Las esquinas dobladas

Sergio del Molino publica 'Lugares fuera de sitio', premio Espasa, que amplía la senda de 'La España vacía' y estudia la frontera.

Sergio del Molino, durante la presentación de su nuevo libro en Zaragoza.
Sergio del Molino, durante la presentación de su nuevo libro en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Sergio del Molino es ya un autor imprescindible, en plena madurez y con una fuerza narrativa y bibliográfica tan intensa que el Premio Espasa 2018 por ‘Lugares fuera de sitio’ no deja de ser otra consecuencia lógica de su crecimiento literario/personal. Escritor profundo e intenso, con una narrativa fácil en la que se acomoda sin dificultad la enorme documentación con la que ilustra y enriquece sus páginas, se ha introducido por voluntad propia en el arriesgado género de la intención, en el que se convive con los peligros de la toma de postura y donde, menos la indiferencia, se despiertan todo tipo de emociones y reacciones.

‘Lugares fuera de sitio’ es un trabajo valiente y complejo que ofrece en desnudez al autor y a sus ideas para reconciliar al lector con el ensayo comprometido. Un libro plagado de géneros entremezclados con una alta sensibilidad. Toda una rareza autobuscada que ofrece una mirada fresca en un volumen vivido de dentro hacia fuera y que amasa una visión en ocasiones próxima a los males de Stendhal, pero que repasa lo que es España y sus fronteras desde la evidencia de las muchas esquinas dobladas que conforman su mapa. Sin acaloramientos, sin fanatismos, ‘Lugares fuera de sitio’ es el libro de un viajero que se interroga, un caminante que no entiende de fronteras y que salta caprichosamente de un lugar a otro con la autoridad que le concede saberse un observador que no pretende la imparcialidad.

Hay un pasado periodista en Sergio del Molino que florece en sus detalles, en sus atrevimientos y hasta en la elección de sus interrogantes, pero, de forma especialísima, hay un escritor que ha sabido dar con la tecla necesaria para convertirse en uno de los autores de obligada lectura del panorama intelectual del país.

Puede que a muchos les guste más el Sergio del Molino novelista, el escritor sensible y cuidadoso con el lenguaje, pero este ensayo, consecuencia lógica de ‘La España vacía’, quizá su segunda parte, sirve para sorprenderse con su fuerza divulgadora y con su empeño por querer aportar un punto de sosiego al acaloramiento nacional en el que nos hemos sumergido. Atrapado por Habermas y su concepto de patriotismo constitucional, donde "la nación es una herramienta ciudadana elástica y porosa donde lo étnico no tiene cabida, y la pertenencia, el dentro y el afuera, se definen por la aceptación de los valores democráticos e ilustrados", Del Molino se atreve con una generosa definición de España que queda acotada como un instrumento de convivencia. Por todo ello, las fronteras adquieren una naturaleza permeable, casi imaginativa, que se esfuerzan por demostrar las muchas coincidencias y casualidades históricas que las conformaron, ofreciendo lo mucho que hay en común a ambos lados de las líneas políticas y terrestres, y que aprecian en el estrecho de Gibraltar, por ejemplo, y tal y como explicó Joaquín Costa, "una puerta que comunica dos habitaciones de una misma casa".

Pese a todo ello, las reflexiones que aparecen en la superficie de este libro tienen algo de tramposas, percibiéndose casi como un juego iniciático cuando se termina por encontrar la profundidad del mensaje. Del Molino nos introduce en un viaje por lo pequeño, por las curiosidades históricas menores, caprichos de la vida y de sus muchos pliegues, para terminar por ayudarnos a elevar la mirada y pensar sin fricciones ni adjetivos en un debate mayor, en el realmente importante: el de la idea de España.

Este viaje, este ejercicio, nos transporta hacia lo que no esperábamos, hacia lo desconocido y, además, con una intensidad que no imaginábamos, convirtiendo el relato en un gran viaje y, por extensión, en un gran libro de viajes.

Hay una visión romántica en este proceso y los muchos acompañantes que jalonan las páginas, escritores e intelectuales, viajeros de mochila o reflexión, caminan junto a nosotros indicándonos una ruta que tan solo se intuye y que, con suerte, terminará materializándose en nuestra cabeza. Por todo ello, ‘Lugares fuera de sitio’ son dos libros en uno, dos recorridos por los que libremente puede optar el lector y que tienen, como en los cuentos infantiles con varias puertas por descubrir, resultados bien diferentes.

España es una realidad que tiene mucho de diversa y sus múltiples fragmentos y rarezas evidencian la necesidad de atemperarse, algo tan parecido y tan diferente como cualquiera de las muchas interpretaciones que existen en la historia de Europa. ‘Lugares fuera de sitio’ es un libro para disfrutar y aprender, para perderse y encontrarse con todo aquello que hoy se ignora o se busca ocultar pero, especialísimamente, es un volumen para engrandecer las miradas que no alcanzan a ver el horizonte. El objetivo del entretenimiento, la diversión y el alimento para el conocimiento se logra sobradamente. Un libro que hay que leer y releer.

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