Ángel Martínez: "Los pueblos se reivindican y dignifican a través de su folklore"

Maestro jotero y apasionado defensor del folklore aragonés, dirige el Encuentro Internacional de Folklore Ciudad de Zaragoza, que empieza mañana.

Ángel Martínez es el responsable del festival Eifolk.
Ángel Martínez es el responsable del festival Eifolk.
Aránzazu Navarro

Mañana comienza el Encuentro Internacional de Folklore Ciudad de Zaragoza, Eifolk ¿Cuántas ediciones van ya?

Este año celebramos la edición número 27, pero llevamos más años, ya que al principio el festival era bienal. En total han sido 32 años.

Pocos festivales pueden presumir de tal longevidad.

Y todavía es mayor orgullo contar con el reconocimiento Cioff Mundial de la Unesco, el más elevado de los certámenes artísticos de este tipo. Ahora son los gobiernos los que nos llaman para ofrecernos sus grupos.

¿Quiénes nos visitan este año?

Son siempre 12 grupos: seis internacionales, tres nacionales y otros tres aragoneses. Por la parte internacional, participan grupos de Argelia, Argentina, Bashkiria, Bolivia, Panamá y Tailandia. Por la parte de España, hemos bautizado el programa como ‘Entre dos mares’, con grupos en ese trecho entre el Cantábrico y el Mediterráneo y grupos de País Vasco, Cataluña y Valencia.

Y también hay representación aragonesa.

Sí, por Aragón, está la Escuela de Folklore, el grupo de recuperación y recreación folklórica La Redolada y la agrupación Raíces de Aragón.

Han pasado 32 años, ahora viajamos más, tenemos acceso a vídeos de todo el mundo... ¿Aún resulta exótico ver el folklore de otros países?

Siempre. Y es más, resulta ahora todavía más necesario. Porque esas mismas nacionalidades conviven ahora entre nosotros: tenemos vecinos argelinos, rumanos, marroquíes, chinos..., pero apenas conocemos su cultura. Y los pueblos se dignifican y reivindican a través de su folklore.

¿Sobrevivirán esas tradiciones a la globalización?

Estoy seguro de que sí. De hecho, ya lo están haciendo, los pueblos están conectados pero en cada lugar se respetan cada vez más las costumbres y se muestran con orgullo a los visitantes.

¿Goza el folklore aragonés de buena salud?

Sí. Hemos aprendido a quererlo y a respetarlo. Hace unos años si un niño quería bailar la jota recibía las burlas de sus compañeros. Ahora, ya no es raro verlo. Aunque todavía nos queda camino por recorrer...

¿A qué se refiere?

Son muchos los niños que bailan la jota, pero los perdemos entre los 12 y 14 años. No sucede lo mismo con el aprendizaje de instrumento o con las clases de canto. El baile no goza de tantos apoyos como parece.

¿Qué se echa en falta?

Más implicación por parte de las administraciones. Ahora mismo gozan de más apoyo los dulzaineros, los instrumentistas... Sería buena idea, por ejemplo, que la jota sea una asignatura optativa en las escuelas.

En su festival, además, hay talleres para aprender bailes de los grupos invitados.

La actividad ‘Ven a bailar con nosotros’ fue creada en Eifolk hace años, y ahora la copian otras muestras de folklore. Es una actividad abierta al público, donde cualquiera puede venir y conocer los diferentes bailes y cantes. Será el domingo día 2 de septiembre a las 12.00 detrás de la Lonja.

A lo largo de estas 27 ediciones han participado más de 200 grupos de 80 países. ¿Qué imagen se llevan de nuestra tierra?

Muy positiva, por el recibimiento tan cálido, con ese desfile. Y se asombran de un escenario como es la Sala Mozart, en el Auditorio, donde se celebrarán las actuaciones el viernes 31 y sábado 1 a las 20.15 y el domingo a las 19.00. Que el folklore acceda a ese escenario es una larga reivindicación.

¿Quiere decir que no ha recibido la consideración que merecía tiempo atrás?

Digamos que se ha considerado un arte menor, cuando lo cierto es que es fuente de todas las artes. Ahí está el baile, el canto, la literatura, la artesanía, la gastronomía... Folklore significa ‘cultura popular’ y es nuestro patrimonio.

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