El renacer de la foto analógica

El carrete y las instantáneas en papel están viviendo ahora un nuevo despertar, en plena era digital, que muy pocos se habían atrevido a predecir.

Una de las actividades decorativas que está más de moda: colgar fotografías con pinzas.
Una de las actividades decorativas que está más de moda: colgar fotografías con pinzas.
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La fotografía está cambiando y llevamos años hablando sobre lo digital, internet, Instagram, Twitter, lo ‘trendy’ o lo ‘cool’. Sobre cómo subir fotografías a las redes sociales, qué filtros emplear y qué pie de foto ingenioso escribir. Parece que si no se emplea la última tecnología, lo hecho no será bien comunicado y, por tanto, no existirá: se perderá en el inmenso océano de información al que cualquiera puede acceder desde el teléfono móvil.

Sin embargo, resulta que cada vez son más los jóvenes que, contra todo pronóstico, se están acercando al mundo de la fotografía analógica, especialmente en cuanto al revelado de las fotos realizadas con sus móviles. Robert González, director de márquetin de Fotoprix, explica que "desde la aparición de los ‘smartphones’ las fotos que toma el usuario se han incrementado exponencialmente y nuestros servicios ‘online’ de impresión también han visto este incremento". Los álbumes son los otros grandes beneficiados: "Actualmente volvemos a experimentar un aumento en la demanda de álbumes o fotolibros tanto ‘online’ como desde las tiendas, si bien el incremento se debe sobre todo al tipo de álbum de gama media/alta, con un perfil de cliente que busca calidad fotográfica de impresión".

Las fotografías en papel ganan valor al guardarlas, clasificarlas y volverlas a ver años después. También son objeto de un cariño suplementario respecto a los píxeles. Una de las jóvenes que ha abrazado esta tendencia es la zaragozana Marta Parra, que decora las paredes de su habitación con instantáneas en papel y ha elaborado varios álbumes: "Siempre puedo mirar mis fotos en el ordenador, pero cuando las imprimo es algo distinto. Si las tengo en papel, son un recuerdo físico mucho más valioso".

Lo más retro: la cámara

Hay quien va más allá y se decide a comprar una cámara analógica. En este caso, se busca no solo el poder guardar las imágenes sino también sensaciones que ya parecían formar parte del pasado como ser conscientes de que los intentos al apretar el disparador son limitados, la ilusionada espera para recoger las fotos tras el revelado, y el consiguiente orgullo o decepción en función de cuánto se haya acertado. La prueba de que ya son más de tres nostálgicos los que han vuelto a la fotografía analógica es que los grandes distribuidores han vuelto a vender carretes.

Las cámaras que el mercado estuvo a punto de retirar definitivamente están volviendo, pero de entre todas ellas hay una que se sienta en el trono, ya que sus ventas no paran de subir: la Polaroid. "Con una Polaroid solo tienes una oportunidad, haces una foto, la cámara la revela y ya no se repite. Ese momento ya no vuelve. Más que captar un momento, estás creando un recuerdo", afirma Parra.

No es la única que piensa así, ya que las cámaras que permiten imprimir instantáneamente las fotografías incrementaron sus ventas un 166% en 2016, salvando a Polaroid de la bancarrota que planeó sobre la marca durante la década pasada.

Uno de los aspectos paradójicos de este renacer de este tipo de cámaras es su imbricación con el mundo digital, precisamente con el objetivo de atraer al público joven. Polaroid ha conseguido hacerlo mediante su última gama de cámaras, que permite, por ejemplo, guardar también las fotografías en un archivo digital o aplicarles una serie de filtros antes de revelarlas.

Instagram es un testigo privilegiado de este movimiento. Algunos usuarios se están dedicando a realizar fotografías con una cámara analógica, revelarlas, escanearlas, subirlas a esta red social y titularlas con la etiqueta?#FilmIsNotDead (#ElCarreteNoEstáMuerto). Con esta etiqueta ya se han registrado más de ocho millones de fotografías de todo el mundo. Fotografías con grano, mal encuadradas o incluso quemadas que, a pesar de sus defectos –o puede que gracias a ellos–, acumulan miles de ‘me gusta’.

La fotografía digital seguirá reinando, pero algunos y algunas han decidido deshacer el camino y volver al papel. Quién iba a decir que el revelar fotografías, guardarlas en álbumes y volver a verlas años después, iba a ser rescatado por los más jóvenes.

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