Dani Clemente 'Franco Deterioro': "Este mundo es un vodevil, pero ¡qué me sé yo!"

Compone, canta, toca la batería y colabora con otros músicos y grupos de teatro como El Silbo. Publica ‘No hay quinto malo’ (Misellable Record).

"Trabajo y sueño con seguir haciéndolo", dice Dani.
"Trabajo y sueño con seguir haciéndolo", dice Dani.
José Miguel Marco

"A ver cómo se lo digo: como ciudadano soy Dani Clemente, nací en San Sadurní de Noya en 1966, hijo de un maestro aragonés de La Cerollera, que ejerció en Alloza, Calaceite y Robres, entre otros lugares, y de una mujer de Robres, y soy Dani Clemente cuando toco como percusionista con otros. Cuando hago mis discos, soy Franco Deterioro, y nací como tal en 2006. Y ahora, publico mi quinto álbum: ‘No hay quinto malo’", dice el músico.

¿Por qué canta?

Un poco por azar y porque he descubierto que me gusta mucho, que me produce placer. Yo formé parte de un grupo de once musicazos y yo, Quién Son?; hacíamos música bailable, que me apasiona. Nos quedamos sin vocalista y me planteé la osadía de cantar yo.

¿Qué pasó?

Durante dos años estudié los secretos de la voz, la mía en particular, y en septiembre de 2000 le pasé una grabación a David Grima, y él y otros compañeros, entre ellos José Luis Seguer ‘Fletes’, me dieron permiso para cantar. Y ahí sigo. Quién Son? ha desaparecido ya, pero he encontrado grabaciones en directo y querría publicar un disco con esa obra.

¿Qué es lo suyo: la rumba, la canción de autor, el mestizaje...?

De todo un poco. La rumba, por supuesto. Me interesan Peret, los Amaya, los Flores y el Pescaílla. Viví un tiempo en Barcelona, pero no tuve éxito alguno. Y volví a Zaragoza, donde llevó ya más de 40 años. Me interesa mucho la canción de autor, aunque con una clave: yo no quiero hacer canción protesta explícita, sino sugerida, que abra paso a la imaginación y a las metáforas. Y también me atrae el rock, claro. ‘No hay quinto malo’ tiene bastante de rock.

Usted mezcla el humor, la transgresión y la burla. ¿Qué le incomoda?

La primera canción se titula: ‘Considera’. Este mundo es un vodevil, pero ¡qué me sé yo! ¡Hay tantas cosas! No soy ni un político ni un teórico ni un rebelde; de hecho una de mis canciones del disco se llama ‘Veo mucho radical’. Más bien, me gusta decir cosas, expresar sensaciones. En mis letras creo que hay dos líneas: la sentida, directa, más sentimental, y el guaracho (canción popular que acompaña la guaracha, de tema generalmente picaresco o satírico, según la RAE), canción de los dobles sentidos, la de paradoja, la de la broma, de ironía...

¿Qué le debe a Brassens, a Krahe y a Albert Pla?

A Brassens lo conozco muy poco. Lo toqué cuando acompañaba a Carlos Malicia como percusionista. De Javier Krahe me impactó mucho el disco de ‘La mandrágora’. De entrada no formó parte de mi formación, pero con el paso del tiempo veo que me identifico mucho con sus letras y con su forma de ser.

¿Y Pla?

¿Josep, el escritor? Es broma. Albert Pla me gustó mucho durante un tiempo. Lo seguí en sus primeros discos. Lo oí en Garrapinillos, en circunstancias nada fáciles, y las resolvió bien. Tiene buenas canciones. A mí me han marcado más los cubanos, estuve trece meses en tres épocas en Cuba, Rubén Blades y Van Van.

¿La orquesta cubana?

Exacto. La vi en Robres, el pueblo de mi madre, cuando tenía 11 años y no la he podido olvidar. Aquel concierto marca una vida, aunque yo siempre he sentido la llamada de la música. A los 3 años dije que quería ser director de orquesta; luego toqué la batería con Quién Son?, que es una modesta forma de dirigir.

Aún me sigo preguntando quién es usted.

Quédese con esto: "Franco Deterioro es un músico y un tipo que disfruta con la construcción de sus sueños, esencialmente de música, y que ha tenido la suerte de que algunos de ellos se hayan hecho realidad". ¿Le sirve?

Sigamos. En el disco hay una versión de ‘Hay que vivir’ de Joan Baptista Humet. ¿Es su lema?

Es una canción hermosísima, un ‘hit’ de hace 30 años, y a la vez reivindicativa. Un texto precioso. Y sí, en cierto modo es un lema.

¿Cómo vive un músico como usted?

Como puedo. Este año tengo cuatro ‘noes’. Soy un superviviente y necesito comer, pero todo tiene un límite. Hay ofertas ridículas. En algunas salas de Barcelona, pagan 35 euros por actuación. Sí tocaré en la Diada de la Rumba.

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