Música

Concierto-homenaje a Mariano Cariñena

El jueves 13 de junio, en la Iglesia de Santa Isabel de Portugal, tocarán en su honor el flautista Eduardo Servera Cariñena y los organistas Luis Antonio González Marín, Saskia Roures Navarro y José Luis González Uriol.

Mariano Cariñena
Concierto-homenaje a Mariano Cariñena
JOSÉ MIGUEL MARCO

Mariano Cariñena (Zaragoza, 1933-2013) era muchas cosas: profesor de teatro, dramaturgo, escenógrafo, autor teatral, pintor y dibujante, y criador de perros. Y era también un melómano: amaba la música con auténtica devoción. La amaba, la oía y la comentaba. Uno de sus rituales en su casa eran las audiciones musicales: con tiempo, con entrega, con una pasión absoluta. Su casa de la calle de Costa estaba invadida de música. Dice el escritor, bibliotecario y naturalista Javier Delgado: “No es que trabajase con música: trabajaba escuchando música, la disfrutaba como un melómano muy instruido”. 


Mariano Cariñena solía decir que de niño había aprendido el ‘Claro de luna’ de Beethoven como quien aprende un poema. Adquiría el abono de temporada del Auditorio y era seguidor de los conciertos del Grupo Enigma en la sala Galve. Su compositor predilecto, por encima de todos, era Paul Hindemith: poseía casi todos sus discos. Había renovado sus vinilos con las nuevas grabaciones. En su respuesta al “cuestionario Proust” decía que además de Hindemith, le gustaban mucho Juan Sebastián Bach y Héctor Berlioz. Para algunos de sus espectáculos había elegido a Oliver Messiaen.


Quizá por todo ello, un grupo de amigos, con los actores y rapsodas María José Moreno y Eduardo González a la cabeza, le rendirán este jueves un homenaje en la iglesia de Santa Isabel de Portugal, con la presencia del flautista, Eduardo Servera Cariñena a la flauta, y los organistas Luis Antonio González Marín, director de Los Músicos de Su Alteza, Saskia Roures Navarro y José Luis González Uriol. "Un humanista"

Javier Delgado, que fue ayudante de dirección de Cariñena y un buen amigo, dice que el dramaturgo “entendía la puesta en escena como pauta musical: tiempos, ritmos, motivos, temas y colores. Mariano Cariñena llevaba la estructura musical impresa en su concepción del movimiento en la escena y los matices de los timbres (madera, metal, etc.) en los colores del vestuario y en la forma de moverse los personajes”. Por otra parte, Delgado afirma que “Mariano componía sus canciones: textos y músicas. En cuanto a los textos se inspiraba mucho en el siglo de Oro por el lado rítmico y de la rima y por el lado de la picaresca”.


Mariano Cariñena fue esencialmente un hombre de teatro, pero el adjetivo que mejor le define es el de humanista. A principios de los años 60 se vinculó al TEU de Juan Antonio Hormigón. En 1963 fundó el Teatro de Cámara, que contó con un club de espectadores, y en 1971 creó el Teatro Estable. Montó espectáculos ‘Los mercenarios’ de Torres Naharro en 1972, uno de los empeños de su vida; ‘Oficina de horizonte’ de Miguel Labordeta en 1977, para la que utilizó la música de Messiaen; la ‘Comedia tesorina’ de Jaime de Huete en 1979; ‘A puerta cerrada’ de Sartre en 1986 o, entre otras, ‘Enrique IV’ de Luigi Pirandello en 1990.


Dirigió algunas de sus propias obras como ‘Fábula de la fuente y la raposa’, ‘El cuento al revés’ y ‘De brujas, moras y diablos’. Dirigió la Escuela Municipal de Teatro durante veinte años y en ocasiones tradujo a los autores que representaba, entre ellos al alemán Peter Hacks, discípulo de Bertolt Brecht. Mariano Cariñena dijo en una ocasión que sus autores favoritos en prosa eran Cervantes, Arrabal y Valle-Inclán. Su lema vital era: “Vivir es dar, recibir y sobre todo compartir”. El jueves es un buen momento para compartir con él (esté donde esté) los mejores recuerdos y la mejor música.