archivo barboza grasa

Inéditas fotografías de los inicios de la aviación en Aragón

Aurelio Grasa, quien fuera fotógrafo de HERALDO, realizó un reportaje completo del vuelo de Gaudart en la Semana de la Aviación de Zaragoza, que se celebró en la primavera de 1910.

Accidente del aviador Gaudart en el aeródormo de Valdespartera, en la primavera de 1910.
Accidente del aviador Gaudart en el aeródormo de Valdespartera, en la primavera de 1910.
Aurelio Grasa / Archivo Barboza Grasa

Parece ser que los días previos no fueron muy idóneos para el vuelo, a juzgar por lo que contaron las crónicas: ni el cierzo se quiso perder la Semana de la Aviación de Zaragoza. Era la primavera de 1910 y tan solo hacía unos meses que en las faldas de Montjuïc, en Barcelona, un artilugio había levantado el vuelo por primera vez en España. Sin embargo, en la capital aragonesa la hazaña estuvo marcada por la mala suerte.

Louis Gaudart era un reputado aviador y el protagonista de ese vuelo por el cielo aragonés, como ya había adelantado HERALDO en su portada a principios de abril de ese año. El francés lucía un bigote de corte imperial, traje de lanilla, gorra y botines que escondían la caña por la pernera del pantalón. Así lo inmortalizó Aurelio Grasa, quien fuera fotógrafo de este periódico en su juventud. "El piloto posó, de forma distendida, sentado en un sillón de mimbre y mirando a la cámara Goerz", analizan el retrato Teresa Grasa y Carlos Barboza, hija y yerno de Aurelio.

Louis Gaudart en su visita a Zaragoza, en 1910.
Louis Gaudart en su visita a Zaragoza, en 1910.
Aurelio Grasa / Archivo Barboza Grasa

Esa fue una de las imágenes que capturó el zaragozano, el resto corresponden al campo de vuelo, el llamado aeródromo de Valdespartera. En las siete placas –ocho junto la del retrato de Gaudart- que conservan sus descendientes se puede observar un biplano entelado con ruedas, un 'Voisin'. "Por la mañana se trasladaron desde la estación de Madrid al hangar los tres grandes embalajes que encerraba el biplano. El mayor de ellos contenía las piezas de sustentación, el mediano el motor y las alas, y el pequeño el timón de cola", informó El Diario de Avisos unos días antes del evento. "Gaudart ocupó su puesto en el Voisin, gallardo aparato que era admirado con extraordinaria curiosidad por los que estaban en el hangar", relató HERALDO.

"Una ovación formidable atronó los aires"

"Aurelio Grasa tomó unas fotografías de los preparativos, con el aviador y sus asistentes adecuándolo para el vuelo", reproducen Barboza y Grasa. "Una ovación formidable atronó los aires", añaden. No obstante, los gritos de júbilo se convirtieron en sobrecogedores. "A pocos metros del límite de la pelouse, se inclinó ligeramente y empezó a cabecear. Primero se inclinó del lado izquierdo, luego del derecho, después pareció recobrar el equilibrio. Pero como había descendido a una altura de metro y medio, fue a estrellarse contra uno de los postes que delimitan la pista interior, chocando también con un automóvil y un carruaje de los muchos que había allí estacionado. Un grito de horror se escapó de la multitud, al ver que M. Gaudart salía de su asiento rebotado violentamente", contó la prensa de la época.

Accidente del aviador Gaudart en el aeródormo de Valdespartera, en la primavera de 1910.
Accidente del aviador Gaudart en el aeródormo de Valdespartera, en la primavera de 1910.
Aurelio Grasa / Archivo Barboza Grasa

Hasta el lugar del siniestro acudió Grasa, que inmortalizó el momento y brindó un reportaje "completo y único" para la posteridad. "Mr. Gaudart examinando el aparato después de su caída", escribió Aurelio Grasa en relación a una de las fotografías que realizó ese 25 de abril de 1910 en el aeródromo, donde había acudido provisto de su cámara Goerz de 13 x 18 centímetros. Esta forma de documentar las imágenes responde a una práctica "pionera" en el fotógrafo, tal y como recuerdan su hija y yerno.

Algunas se publicaron en medios de comunicación de la época, como El Diario de Avisos o la revista Aviación; en cambio, otras son inéditas, puesto que se conservan en el Archivo Barboza Grasa y no han visto todavía la luz.

Un hecho histórico

La Primera Fiesta de la Aviación de Zaragoza se vivió como uno de los acontecimientos del año. Hasta el campo de Valdespartera se desplazaron "cuatro mil" curiosos y aficionados, relató la prensa. "Cerca de mil quinientas personas", contó El Diario de Avisos, salieron desde la estación de Cariñena, a los que se sumaron los que acudieron por las orillas del Canal y los caminos. Elena Orero, presidenta del Real Aeroclub de Zaragoza y conocedora de lo acontecido esos días en la capital aragonesa, cuenta que los aficionados a la aviación se implicaron con esos preparativos.

En los días previos, se publicaron los preliminares del acontecimiento, promovido por el Sindicato de Iniciativas de Aragón, presidido por el marqués de la Arlanza. "Ayer tarde fue examinado detenidamente el campo en propiedad de la Hípica Aragonesa, encontrándolo la comisión muy a propósito para realizar las proyectadas pruebas de aviación y en mejores condiciones por cercano y cómodo que el de antemano señalado", dejaron escrito. Entonces ya se presentaba como una "atracción de forasteros, movimiento y bullicio de la población y por tanto ventajas por la industria, el comercio, trasportes, etcétera".

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