Nombrarnos

No se puede hablar de la literatura aragonesa sin mencionar a las escritoras.

Al pensar en escritores, no lo hagamos solamente en hombres.
Al pensar en escritores, no lo hagamos solamente en hombres.

El pasado diciembre, la agencia Efe e Ibercaja organizaron en Zaragoza un encuentro para celebrar el esplendor de la literatura aragonesa. En él participaron tres solventes escritores: Manuel Vilas, Sergio del Molino y Javier Sierra, en representación de las tres provincias, así como de la novela, la poesía y el ensayo. Sin embargo, ¿representaban a la literatura escrita en Aragón o, más bien, a la literatura que escriben los hombres en Aragón?

Esto me ha hecho recordar el magnífico documental ‘Las Sinsombrero’, donde se visibiliza la labor de un grupo de mujeres que pertenecieron a la Generación del 27. Mujeres que han sido ignoradas -cuando no excluidas intencionadamente- en las antologías y los libros de textos. Tal y como decía Steiner: «Lo que no se nombra, no existe», y cuando pensamos en miembros de dicha generación no es en Maruja Mayo, Rosa Chacel o Marga Gil.

Por eso, para que al pensar en escritores no lo hagamos exclusivamente en hombres, quiero nombrar a algunas de las muchas y solventes escritoras aragonesas: Ana Alcolea, Soledad Puértolas, Patricia Esteban, Luz Gabás, Carmen Santos, Cristina Grande, Laura Bordonoba, Cristina Fallarás, Marta Fuembuena, María Bastarós, Magdalena Lasala, Iguázel Elhombre, Ángeles Irisarri, Marta Quintín, Irene Vallejo, Trinidad Ruiz Marcellán, Ana Asión, Pepa Pardo, Olga Bernad, Sylvia Marx, Sandra Araguas, María Pérez, Brenda Ascoz, Angélica Morales, Margarita Barbáchano, Amparo Martínez, Carmen Aliaga o Begoña Oro.

María Frisa es escritora