me parecía que era bonito hacer un libro así. Que no tenga esa imposición estructural de la novela y que tuviese esa libertad de saltar de un lado a otro, pero manteniendo esa unidad de evocación, de atmósfera, de espacio y de preocupaciones"

Hay una frase donde dice que uno, aunque hable de sí mismo, realmente, cuenta historias de todos. “Todo lo que sucede a nuestro alrededor nos sucede a nosotros”.

Es una declaración de intenciones y de poética. Yo no puedo hablar de mí mismo sin hablar de lo que sucede a mí alrededor porque sería una falsificación. Todos como individuos nos construimos con los demás, lo que creemos que es íntimo nuestro en realidad pertenece a un momento, a una clase social, a un lugar. Me ha parecido importante resaltar eso. Yo no estoy aquí contando mi vida, que solo podría tener interés para la gente cercana. Estoy contando algo que yo quiero, o esa es mi aspiración, que sea mucho más amplio, que conecte con la vida de los demás. La huella autobiográfica es incuestionable.

¿Ha tenido una familia tan complicada?

Ja ja ja. ¿Eso le parece? A mí me parece una familia más sencilla que la mayoría.

Llaman la atención el odio de su padre hacia su tío Ángel, el suicida; el odio de su padre y su abuela; esos celos que tiene su padre de usted…

Fíjese también en algo que es clave y con lo que no contaba: cómo evoluciona el narrador. El primer cuento hay una historia de un padre terrible, con celos sí, que le pide a su hijo que dispare a un perro. En el último relato, el narrador dice, “yo no conocí a mi padre”. Ha escrito un cuento donde dice que su padre odiaba a su hermano pequeño, pero luego descubre que le cedió la herencia de la madre. El lector ve que el narrador está creciendo, está evolucionando, está dejando esa visión en blanco y negro, feroz, que tiene de su padre, y está dándose cuenta de que en cada uno de nosotros hay una complejidad que a veces, a primera vista, no se ve.

José Ovejero, el pasado viernes, en el café La Factoría, al lado de HERALDO.
José Ovejero, el pasado viernes, en el café La Factoría, al lado de HERALDO.
A. C. /Heraldo.

No habla mucho de la convivencia entre sus padres. Salvo en los dos cuentos finales...

Sí, y sobre todo en ‘El, ella’, ahí, es una narración de dos personas que parece que no van a encajar y luego al final, en la historia de una pareja, aunque desde fuera no la entiendas, compruebas que hay un montón de relaciones que no veías y que funcionaban. Con el tiempo vas entendiendo algunas cosas y otras no las entiendes jamás. Pero sí, está ese cuento, ‘El y ella’, que cuenta su historia de amor.

Hablemos de ese tío de América, Ángel, que sabemos poco de él, y le vemos así, rodeado de muchachas con minifalda que alimentan nuestras fantasías.

Claro. Idealizaba ese mundo. Y me imaginaba algo que aún no conocía, como el sexo. Mi tío era un inadaptado y no encontró su sitio. Lo que cuento en los relatos no tiene por qué haber sucedido en mi memoria, totalmente así, hago distinción entre mi memoria y lo que sucedió. Todos construimos el pasado… En algunos casos hay pequeños cambios para no hablar solo de esa persona, que sí existió, sino de un momento. Había gente que vivía así, si no era mi tío era su amigo, si no era yo, era alguien que estaba a mi lado. A veces mezclo experiencias para hacer una experiencia más amplia, pero sí, esa historia está basada en un tío mío…

"Idealizaba ese mundo. Y me imaginaba algo que aún no conocía, como el sexo. Mi tío era un inadaptado y no encontró su sitio. Lo que cuento en los relatos no tiene por qué haber sucedido en mi memoria, totalmente así, hago distinción entre mi memoria y lo que sucedió. Todos construimos el pasado…"

Que nunca quiso casarse y al final fue padre de cuatro hijos.

Ja ja. Digo que tiene cuatro hijos y en la realidad solo dos. Pero eso me da igual. Pero esa sensación que es la que a mí me interesaba: la de una generación joven, la de unos padres llegados del campo, que llegan a la ciudad con todo lo que ofrece, pero al mismo tiempo sin pertenecer a ella, y que se acaban perdiendo. Son los años nuevos de la heroína, los chicos del barrio obrero, la adicción del malestar, no solo la recreativa de la movida.

Y está otro mundo: la gente que llega del mundo rural a estas barriadas un poco inacabadas, sin luz…, el éxodo claro de la España vacía. ¿Ustedes vivían en un piso o en una casa con jardín?

Este cuento es también la historia de un desclasamiento y de una ascensión social. Y mis padres empiezan a vivir en un barrio en el que muchas casas no tenían luz y agua; calles sin asfaltar. Ahí hablo también de su deseo en aquella España del desarrollismo, ¿cuál era? Prosperar, hacer dinero, y luego se pasan a un piso en Vallecas, siguen en el barrio, pero ya en un piso, y luego acaban viviendo en un chalé. Eso que por supuesto es muy bueno, en muchos sentidos, abandonaron esa precariedad absoluta en la que vivían al principio, también significa un desenraizamiento. La sensación de que no pertenecer del todo a ningún sitio. También eso de vivir queriendo irse, que es lo que me transmiten. Mis padres me transmitieron el deseo de estar en otro sitio… Y a lo mejor también influyó en que mis amistades fueran tan escasas.

"Mi relación de niño con mi padre y adolescente, la relación con la autoridad, era traumática, y por tanto el encarnaba aquello contra lo que rebelas, sobre todo en una época en la que estás viendo una rebelión contra la autoridad, contra la dictadura"

Eso llama la atención…

¿Cómo vas a tener amigos solo cuando quieres huir? Es algo que arrastras toda tu vida.

Lo tocábamos un poco más arriba. ¿Cómo veía la convivencia entre sus padres?

Era un mundo típico de este tipo de familias de la época de la dictadura en la que el padre era la autoridad absoluta, y si no siente que lo es parece que está haciéndolo mal o que lo están humillando, y tiene que imponer continuamente su autoridad. Entonces, mi relación de niño con mi padre y adolescente, la relación con la autoridad, era traumática, y por tanto el encarnaba aquello contra lo que rebelas, sobre todo en una época en la que estás viendo una rebelión contra la autoridad, contra la dictadura. Y la relación entre ellos era incomprensible, sencillamente. No entendía que pudiesen funcionar juntos. Luego lo empiezas a entender. Había una gran distancia, que es la que refleja el libro. 

¿A qué lo atribuye?

A diversos factores, entre ellos que mi padre venía de una generación en la que la mayoría de los hombres era incapaz de expresar el afecto, porque si se hacía era un blandengue, era una debilidad. No ha sido fácil escribir el libro: a mi madre le he pedido que no lo leyese. Mi padre, como se cuenta, falleció de alzhéimer.

¿Había tantos suicidios?

Hay suicidios, una muerte por sobredosis, hay una muerte por desahucios, ya en nuestra época. Es un libro en el que se va saltando de ese momento inicial de clase obrera a la actualidad y donde descubres que, aunque parece que España ha evolucionado tanto, sigue habiendo unas bolsas de pobrezas tremendas y muchas situaciones dramáticas. Los suicidios están a la orden del día hoy. No me los invento. Leo la prensa. Es lo que descubro.

Entre las cosas especiales de su infancia y juventud está lo de los perros. Dice en 'Maneras de empezar una historia': "Todos los perros que hemos tenido en mi familia acababan por volverse locos"

Sí todos estaban locos. Mi padre recogía muchos perros. Pegaba al perro porque no puede mostrar que siente afecto por ese perro. Eso que cuento lo hago no lo culpando a mi padre, sin saña alguna, ya tengo una edad, si no viendo las contradicciones en las que vive. Y en el fondo, cuento su sufrimiento porque ahí tiene que haber sufrimiento. Y eso me parece muy interesante porque ofrece la complejidad de los personajes, que refleja la complejidad del mundo.

Otro detalle que impresiona: el abusón escolar ya existía.

Por supuesto. Había un clima muy violento en los colegios, lo que pasa es que no teníamos nombres para ello: 'mobbing', 'bullying', etc. Y podías incurrir en uno y otro lado. Te hacías hombre en la competencia, tenías que ejercer la virilidad con los demás. Lo peor que se podía decir de ti era que eras maricón.

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