Lita Cabellut se reunió con su maestro Goya en su museo y expondrá en 2019

La pintora española más cotizada en el mundo prepara una muestra para febrero en Zaragoza.

Lita Cabellut, la cotizada pintora de Sariñena, en el Museo Goya de Ibercaja.
Lita Cabellut, la cotizada pintora de Sariñena, en el Museo Goya de Ibercaja.
Oliver Duch

Lita Cabellut (Sariñena, Huesca, 1961) expondrá a partir de finales de febrero o principios de marzo en el Museo Goya de Ibercaja. "Era como un sueño. Quería exponer en Zaragoza y hacerlo aquí, en el museo de uno de mis maestros. Mi gran maestro. Me hace feliz", explicaba, tras reunirse con la responsable de la Fundación Ibercaja, Inés González, y con la directora del museo, Charo Añaños.

Lita es como un torbellino de pelo negro dispuesta a comerse la vida. Cuando se encierra en su estudio de La Haya (Holanda) está como poseída por los materiales, las ansias, el deseo de creación, y se olvida del mundo. "El duende se tiene que coger en ese punto de silencio donde no pasa nada, donde no hay conflictos, despistes, atropellos. Ahí es cuando surge la creación", confesaba en el Museo de Goya, donde se quedó fascinada con los grabados del artista y con el retrato de Félix de Azara. "¿Quién era ese hombre, con ese porte? Goya y él debían ser muy amigos: el pintor le ha dado unos brillos especiales, resaltó su personalidad y su nobleza".

Lita Cabellut recibe este miércoles en Madrid el premio ‘Fuera de serie’ de las Artes de ‘El mundo’, que en 2017 recayó en Antonio López. Su obra sigue dando vueltas por ahí: es la pintora española viva más cotizada (sus cuadros oscilan entre los 30.000 y 180.000 euros) y ha tenido dos exitosas exposiciones en el Museo de Arte Gallego de La Coruña y en la Fundación Vila de Barcelona. "Hubo colas, se fletaron autobuses desde algunos lugares de España y fue una experiencia estupenda", decía.

Camarón, Coco Chanel, Frida Kahlo

Lita Cabellut aprendió el arte mural italiano con esa impresión de rotura o craquelado que ha suscitado tanta admiración a través de sus cuadros de grandes formatos de personajes anónimos o de otros tan conocidos como Camarón de la Isla, Coco Chanel (de la que ha hecho 45 retratos, desde la juventud a la vejez) o Frida Kahlo, por citar algunos. En su estudio se enajena del mundo exterior: arropada por su familia, se vuelca, se concentra, mira hacia adentro en un viaje esencial a la raíz, al alma, a la tierra y a la filosofía.

"Con Frida Kahlo me pasó algo increíble. La hice mía. Me fundí con ella de tal modo que hasta mis hijos me llamaban Frida. Ella supo convertir sus heridas en arte", decía. También deslizó otra confidencia: "He pintado a la cantante francesa Edith Piaf. Me impregné tanto de su espíritu, me contagió tanto su tristeza, su sensibilidad y su desesperación que tuve que abandonar ese proyecto", dijo. Y avanzó su método de trabajo: "Escribo poemas que no salen de mi estudio. Son como el principio, el núcleo de un procedimiento que me lleva a crear imágenes y a romperlas en busca de la libertad", reveló.

"Es curioso. A mí el cuadro que más me gusta de Goya es ‘La pradera de San Isidro’. Es un cuadro excepcional: ahí ya está un tema candente de este miércoles como la emigración". En la penumbra de los grabados, entre ‘Los disparates’, ‘Los desastres de la guerra’ y ‘Los caprichos’, reflexionó de modo natural: "Goya es un filósofo, un político, un humanista, un observador y un periodista". Charo Añaños le recordó que había teóricos que negaban su condición de pionero del fotoperiodismo desde la pintura y el grabado. Lita, que también atendía los comentarios de Cristina Rubio, número dos del Museo Goya, apostilló: "Me cuesta creerlo. Fijémonos en un grabado como ‘Caridad’. ¿No parece ese personaje del fondo el propio pintor, no es él quien asiste al horror de lo que está pasando en España, no se da eso en otros cuadros?". Le estremecieron igualmente ‘Los disparates’.

Monstruosidad y enigma

"Goya miró su entorno y los desastres, la monstruosidad y la guerra. Es un hombre muy complejo que entiende que entre la espiritualidad y la monstruosidad hay un paso. Es el pintor del sentimiento y de la razón. Cuando dudo, cuando me vengo abajo, acudo a él. ‘Los disparates’ son muy enigmáticos y tenebrosos, tienen fantasía y desgarro. A mí me parece que Goya entiende la bestialidad y que, en realidad, no se asusta de la brutalidad del ser humano. La narra, la constata y la acepta porque la comprende", subrayó, y dijo que su camino lo ha seguido Francis Bacon. "Goya para mí es innovación formal y con los materiales; observación de su tiempo y de los espacios que habita; una manera de expresar su intimidad; necesidad constante de crear. Si viviese este miércoles sería uno de los grandes pintores del momento. Es inmenso".

Lita Cabellut, acompañada de su hija Marta, salió a la calle para recorrer Zaragoza. Paseó por el Tubo, por Independencia, se asomó al Teatro Principal, y a la vez recordaba que su obra evoluciona, que la abstracción le interesaba cada vez más (Klimt, Pollock, Rothko). Tras declarar su pasión por Federico García Lorca, dijo: "Estuve aquí en dos ocasiones hace tiempo. Zaragoza me resulta una ciudad muy bonita y acogedora. Me ha recordado, en algunas cosas, a la Barcelona de comercios y familiar de hace 30 años".

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