Emociones de cine a los 80

La historia de amor de una pareja de octogenarios de Muniesa llega a la gran pantalla de la mano del filme ‘No todo es vigilia’, dirigido por su nieto Hermes Paralluelo. Se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián y acaba de proyectarse en Río de Janeiro

Felisa Lou y Antonio Paralluelo, una pareja de octogenarios de Muniesa, en una de las escenas del filme que han protagonizado.
Emociones de cine a los 80

Cuando Hermes Paralluelo (Barcelona, 1981) les propuso a sus abuelos que interpretaran su propia historia de amor para rodar una película, Felisa Lou y Antonio Paralluelo, una pareja de octogenarios de Muniesa, donde han residido prácticamente toda su vida, se lo plantearon como un juego y una forma de pasar más tiempo con su nieto. Lo que no podían ni imaginar es que el documental, ‘No todo es vigilia’, competiría en el reciente Festival de Cine de San Sebastián y, tras entrañables entrevistas y sesiones fotográficas, se llevarían el aplauso y el cariño unánime de los espectadores que asistieron al estreno. Este íntimo retrato de ese profundo sentimiento, que perdura tras más de 60 años juntos, ha cruzado también el Atlántico y se acaba de proyectar en el Festival Internacional de Río de Janeiro. Y aquí no acaba un periplo que se antoja prometedor.


Hermes Paralluelo, que se encuentra en Colombia inmerso en otro rodaje, cuenta que desde que empezó a estudiar cine siempre tuvo el impulso de retratarlos. Tras terminar sus estudios de fotografía en Barcelona en 2004 se marchó a Argentina, donde firmó sus primeros cortometrajes y su primer largo, ‘Yatasto’ (premiado con la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga en 2012), un documental en torno a una familia de cartoneros de la ciudad de Córdoba. "En un momento del rodaje me di cuenta lo profundo que estaba entrando en la intimidad de esa familia. Quizás ahí sentí por primera vez que ese ejercicio que estaba haciendo con aquella familia de Argentina también lo debía hacer con los más cercanos a mí", explica. En una de las ocasiones que volvió a España su abuelo se rompió la cadera y tuvieron que hospitalizarlo. "Lo acompañé mucho tiempo durante su internamiento. Allí se puede decir que se fue construyendo el guión, a partir de las charlas que teníamos en su habitación".


‘No todo es vigilia’ retrata el cariño en la vejez y la interrelación entre estos dos ancianos, que en algunos momentos impide saber dónde termina una persona y empieza la otra. Solo se han separado cuando uno de los dos ha estado en el hospital. Su mundo y su independencia se tambalean cuando ya no tienen fuerzas para cuidarse el uno al otro y la amenaza de tener que acabar en una residencia de ancianos se cierne sobre ellos. Un temor que motiva esas largas noches en duermevela por miedo a la soledad, a la muerte y a la separación. Hoy, los dos residen cerca de Barcelona con un hijo.Rodada en Aragón

La historia transcurre en dos tiempos: una primera parte ligada al desconcierto que les produce estar ingresados en un hospital y una segunda, donde su hogar de Muniesa se convierte en un reflejo de su desamparo y de su soledad. El rodaje fue largo, casi 12 meses, ya que los ancianos tenían 84 años y el ritmo de trabajo se adecuó a sus necesidades y su estado de salud. La filmación tuvo lugar entre febrero y diciembre del año pasado y la mayoría de los escenarios son aragoneses. En la pequeña localidad turolense se utilizó tanto la casa de Felisa y Antonio como otra vivienda. Más de la mitad de las escenas hospitalarias discurren en el Hospital Militar de Zaragoza, y también en el Miguel Servet y en el de Alcañiz, además de dos centros catalanes en Tarrasa y San Pedro de Ribas.


En el filme, Hermes Paralluelo se recrea en los planos largos que sugieren el inexorable paso del tiempo, la complicidad, el miedo… La película, como él mismo dice, "vive mucho en la penumbra, insinúa bastante y muestra poco". "Había una broma con Julián Elizalde, el director de fotografía, que era recurrente; en lugar de preguntarle si había terminado de iluminar le preguntaba si había terminado de apagar luces", explica.


Tras la cámara descubrió las personalidades tan diferentes de sus abuelos. Antonio Paralluelo demostró "una gran disciplina y retentiva. Con él no hubo problemas en encauzar los textos por donde me proponía. En cambio, lo difícil era retratarlo en las escenas donde él estaba más expuesto, por ejemplo cuando se trataba solo de un gesto o una mirada". Todo lo contrario que Felisa Lou: "Ella daba muchísimo en esos momentos en los que había que expresarlo todo con un gesto sutil. El problema era encaminar la secuencia hacia donde, a priori, pensaba que tenía que ir. Ella tiene una rebeldía innata y muchas veces hacía totalmente lo contrario a lo que le planteaba. Ella es realmente incontenible y salvaje y eso se refleja claramente en su personaje". 


La presencia del matrimonio es continua durante hora y media. Un amigo de ambos, Jesús Cester, tiene un papel secundario durante la hospitalización y el propio personal del Hospital Militar de Zaragoza aparece de figurante.¿Denuncia social?

Hermes Paralluelo nunca se planteó hacer un filme con una carga de denuncia social de la situación que viven los más mayores en pueblos del medio rural por falta de servicios. "El interés por mi parte es puramente cinematográfico, de todas formas pienso que el buen cine (para otros será el mal cine) nos hace más humanos y nos ayuda a comprendernos mejor", contesta cuando se le pregunta. "Está claro que lo que les pasa a ellos, puede que de forma parecida, también les pase a más personas. Por ese lado creo que uno puede también acercarse a la película desde un perspectiva política", subraya.


‘No todo es vigilia’, una coproducción con TVE y con Colombia, ha contado con un presupuesto de 240.000 euros y ayudas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Visuales, el Instituto Catalán de las Empresas Culturales y Aragón Televisión. Para cuando finalice la ‘temporada’ de festivales, los productores preparan un estreno en la capital aragonesa.