Es el hombre comodín de Telecinco. El presentador incombustible que lleva ya 21 años delante de las cámaras. No le basta con asomarse durante horas y casi diariamente a la pequeña pantalla, también ha decidido probar en el teatro. Y nada menos que en el género musical. Este sábado, llega a Zaragoza con ‘Grandes éxitos’, un espectáculo para el que, por cierto, ya no quedan entradas.

¿Desde cuando le llamaba subirse a las tablas del teatro?

Desde hace mucho, pero no tuve el valor de hacerlo hasta que apareció Juan Carlos Rubio, el director de la obra. Me ha dado confianza. Llevaba tiempo trabajando vocalmente, pero lo más importante es confiar en el director. Además, yo tengo la suerte de poder ser productor, y cada cosa que hago está muy medida y hecha para mí. Aún así, el director sabe que yo quiero dedicarme a esto y poco a poco me va proponiendo más retos. El anterior musical (‘Iba en serio’) era un repaso a mi vida con tintes inventados. En esa ocasión, quise hacer de mí, pero no por vanidad, sino porque era lo mejor que yo podía llegar a hacer. Aunque hago de un presentador que se llama como yo, el personaje poco tiene que ver conmigo.

¿Cómo afrontó los prejuicios en torno a su carrera como actor?

Al principio fue muy complicado. Cuando estrenamos surgió una polémica absurda porque se cuestionaba si yo tenía derecho a acceder al teatro. Fue muy cutre. Pero es que al espectáculo no se le puede poner ni un pero. Juan Carlos es uno de los mejores directores de España, los músicos son de primera categoría, las luces son impactantes, los actores son estupendos...

¿Se ha planteado dejar la televisión para dedicarse al teatro en exclusiva?

No. Yo soy lo que soy en el teatro gracias a la tele. Ahora bien, hay muchísima gente que va por primera vez al teatro porque viene a verme. Eso me produce muchísimo orgullo. También habrá gente que venga a rastras porque le obligue su pareja o su mujer, pero es una satisfacción enorme. La respuesta del público está siendo brutal. No hay cosa más emocionante, porque lo he visto, que ver a la gente llorar de la risa. Conseguir eso me alegra muchísimo.

¿Cree que el público que va a esta obra lo hace porque ya es fan suyo?

Yo tengo claro que viene muchísima gente al calor de la popularidad, pero también sabía que el espectáculo tenía que estar a la altura de las expectativas. No quería que pensaran que me estaba aprovechando de mi fama para entrar al teatro. Vamos con cuatro músicos en directo y cuatro actores. Es una producción importante, somos ocho artistas en escena.

¿Y está satisfecho con el éxito que está teniendo?

Estoy feliz. Esta gira nos llevó a Valencia, donde colgamos el cartel de ‘No hay entradas’, volveremos a Barcelona, porque fue fenomenal... En Zaragoza, por ejemplo, nos fue muy bien con la anterior.

‘Sálvame’, ‘Sábado deluxe’, ‘Gran Hermano VIP’, ‘Supervivientes’ hasta el pasado junio y ahora una gira teatral. ¿Cómo lo hace?

Utilizando muchísimo el tiempo de descanso. El día que tengo que grabar ‘Gran Hermano VIP’ me guardo todo el día para mis cosas. Aunque tiene sus inconvenientes, porque aunque vuelva a las dos de la madrugada a mi casa, al día siguiente tengo que levantarme a una hora normal para ocupar la jornada.

¿Y qué hace cuando para?

Mucho deporte, leer, darme un masaje... y luego prepararme para el programa que tenga. Yo entiendo que llevo una vida extraña y a mucha gente puede parecerle un horror. Este domingo estábamos trabajando toda la compañía y hablamos sobre lo complicado que es establecer relaciones con gente que tiene un trabajo y unos horarios normales.

¿La televisión que hace es la que quería hacer?

Cada vez más. Me gusta la televisión de entretenimiento, creo que es la televisión más honesta.

¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo se consigue hacer lo que realmente quieres hacer?

Depende de muchísimos factores, no solo de uno mismo. No tiene mucho que ver con que te consideres muy bueno o no. Que la personalidad encaje, que te compren... Tienes que ser tú mismo.

¿Cree que cambió el mundo de la crónica social en la televisión? Los famosos ya no son como eran antes...

Es que ya nadie se creería lo que había antes. Todos somos menos crédulos. Al final lo que buscas como espectador es que no te engañen, ese mundo edulcorado era insoportable.

¿Cómo le gustaría que fuera recordado ‘Sálvame’?

Como un programa de acompañamiento. No aspiro a más. En la televisión parece que tienes poca relación con el público, pero en el teatro te cuentan historias muy impactantes. Hay gente que no tiene a nadie más que a la televisión. La televisión puede ayudar a paliar la soledad.

Si decidiera dejar la televisión por el teatro, ¿a quién le gustaría ver como sucesor?

Tengo muy claro que el día que deje la tele, la dejo para siempre, así que no pienso en eso. Quiero ser yo el que la deje, pero no creo que luego esté yendo y viniendo. No me gustaría ser el Aznar de la televisión.