Elvira Navarro: "Escribo desde el desamparo porque ahí encuentro consuelo y liberación"

Nacida en Huelva en 1978, la autora de ‘La trabajadora’ presentó en Cálamo ‘La isla de los conejos’ (Literatura Random House), de once relatos.

La escritora Elvira Navarro.
La escritora Elvira Navarro.
Guillermo Mestre

‘La isla de los conejos’ empieza en el año 2000, ¿no?

Del año 2000 solo hay un relato, de cuando yo estaba en París, con la beca Erasmus, en la Universidad de París 8 y vivía en la periferia. Allí la ciudad estaba como descompuesta, era como una especie de ‘apartheid’, son barrios abandonados, con un alto nivel de paro. La mayoría de los textos fueron escritos entre 2014 y 2016, con una unidad de contenido, desgarro, tono y atmósfera.

Son como cuentos de terror, de la turbiedad de la vida cotidiana y de lo inesperado. ¿Qué quería hacer, cuál sería su poética?

Los cuentos obedecen a un impulso misterioso, mucho más misterioso que las novelas. Estarían a medio camino entre la novela y la poesía. Casi serían poemas.

Quizá en un algún momento, sí, den esa impresión.

No hay un plan previo. Parto de una situación, de un personaje, de una idea o incluso de un sueño, y no sé a dónde me va conducir. En el proceso de escritura yo averiguo hacia dónde voy.

En todos sus cuentos hay como una desolación existencial. Sus seres son como náufragos dolientes…

Sí, es cierto, y supongo que es la parte de mí misma que es una náufraga doliente, que tampoco es la totalidad de mí misma. Escribo desde esa parte de mí que se siente más desamparada, pero a la vez tengo una parte muy alegre; en realidad, pero no la vuelco en la escritura básicamente porque no me sale. Es como si no me inspirase la alegría y fuese el desamparo el que me llevase a escribir porque en la escritura yo encuentro consuelo y liberación muchas veces.

¿Quiénes son los autores a los que se siente afín? Se perciben ecos de Kafka, de Poe, de Cortázar…

Son grandes maestros del oficio. Me interesan muchos cuentistas. Hay una escritora fundamental que me encanta, la rumana Ana Blandiana, autora de ‘Proyecto de pasado’, un libro que he leído y releído con fervor. Son muy importantes para mí Lydia Davis; el Julio Cortázar de ‘El perseguidor’, Felisberto Hernández. Me gusta mucho Eloy Tizón, el de ‘Velocidad de los jardines’ y ‘Técnicas de iluminación’. Me interesa mucho el ambiente sórdido de ‘Helada’ de Thomas Bernhard.

¿Cómo le llegan las historias?

Cada una viene de un sitio distinto. A veces tienen un componente biográfico fuerte, como por ejemplo las de Gerardo, que es la historia de un amor que se está rompiendo, o ‘Regresión’, que hay una ciudad que no nombro, que podía ser la Valencia de mi infancia con una vida que era la que yo llevaba, y otras vienen casi por azar…

¿Cree que el mundo es un lugar caótico e inhóspito?

Habitualmente yo tengo una percepción del mundo bastante luminosa, aunque por mis libros pueda parecer todo lo contrario. Pero sí que tengo muchas experiencias como de extrañamiento. No es inhabitual en mí mirar por la ventana de mi cuarto y ver lo profundamente extraño que es todo, algo que, desde un punto de vista literario, es muy fértil y creativo para mí.

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