Los incendios de la señora

Una serie de televisión relata las correrías de Ava Gardner por la España franquista.

Ava Gardner, fotografiada para HERALDO por Luis Mompel.
Ava Gardner, fotografiada para HERALDO por Luis Mompel.
Luis Mompel

Se lo bebió todo, hizo cuanto se le antojó y definió la decencia como «la castración de la alegría». Los años de terciopelo que Ava Gardner pasó en la raída España franquista son el hilo conductor de ‘Arde Madrid’, la serie que Movistar+ estrenó hace unos días. La ficción narra las andanzas -más bien las correrías- de quien se dijo fue el animal más bello del mundo, como dan buena fe los retratos que le hizo Luis Mompel en el zaragozano coso de la Misericordia. La Gardner vivió en España entre 1953 y 1968 y, como rutilante estrella y a pesar del régimen, hizo lo que le salió del moño: "La señora puede acostarse con quien quiera porque la señora es extranjera". "¿Y qué pasa? ¿Qué Dios no está en el extranjero?". "Dios sí, pero Franco no", comenta el servicio doméstico, que es el auténtico protagonista de una ficción de lo más entretenida, aunque abuse del plano corto y de cierto histrionismo en sus personajes. El espectador se adentra en el rodaje de ‘55 días en Pekín’, en las tumultuosas relaciones de Ava con su (también adúltero) marido Sinatra o en el devastador suicidio de ‘PapᒠHemingway. También refleja las tiranteces con su vecino, el general Perón, a quien cuentan que la diva de los excesos, traviesa y alcoholizada, le gritaba por la ventana "cabrón" y "maricón". Todo esto, que ya se había relatado antes en el libro ‘Beberse la vida’, de Marcos Ordóñez, se asoma a la pequeña pantalla engarzando anécdotas que invitan a sonreír a pesar de su crudeza. Ava, profundamente libre, eligió una España profundamente represiva, donde celebró interminables fiestas para evitar la castración de la alegría. Pocas cosas hay más tozudas y universales que el ‘carpe diem’. Y hasta los latinajos con una copita de Bourbon entran mejor.