¿Quién se esconde tras las ramas?

En un paseo podemos leer huellas, rastros y señales que dejan los animales en sotos y bosques. Están ahí, aunque no los veamos

Rastro de un castor en un soto de Las Fuentes (Zaragoza). Los castores cortan árboles de la ribera, excepto el aliso y el tamariz. Aparecen marcas en los troncos en las zonas donde se mueven.
¿Quién se esconde tras las ramas?
BENJAMÍN SANZ

Dice el naturalista José Vicente Turón que no hay que irse muy lejos para descubrir huellas y rastros de pequeños mamíferos. «En una ribera del río, por ejemplo el Ebro o el Gállego, hay rastro de lo que allí habita. En Zaragoza, por ejemplo, abunda el ratón, ya sea de campo, moruno o casero, pero también la rastra campestre, la de alcantarilla..., y el lirón careto o el topillo mediterráneo. Ya en zonas más húmedas habitaría el ratón de collar, las musarañas de dientes rojos...». Turón ha escrito junto al también naturalista Benjamín Sanz la ‘Guía de mamíferos terrestres’ (Editorial Prames), en la que explican dónde habitan, cómo viven y qué rastros dejan.

Algunas de esas pistas son fáciles y otras tan complicadas que requieren muchos años de experiencia. «Pero las hay sencillas, por ejemplo si atendemos a los excrementos o a las marcas de los árboles», señala Sanz. «En el primer caso, podemos saber si hay zorros o nutrias en el lugar mirando simplemente si han dejado sus heces a la vista. Son mamíferos muy territoriales; el zorro deja esa señal en sendas y caminos, encima de piedras, de troncos o de la hierba. En el caso de la nutria, elige también lugares muy llamativos junto al cauce del río. Debajo de un puente, por ejemplo, en una roca de la orilla. Y se sabe que es de nutria porque son amalgamas de restos de pescado o de cangrejo».

Dejan marcas en los árboles

En el paseo, no solo hay que fijarse en los restos orgánicos de los animales, también en las marcas que pueden dejar. «Las huellas son difíciles, hay que conocer muy bien qué animales hay en la zona y después tener conocimiento de qué tipo de huellas pueden dejar. Resulta más sencillo, por ejemplo, buscar marcas en el tronco del árbol -propone Benjamín Sanz-. En el caso del corzo, araña la corteza con los cuernos y se ve a media altura. Si lo que distinguimos son dentelladas más abajo, donde falte corteza y además se hayan dejado restos de barro, será que ha pasado por allí un jabalí».

En los sotos de una ciudad como Zaragoza podemos encontrar zorros, nutrias, garduñas, jinetas, erizos, comadrejas... «Hay más mamíferos de los que creemos, lo que pasa es que salen por la noche y no los vemos. Algunos de ellos no solo ocupan los sotos, también se mueven por la estepa, como el zorro. Y se han tenido que cazar jabalíes dentro del casco urbano, por ejemplo en la avenida de los Pirineos o en el parque del antiguo canódromo», dice Sanz. «Hay más vida a nuestro alrededor de la que creemos».

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