Alfonso Vicente-Gella: "En los 80 a veces Zaragoza hacía pensar en Woodstock"

Su nombre artístico es Pux y a la vez da nombre a una banda que publica ‘Los restos del disfraz’, un álbum pop de 8 canciones de amor y desamor.

Alfonso Vicente-Gella publica 'Los restos del disfraz'.
Alfonso Vicente-Gella publica 'Los restos del disfraz'.
Guillermo Mestre

¿Desde cuándo le interesa la música?

Desde toda la vida.

¡Hombre!

Sí, sí. En los años 80, en Marianistas, estudiaba con Enrique Bunbury y con Juan Aguirre, de Amaral, y ya escribía canciones. Toqué en un grupo que se llamaba Buenos Modales, y viví el esplendor del rock de los años 80. Toda aquella movida de Zaragoza a veces hacía pensar en Woodstock. Me decía que componía para mí mismo, que era una cosa privada. Era como un autoengaño.

Disculpe. ¿Estudió con Bunbury?

Sí. Recuerdo que parecía un chico tímido, y quizá lo fuera, pero lo elegíamos delegado de clase. Se enfrentaba a los profesores cuando hacía falta y defendía a los compañeros. Entonces ya era un líder, le gustaba el rock duro y tocaba la batería.

¿Cómo era Juan Aguirre?

Igualmente tímido. Iba siempre de negro y participaba menos de la vida estudiantil.

Hablaba usted del autoengaño.

Sí. Durante muchos años me negué la pasión por la música, el gusto por escribir canciones y componerlas. Estudié Derecho, y ahora trabajo en una oficina hasta las tres. Me quedaba tiempo; a partir de los 40 decidí recuperar algo que amo. Ya no quiero dejar la música nunca más.

¿Qué hizo?

Entre otras cosas, grabé, con distintos músicos, mi primer disco: ‘Ya no tiene remedio’ en 2014. Y ahora, sale el segundo.

Perdón. Estoy un poco confundido. ¿Cómo se titula el álbum: ‘Pux’ o ‘Los restos del disfraz’?

Ja, ja, ja. Pux es como me llaman a mí desde hace muchos años. Me puso ese nombre la novia de un amigo, y desde entonces soy Pux, un apodo que incluso me gusta. El disco se titula ‘Los restos del disfraz’ y lo hemos trabajado Ricardo Pérez y yo. Yo he compuesto las canciones, y toco la guitarra y el bajo, como él, pero es un disco de los dos, con Fernando Font, Nacho Flores, Mariano García, David Molinero y Belén Estaje. Creo que Ricardo asume generosamente el proyecto Pux.

De acuerdo. Usted es sobrino de la poeta, ya fallecida, Pilar Vicente-Gella. ¿Qué le debe, cómo le marcó?

No lo sabría decir muy bien, pero es de mis familiares el único con inquietudes artísticas. Ha sido importante.

Hace algún tiempo usted hizo una canción y un vídeo: ‘Marcela en su barra de bar’; era sobre la tolerancia, la convivencia, la libertad. ¿Va por ahí el álbum?

No, no. Esa canción, de ecos latinos, fue un verso suelto. Algo especial que hicimos con mucho entusiasmo. El vídeo agradó y se divulgó. Al principio yo no sabía nada de esto, pero he aprendido. Y me gusta mucho todo el mundo de las redes sociales. Tengo un espíritu de colaboración amateur, de convivencia, de llamada. Ahora acabamos de hacer otro vídeo.

¿De qué tema?

‘Tres minutos más’. Es un homenaje al vinilo y a la fuerza del rock y de la música. Cuenta la historia de un joven abatido, desesperado, al que una canción de un roquero amado le salva la vida. Creo que con nuestra generación se mueren un poco los discos y los CD. Todo está en internet, y ¿a quién le interesa un disco?

¿De qué escribe usted?

Como el 80% de las canciones, escribo de amor y desamor, de relaciones humanas. Cuido los textos, pero no soy un cantautor ni un poeta. He aprendido que a veces con menos se da más. Huyo de la afectación y el barroquismo.

¿Tiene maestros?

Este es un disco de pop y de tonos medios. De entrada, sin duda, mis maestros son Los Beatles. Y luego The Kinks y The Who. Mi canción preferida es ‘Waterloo Sunset’, por decirle una. Y de los nuestros me impresiona Cuti Vericad: es un musicazo, talentoso, con carisma, un auténtico animal escénico capaz de cantar 41 canciones de Elvis Presley como acaba de hacer en Las Armas. Interpreta de manera genial y sabe presentar muy bien las canciones. No conozco nada igual.

¿Y usted?

Ahí voy, a mi ritmo. Con ganas de contar historias. El álbum lo hemos grabado en el estudio Séptimo Cielo de Chechu Martínez, sin prisa, a lo largo de 2017 y lo presentaremos el 7 de septiembre. Ese sosiego fue muy estimulante para mí y para todos.

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