¿Quién se acuerda del Frigurón?

Hubo helados que marcaron la infancia de muchos aragoneses y que ya no existen. El Capitán Cola, el Frigodedo, el Mikoboy y el desaparecido polo con forma de tiburón

El frigurón, helado con forma de tiburón
¿Quién se acuerda del Frigurón?
HERALDO

"El Frigodedo podría parecer un producto disparatado, pero detrás hay un complejo proceso tecnológico. El departamento de ingenieros nos contó que había localizado una empresa italiana que era capaz de fabricar moldes tridimensionales. Aquello nos permitía superar las formas lisas de los polos precedentes". Así recordaba hace unos años en una entrevista uno de los responsables de la empresa Frigo la creación del famoso Frigodedo. Se trata de Juan Villañonga, que empezó a trabajar para la firma de helados en 1976 y que asistió a la creación de propuestas ya desaparecidas pero que marcaron a toda una generación, como el Frigodedo (1980), el Capitán Cola (1980), el Frigurón (1983) o el ‘Boomy’ (1991).

El reto era captar la atención de los niños y conseguir que sus escasas 25 o 30 pesetas fueran a parar a una marca en concreto, y no a la competencia. Porque si Frigo tenía todas esas novedades y no dudaba incluso en lanzarse al ‘canibalismo’ –tras el Frigodedo surgió el Frigopié en 1983), estaban también helados Miko, con la Mikobruja o el Mikoboy, así como helados Camy, con su Colajet y su Fantasma. Por cierto, que los niños de los 80 se llevaban tremendas sorpresas cuando cruzaban la frontera y descubrían que la marca española tenía productos diferentes e incluso distintos nombres. ¿Un ejemplo?Frigo se llamaba Olá en Portugal, Algida en Italia o Lagnese en Alemania. La marca vende actualmente en 34 países. Y helados de la Frigo española, como Twister, Vienetta (antes Contesa) o la Tarta Whisky también se venden en otros país. Los más populares de su historia no han sido los añorados Frigodedo o Capitán Cola, sino el Súper Almendrado y el Drácula. Este último se comercializa desde 1976.

Un reto técnico

Según desvelaba Villañonga, proyectos como ‘Boomy’ fracasaron «por una cuestión técnica: construir una reproducción tan exacta y en miniatura de tres frutas requería unas máquinas demasiado lentas para una producción masiva». Otros se dejaron de vender por razones obvias: en 1991 la empresa sacó un helado con estrabismo, cuyo nombre era Strabik, o el Tubitabi, con forma de dentífrico. En el caso de Miko, son muchos los que ya no están, pero se recuerdan a los que tenían forma de bruja, de niño, de seta... Hubo un tiempo en el que parecía que todo podría ser susceptible de convertirse en polo.

Por cierto, que en esta pieza de pura nostalgia no puede faltar una mención a los famosos Popeye, el helado de los que tenían poco dinero:valían solo 15 pesetas. Y despertaban recelo entre las madres, que decían eso de «de hielo no, que está muy frío».

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