Terminan las obras en el gallinero del Teatro Principal de Zaragoza

Pasa de tener 199 a 119 butacas y gana en seguridad.

Una imagen del Teatro Principal de Zaragoza.
Gallinero reformado del Principal
Toni Galán

Las obras de reforma general del Teatro Principal siguen adelante. Primero, en septiembre de 2017, fue el cambio de las butacas del patio; después, a finales de octubre pasado, se anunció el proceso para pintar sus fachadas laterales y trasera, y, ayer, el Ayuntamiento mostró los trabajos de rehabilitación de la cuarta planta del anfiteatro. En la visita, Fernando Rivarés, consejero de Cultura de la ciudad, afirmó que la reforma «era absolutamente necesaria porque el gallinero se encontraba en un estado de deterioro lamentable y, sobre todo, era peligroso porque no cumplía con las normas de seguridad europeas».

Cerrado al público desde septiembre de 2016, el anfiteatro se abrirá al público próximamente. Las obras, que se terminarán esta misma semana, han consistido en la retirada de la grada central que era de madera para sustituirla por una de estructura metálica, así como trabajos de carpintería, pavimento, pintura e iluminación, lo que supone una mejora de la accesibilidad y una mayor seguridad.

Con la reforma, el número de localidades en el anfiteatro pasa de las 199 butacas anteriores a las nuevas 119 actuales, más sencillas y de color rojo. En total, el Principal tendrá tras la inauguración del gallinero 846 localidades.

«Como uno de los edificios más emblemáticos y señeros de la ciudad, el Principal, que daba grima, va a recuperar con estos trabajos la dignidad que se merece», dijo Rivarés, acompañado en la presentación por Víctor López, gerente del Patronato Municipal de las Artes Escénicas y de la Imagen, y Ricardo Usón, director de servicios de arquitectura del Ayuntamiento.

«Dado el interés del edificio, el Principal se encuentra en reforma constante», señaló Rivarés. La última actualización del coliseo zaragozano fue obra del arquitecto José Manuel Pérez Latorre, en 1987.

«La del anfiteatro ha sido una reforma sencilla para mejorar una grada que tiene mucha pendiente y no cumplía la norma de seguridad ni de salida de incendios», afirmó Usón durante la visita.

El coste de las obras, sin incluir el precio de las butacas, –que podría rondar los 15.000 euros, aproximadamente– asciende a 70.000 euros e incluye los trabajos de adecentamiento del pasillo de acceso, pintado ahora de color rojo con el tono corporativo del teatro.

Durante la visita, Rivarés también aludió a la intención del Ayuntamiento de cambiar en el futuro la caja escénica del teatro a través de una estructura informatiza para sustituir la actual maquinaria que aún funciona con cuerdas. Para este último proyecto, no obstante, aún no hay fechas previstas por lo que quizá no se podrían llevar a cabo en la actual legislatura municipal.

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